lunes, 14 de septiembre de 2015

Víctor Aguirre Alcaide, lastre corrupto del edil de Acapulco Evodio Velázquez

Por Jeremías Marquines
Acapulco, Gro.- Se entiende que el ejercicio democrático que recién hizo el alcalde electo de Acapulco, Evodio Velásquez Aguirre, al presentar a un grupo de personas como aspirantes a ocupar algún cargo en la próxima administración municipal, fue con el objetivo de que la sociedad evalúe esas propuestas, opine y que la autoridad corrija a tiempo; quiero pensar que este ejercicio no tiene un fin impositivo como ha ocurrido con otros alcaldes que sólo dicen: “estos son los que gobernarán conmigo y la opinión de ustedes como electores no me importa”.
Considero que Evodio es consciente que los tiempos actuales de Acapulco y la quiebra política y social de su partido, el PRD, no le da mucho margen para pretender gobernar con las inercias y los lastres de siempre. También sabe que si no logra hacer un gobierno municipal absolutamente diferente y extraordinario, no tendrá pase para la siguiente elección en la que seguramente está considerando participar. Pero sobre todo, si no hace un gobierno verdaderamente honesto y transparente, un gobierno ejemplar, el PRD no tendrá ninguna oportunidad de alcanzar espacios de alta competitividad electoral. Esto quiere decir que la vida y permanencia de ese partido pasa porque Evodio haga el mejor gobierno.
En la retórica política se dice fácil: hacer un buen gobierno, y todavía, con más irresponsabilidad, los políticos hablan de honestidad, transparencia y rendición de cuentas. Todos los que han estado antes que Evodio lo han dicho y han fallado. Luis Walton, no cumplió con las expectativas de la gente; prometió mucho y cumplió casi nada. No fue lo transparente que dijo ser, ni rindió cuentas de manera creíble a la sociedad. Al final de su mandato, el gobierno municipal que le tocó dirigir es un triste caos. Con enorme irresponsabilidad dejaron hundir la administración pública del último año con el argumento de que ya no le tocaba hacer nada. Deudas, y programas cancelados arbitrariamente, como en el caso de unos jóvenes creadores a los que no les quieren pagar sus becas, resultado de una convocatoria abierta que por ley el ayuntamiento debe cumplir. Los jóvenes creadores tienen como opción recurrir a la Función Pública para demandar a los funcionarios municipales que les han causado daño por omisión e irresponsabilidad en su desempeño. Si esas irregularidades ocurren en un área de gobierno tan pequeña como lo es la dirección municipal de Cultura, lo que falta por descubrir en las Secretarías puede ser más repugnante.
Si Luis Walton con todo y que tuvo plena autonomía para nombrar y elegir a sus funcionarios, sin presiones de ningún tipo, no pudo hacer un buen gobierno, es de pensar que Evodio pueda hacerlo con el equipo de cuestionado perfil que recién presentó, resultado de presiones y acuerdos con las mafias de su partido y más allá.
El mayor error de un gobernante, en una circunstancia extraordinaria como la que le toca al nuevo edil, es designar funcionarios motivados por el simple valor de la amistad, la familia, las componendas económicas y las presiones políticas. El PRD, su partido, aún no se recupera del desastre que ocasionó un gobierno que le apostó a esas inercias y lastres. El gobierno de Ángel Aguirre así se constituyó y el resultado fue la pérdida de la gubernatura de Guerrero.
Como si no hubiese pasado nada, ahora, de nueva cuenta, funcionarios que estuvieron en el nefasto gobierno de Ángel Aguirre y compartieron la corrupción y la impunidad del responsable por omisión de la tragedia de Iguala, aparecen como si nada como prospectos de funcionarios para un gobierno que se vendió diciendo que lo nuevo es mejor.
¿Qué hay de nuevo en imponer en la Secretaría de Desarrollo Social municipal a un personaje como Víctor Aguirre, operador político de Ángel Aguirre, señalado públicamente por sus secuelas corruptas en los cargos que ha asumido?
Una muestra de su pútrida moral la dio a conocer el 15 de agosto de 2013, el dirigente de la corriente política Grupo Guerrero, David Jiménez Rumbo quien lo denunció por usar el cargo de coordinador del Copladeg para extorsionar a alcaldes:
“El señor Víctor Aguirre Alcaide está utilizando su cargo de director general del Copladeg para extorsionar y enriquecerse, está extorsionando a los alcaldes y estoy citando al alcalde de Tecpan de Galeana, Crisóforo Otero Heredia; al alcalde de La Unión, Crescencio Reyes Torres, y al alcalde de Coahuayutla, Everardo Barrón Ríos –los tres integrantes de Grupo Guerrero—, de que les ha pedido y creo que algunos ya lo entregaron, les ha pedido que por cada millón que el Copladeg apruebe tienen que entregarle a él la cantidad de mil pesos, si la obra cuesta 200 millones tienen que entregar 200 mil, pero no conforme con eso también les pide un porcentaje de obra de la que ejecuta el municipio, para que se le asigne a empresas que él propone con la finalidad de cobrar el 10 por ciento”, dijo Jiménez Rumbo.
