Por César González Guerrero.
Otra de las tradiciones milenarias en los pueblos del mundo es la despedida del año.
Cada año es un ciclo de esperanzas y renovación; de tristezas y alegrías; de vida y resistencia; de sobrevivencia y superación.
Durante los 365 días del año todas las personas, luchando, y con esfuerzo, alcanzan triunfos, pero también derrotas.
La adversidad y los obstáculos forman parte de lo cotidiano.
Y a pesar de todo, el ser humano sale adelante.
Nuestros abuelos y padres, nos enseñaron el camino del trabajo y el sacrificio, de la generosidad y solidaridad, el respeto y la disciplina.
Quizá por ello en las familias se encuentran generaciones talentosas y muy prestigiadas.
Cada año que termina, el 31 de diciembre, a las 12 de la noche se brinda por lo mejor, por la grandeza y los éxitos. Pero también, con toda la pena, se recuerdan a quienes ya se nos adelantaron. En su ausencia física, nos motivan a seguir adelante, unidos, y fortalecidos.
El año viejo, en cualquier punto geográfico, es una oportunidad para reunirse y renovarse.
El año viejo es, y será siempre, un periodo de experiencias, favorables o no, a las nuevas generaciones. Queda en cada quien, la responsabilidad de continuar por el buen sendero. La ruta está trazada... no desviarse es el mejor consejo.
Finalmente, y con el propósito de despedir al año viejo, este 31 de diciembre, con toda la fé se exhorta a mantener la paz y la felicidad, el exito y la amistad entre los pueblos del mundo.
Que la despedida del año viejo siga formando parte de la riqueza cultural en las familias, forjando niños y jóvenes al servicio de la patria.
A los hogares de todos los países, de México, Guerrero, Costa Chica y Copala, van nuestros mejores deseos para que en la despedida del año viejo 2024, dejemos los ingratos momentos y nos preparemos para un año nuevo, lleno de esperanza, salud y éxito.
¡¡FELIZ AÑO NUEVO 2025!!
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