viernes, 17 de enero de 2025

CIPOG-EZ exige justicia a cinco años de la masacre ocurrida en Mexcalcingo, municipio de Chilapa deÁlvarez


 Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional #Pronunciamiento #organization 

*Al Congreso Nacional Indígena

*Al Concejo Indígena de Gobierno

*A los Organismos de Derechos Humanos Nacionales e Internacionales

Al Pueblo de México

*A los Medios Libres y Autónomos


Hermanos y Hermanas:

Hoy, 17 de enero, se cumplen cinco años de la masacre ocurrida en Mexcalcingo, Chilapa de

Álvarez, Guerrero, donde diez de nuestros compañeros y compañeras del Concejo Indígena y

Popular de Guerrero – Emiliano Zapata (CIPOG-EZ) fueron brutalmente asesinados,

torturados y calcinados por el grupo narco-paramilitar “Los Ardillos”. Ellos se dirigían a la

comunidad de Alcozacán para tocar en Tlayelpan como parte del grupo musical “Sensación”.

Entre las víctimas, se encontraba un menor de apenas 15 años.

Esta masacre no fue un hecho aislado, sino parte de una historia de violencia y exterminio

sistemático que nuestros pueblos indígenas de Guerrero han sufrido a manos de estos grupos

narco-paramilitares que están coludidos y protegidos por los presidentes municipales de

Quechultenango, Colotlipa, Tixtla, Chilpancingo, Tierra Colorada, Chilapa de Alvarez, Atlixtac,

Zitlala, Acatepec, Ayutla de Los Libres, Tecoanapa y que tienen controlados los policías

municipales, ministeriales, estatales, Ejército, Marina y Guardia Nacional, así como funcionarios

públicos de los tres niveles de gobierno, cual sea el color del partido.

Cinco años después, seguimos sin justicia. La Fiscalía del Estado no ha investigado

adecuadamente este crimen ni ha detenido a los responsables, a pesar de que conocen sus

identidades y los lugares en los que viven y operan. Los líderes de “Los Ardillos”, Celso Ortega

Jiménez y su hermano Bernardo Ortega Jiménez, siguen libres, mientras la violencia continúa

imparable en nuestra región. Balaceras, emboscadas, atentados, asaltos, extorsiones,

desapariciones, cobro de piso, trata de personas y tortura son una constante. Las víctimas de

este terror incluyen a defensores de derechos humanos, periodistas, transportistas,

comerciantes, maestros, estudiantes, mujeres y niños. La droga ya ha invadido también las

comunidades de la Montaña Alta, como Cochoapa, Metlatónoc, Tlapa y Olinalá, envenenando a

nuestros hijos, mientras la ola de inseguridad sigue arrasando nuestros pueblos.

En la Costa Chica, nuestros hermanos y hermanas afros e indígenas de San Luis Acatlán,

Acapulco, Pinotepa Nacional y Marquelia sufren diariamente extorsiones, desapariciones,

asesinatos y asaltos perpetrados por otros grupos narco-paramilitares. Los crímenes son

constantes y las autoridades municipales los encubren. Ya no es seguro transitar por la

carretera. La presencia de la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina en la zona es pura

simulación, ya que los narco-paramilitares siguen operando libremente, controlando el territorio

como si fueran los dueños. Todo esto lo sabemos bien en los pueblos de Guerrero. ¿Hasta

cuándo dejaremos que nuestros pueblos sigan siendo aterrorizados por la violencia y limpunidad? ¿Hasta cuándo permitiremos que las autoridades sigan ignorando nuestro

sufrimiento?

El ataque del 17 enero de 2020 no solo arrebató diez vidas, sino que dejó a ocho viudas y a 23

niños sin padres. Fue un acto diseñado para sembrar terror, para que dejáramos de

organizarnos como pueblos, abandonáramos la defensa de nuestros territorios, nuestros usos y

costumbres, nuestro sistema de seguridad propia, y nuestro proyecto de autonomía, para que

pudieran saquear nuestros territorios y despojarnos de lo que nuestros antepasados lucharon

por preservar. Es por esto que el CIPOG-EZ y la CRAC-PF han sido blanco constante de

estos grupos narco-paramilitares. Desde 2015, 63 de nuestros compañeros y

compañeras han sido asesinados y 22 han sido desaparecidos.

