Perspectiva
Ciudadana
Gobierno
calla al obispo y la violencia sigue imparable
José
Alberto Morales
Y
de repente calló el obispo de la diócesis Chilpancingo – Chilapa, Salvador
Rangel Mendoza. El religioso solo declaró a los medios masivos de comunicación
lo que es un secreto a voces en el estado de Guerrero; la complicidad que
existe entre los tres niveles de gobierno con grupos de la delincuencia
organizada.
El
obispo se fue contra el gobierno estatal priísta; la revista nacional Proceso
publicó que el religioso acusó que “el gobierno de Héctor Astudillo Flores
pactó con el narco en algunas regiones de la entidad, pero que la violencia no
cesa porque en el fondo hay cierta repartición de dividendos entre ambos”.
Lo
dicho por el obispo no preocupó al mandatario estatal, quien solo se limitó a
decir que no creía lo manejado en los medios de comunicación y que le parecía
que las declaraciones hechas por el religioso habían sido tergiversadas por los
reporteros.
En
Guerrero, hasta la fecha - después de esas declaraciones - no existe autoridad
alguna que se manifieste a favor de realizar una investigación por los dichos
del obispo y cómo lo van hacer si a los poderes judicial y legislativo los
maneja a su antojo el gobierno estatal del PRI.
Hay
que destacar la valentía del obispo al denunciar públicamente los pactos del
gobierno con delincuentes, que aunque en la entidad es un secreto a voces
siempre es necesario que haya gente que lo diga y más tratándose de un líder de
uno de los poderes fácticos en el país.
El
religioso sabe mucho de estas relaciones gobierno – criminales, puesto que
viene del estado de Michoacán donde había una estrecha relación de autoridades
con el grupo delincuencial Los Caballeros Templarios, liderados por Servando
Gómez Martínez, La Tuta, acercamiento que obligó al entonces gobernador priísta
Fausto Vallejo pedir licencia al cargo.
El
silencio del obispo Salvador Rangel se debe a un pacto que realizó con el
estado a través del intolerante a la crítica periodística, el “flamante”
Secretario General de Gobierno, Florencio Salazar Adame; con esta “tregua” los
que salen perdiendo son los guerrerenses, porque es un claro mensaje a la
población de que nadie puede hacer señalamientos contra el estado.
Al
obispo se le debe agradecer su valentía de ridiculizar a las autoridades de los
tres niveles de gobierno, pero también se le tiene que reclamar el que haya
accedido a callarse porque su silencio no ayudará para que frene la violencia,
al contrario, incrementará debido a que ya no hay voces que desenmascaren la
relación gobierno – criminales.
Y
el aumento de la violencia es preocupante pues han incrementado los asesinatos
de civiles que nada tienen que ver con la violencia y hasta alcanzó al político
Demetrio Saldívar Gómez, que se desempeñaba como Secretario General del Comité
Directivo Estatal del PRD.
Nos
leemos mañana, mientras el Secretario General de Gobierno, Florencio Salazar
Adame, no le está ayudando en nada a Héctor Astudillo y ya es necesario un
cambio en esa área importantísima, pues con el asesinato del Secretario General
del Comité Directivo Estatal del PRD, Demetrio Saldívar Gómez, declaró que es
culpa de los dos gobiernos perredistas y resaltó que los perredistas no tienen
cara para reclamos. moralessantosjosealberto@gmail.com
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