lunes, 30 de noviembre de 2015

Editorial El “Sacro Estado de Guerrero”

Editorial
El “Sacro Estado de Guerrero”
Hoy hemos sido testigos de cómo la política en a Guerrero retrocedió hasta la Edad Media.
La “consagración” de un “Estado” en México no había ocurrido jamás, y en la historia del mundo hace exactamente mil 215 años, desde que en el año 800 el Papa León III, coronó en Roma, a los pies de los sepulcros de San Pedro y San Pablo a Carlo Magno, nombrándolo: “Carolo, piisimo Augusto a Deo coronato pacificio magno et pacificio imperatori vita, et vitria”  (A Carlos Augusto, coronado por Dios emperador poderoso y pacífico, larga vida  y victoria).
Mil 215 años después volvió a suceder de una manera históricamente muy diferente, pues Carlo Mago entro a Roma triunfante… y abandono Roma vencido por la Iglesia, pero aquí en Guerrero, la razón, si existe una es totalmente diferente. Aquello fue un acto político, este se da por la ausencia total de la misma.
Es la razón de un estado en crisis social y política, un estado entregado a la insuficiencia gubernamental desde hace sexenios,  donde sus gobernantes han mostrado de todo, menos capacidad y talento político para gobernar, un estado que vive sumido en la indolencia, el terror y la violencia. Alcanzando ya altos niveles de incompetencia, de falta de talento político, y a falta de ello el gobierno de Héctor Astudillo Flores, retrocede hasta la Edad Media para buscar aliados, en busca del “Santo Grial” y los encontró en la Iglesia… en la paciente Iglesia.
Institución  a la que enfrento en el siglo XIX, Benito Juárez, siendo Presidente de la República,  hoy Florencio Salazar Adame, secretario general de gobierno, al consagrar al gobierno de estado a nombre el gobernador Héctor Astudillo Flores, ante el obispo Carlos Garfias Merlos, “representante de Roma”, expresó: “Por este medio me consagro a mí mismo, a mi familia, mi gobierno y el estado de Guerrero y a todos sus empleados que están bajo mi  responsabilidad, le pido a Dios bajo la intersección del  Inmaculado Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús, que escuche y acepte mi acto de consagración, le entrego a Dios y a su divina voluntad todo lo que somos y todo lo que tenemos en el estado”…
Así con estas palabras el gobierno de Héctor Astudillo Flores, le dio una patada en el trasero a las “Leyes de Reforma”.
Profunda es la diferencia de la congruencia política y de principios entre aquel tixtleco, Ignacio Manuel Altamirano, miembro de la generación de la Reforma, y el actual tixtleco que hoy enarbola sin lugar a dudas una política de pulpito, en tanto el  liberalismo de Florencio Salazar Adame, generado y formado por su  autodidactismo,  ha caído en el profundo pozo del oscurantismo producto sin duda, de sus doce años de militancia panista.

De Evodio Velázquez Aguirre, alcalde de Acapulco, a través de su representante, Daniel Meza Loaeza, secretario general del H. Ayuntamiento de Acapulco, sólo fue parte del coro, quien ya de por sí es un “cero a la izquierda” en él gabinete de municipal. Un acólito del evento. Sólo falta ver y percibir las acciones que del Cielo mande la corte celestial, para que Guerrero salga del atolladero en que se encuentra.

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