Ahora que la presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora Evelyn Salgado Pineda recorren

nuestro estado de Guerrero y hablan de seguridad y justicia en sus ruedas de prensa, les

decimos: ¿Cómo pueden hablar de justicia cuando no han resuelto ninguna de las

injusticias que hemos sufrido? Más bien, han permitido que el terror y la violencia se

expanden en nuestro Estado. Que sepan que nuestra demanda histórica como pueblos

indígenas y afrodescendientes no se paga con migajas, discursos y promesas vacías. Con

esas migajas no regresan nuestros hijos, padres, madres, hermanos y hermanas que han

sido asesinados o desaparecidos. Si quieren hablar de justicia, que lo hagan frente a los

niños que quedaron sin padres hace cinco años y que, hasta el día de hoy, siguen esperando

que los asesinos enfrenten la justicia. Usted, presidenta, va y viene. Nosotros seguimos

viviendo igual, atrapados en esta pesadilla que no cesa.

Recordamos los nombres de nuestros compañeros caídos, que fueron asesinados en este acto

de cobardía. Ellos no eran sólo números; eran personas con sueños, hijos, padres, esposos,

amigos:

1. José Julio Fiscaleño Hilario, 37 años, agricultor, papá de una niña.

2. Cándido Fiscaleño Hilario, 20 años, agricultor, papá de una niña.

3. Crescenciano Migueleño, 37 años, chofer, con dos hijos.

4. Israel Tolentino Ahuelican, 24 años, chofer, policía comunitario de la CRAC-PF.

5. Israel Mendoza Pasado, 15 años, estudiante, hijo único.

6. Regino Fiscaleño Chautla, 27 años, agricultor.

7. Antonio Mendoza Tolentino, 24 años, electricista, iba a ser papá.

8. Florentino Linares Jiménez, 32 años, sin hijos.

9. Juan Joaquín Ahuejote, 42 años, ingeniero de audio, con cuatro hijos.

10. Marcos Fiscaleño Baltazar, 36 años, agricultor, con seis hijos.

No olvidamos ni una sola vida. Exigimos justicia para nuestros compañeros asesinados en

Mexcalcingo y para todas las víctimas de la violencia en nuestro estado. La confianza en el

gobierno se ha perdido; ya no creemos en sus promesas ni en su capacidad de protegernos.

Exigimos que la Fiscalía del Estado cumpla con su responsabilidad y procese a los culpables,

tanto materiales como intelectuales, de estos crímenes. Es urgente desmantelar los grupos

narco-paramilitares en Guerrero y en todo el país. Si las autoridades no pueden cumplir con su deber, que renuncien, porque ya no toleramos más mentiras, complicidad e impunidad. Buscar

justicia es buscar la verdad, y si el gobierno sigue negándose a hacer su trabajo, nosotros, los

pueblos dignos que no nos vendemos, tomaremos acción para buscar una solución de justicia y

paz para nuestros pueblos.

Hacemos directamente responsable a la Presidenta Claudia Sheinbaum y a la Gobernadora del

Estado de Guerrero Evelyn Salgado por cualquier atentado contra los integrantes de las

comunidades que conforman el CIPOG-EZ y la CRAC-PF y por toda la violencia que está

pasando en Guerrero ya que se niegan a tener un diálogo con nuestros pueblos y ocultan la

inseguridad que vivimos.

Por más de 500 años, desde los Yopes, Vicente Guerrero, y aquellos que lucharon junto a

Emiliano Zapata, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y tantos otros, nuestros pueblos indígenas y

afrodescendientes de Guerrero han resistido la opresión, el despojo y la violencia sistemática.

Nuestros antepasados nos enseñaron que no nos vamos a rendir, no nos vamos a vender ni a

claudicar. Seguimos de pie, con dignidad, organizados a través de nuestras asambleas, porque

sabemos que la justicia no llegará desde arriba con palabras vacías, sino desde abajo, con la

acción de personas como nosotros, unidos y organizados.

ATENTAMENTE

POR LA RECONSTITUCIÓN INTEGRAL DE NUESTROS PUEBLOS

NUNCA MÁS UN MÉXICO SIN NOSOTROS

Concejo Indígena y Popular de Guerrero – Emiliano Zapata (CIPOG-EZ)

No hay comentarios:

Publicar un comentario