*Se
entregaron concesiones a verdaderos trabajadores del volante
Por
Armando Patrón
Chilpancingo,
Gro.- Las violentas protestas de la CETIG, un grupúsculo transportista son
absolutamente reprobables, debido a que
sólo buscan satisfacer intereses de líderes que han usufructuado los derechos
de los auténticos trabajadores. Las heridas infringidas a un fotógrafo es un
atentado a la libertad de expresión y el derecho de la información.
Y
es que por vez primera la Dirección de Transportes encabezada por Juan Larequi
Radilla, entregó personalmente las órdenes de pago de las concesiones a los
verdaderos trabajadores del volante, y no a los líderes de las diferentes
organizaciones que entrega tras entrega exigían importantes cantidades de
dinero a los futuros permisionarios.
Parte
de ese dinero iba a parar a las autoridades en turno y a los líderes de
transportistas. Pero ahora no hubo intermediarios. La entrega de concesiones se
realizó hasta ahora debido a que en la última asamblea de transportistas
realizada hace ya dos años, los líderes de transportistas azuzaron a sus
seguidores, lo que provocó una trifulca entre los trabajadores del volante, por
lo que el gobierno suspendió la entrega.
Ahora
después de más de diez años de la última entrega de las concesiones, la
Dirección de Transportes hizo la entrega de las órdenes de pago a los
transportistas personalmente, es decir, se les citó uno a uno para que
recibieran sus papeles que los acreditaban como permisionarios. Esta vez no
hubo negociación con los líderes que entrega tras entrega se quedaban con una o
dos concesiones y las demás las entregaba n a sus agremiados.
Podemos
decir que esta vez se les hizo justicia a los verdaderos trabajadores del
volante, y a decir de algunos de ellos, ahora sin haber entregado un solo
centavo, se les hizo justicia. “La Dirección de Transportes actuó lo más
humanamente posible”, señalaron.
El
Conflicto entre las diferentes organizaciones de taxistas en Chilpancingo, ha
sido provocado por líderes que han obtenido dinero a manos llenas, que han
engañado a sus agremiados y que han obtenido prebendas de ellos, por lo que en
la capital existen más de 30 organizaciones que buscan hacerse de una concesión
para sus agremiados.
El
malestar de algunas organizaciones como la CETIG y otras se debe a que los
líderes estaban acostumbrados a obtener prebendas, que utilizaban y siguen
utilizando a sus agremiados como carne de cañón y que ahora se han tornado en
agrupaciones violentas con grupos de porros que tienen uno o dos años como
trabajadores del servicio público.
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