En otros reportes de prensa, Aguirre Alcaide ha sido señalado también deaviador en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), donde percibe un salario como trabajador de base, pero sin presentarse a trabajar. De hecho, el 4 de julio de 2013, el coordinador de Asuntos Jurídicos de la Universidad, Pablo Valdez Guerrero, había informado que se investigarían los casos de funcionarios del Congreso del Estado y del gobierno estatal que siguen cobrando salario en la institución como trabajadores de base.
En el mismo tenor está la denuncia que hizo en su contra, el 4 de noviembre de 2012, el ex aspirante a la alcaldía de Tixtla, Erwin Pastrana Campos, quien dijo que “Víctor Aguirre Alcaide le pidió 700 mil pesos para conservar la candidatura que el Consejo Estatal del PRD le había otorgado en abril de ese año. Al no acceder a esa petición, el dirigente de la UIG operó para que el candidato fuera Gustavo Alcaraz Abarca, actual alcalde de ese municipio”.
El 28 de julio de 2014, los periódicos publicaron la detención de Víctor Aguirre Alcaine en Tlapa de Comonfort. Tras pasar toda una noche y madrugada ingiriendo alcohol para festejar su cumpleaños, comenzó a conducir un vehículo de su propiedad sin respetar señalamientos viales.
Cuando los agentes de la Policía municipal le pidieron detenerse, hizo caso omiso por lo cual fue perseguido. En su huida, el ex funcionario estatal casi atropella a una mujer que caminaba con dos menores de edad en la zona conocida como El Mezquite. Tras ser detenido y llevado a barandillas, el funcionario estatal se identificó y minutos después fue dejado libre. La impunidad. Ver video al final.
Cínico y mentiroso como suelen ser los políticos guerrerenses, Aguirre Alcaíne dijo después que su borrachera, y detención fue “una campaña que se quiere montar de desprestigio contra mi persona”. Para decir esta infamia se acompañó de su chofer, Federico García Nolasco; su fotógrafo, Francisco Javier Reynoso Cuevas; y su colaborador, Jesús Saavedra Lezama.
Simultáneamente, los medios publicaron que su “virtual asesor en materia de medios de Víctor Aguirre Alcaine, Ezequiel Flores Contreras, también corresponsal de Proceso, acusó a “mercenarios enquistados en diferentes medios de comunicación” de haber pretendido extorsionar con 40 mil pesos a su jefe y difundir un video donde se evidencia que el señor Aguirre y de su jefe de prensa, se corrieron extraordinaria parranda en Tlapa, que concluyó con su detención por policías preventivos”.
A grandes trazos este es el perfil moral del nuevo secretario de Desarrollo Social que acaba de anunciar para Acapulco el señor alcalde Evodio. Fue presentado hace unos días como el prototipo de un gobierno que le apuesta a la honestidad y transparencia. Sobra decir que, si con gente como Víctor Aguirre, pretende cambiar la realidad de Acapulco, el nuevo gobierno nace podrido.
Heriberto Noriega Cantú
Otros más con negros antecedentes que están en esa lista de prospectos a nuevos funcionarios, es Heriberto Noriega Cantú, un ex guerrillero renegado, señalado por toda la izquierda guerrerense de delator y colaboracionista del gobierno que desapareció y asesinó luchadores sociales. Quizá don Heriberto puede argumentar cualquier cosa en su defensa, pero la verdad histórica está dicha, nadie le creerá nada de lo que diga. Noriega es una cuota innombrable que debe estar pagando Evodio, se dice que es la cuota de Figueroa. Por sí mismo, este personaje no tiene ningún valor intelectual o moral que pueda exhibirse. Representa lo viejo, es personero de una época nefasta para Guerrero, ¿qué puede aportarle a un gobierno que le apostó a que lo nuevo es mejor?
Noriega Cantú fue secretario de Desarrollo Social en el corrupto gobierno de René Juárez, bajo su cargo estuvo el anteriormente llamado Instituto de Cultura de Guerrero (IGC), hoy Secretaría de Cultura. Ese fue el periodo más oscuro para el desarrollo cultural del estado. Noriega defendió siempre la gestión repugnante de la decadente crotalista Sonia Amelio, que uso el raquítico presupuesto cultural para su propia promoción. Para mayor documentación aquí dejo una vieja nota de El Universal:http://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/5055.html
Noriega Cantú es también de los llamados traidores del PRD. El 5 de mayo de 2012, junto con René Lobato, operador político de Rubén Figueroa, abandonaron ese partido para irse al PRI. Una nota de La Jornada Guerreroconsigna el hecho: “Entre porras, los ex diputados René Lobato y Heriberto Noriega Cantú se sumaron de manera pública a los trabajos electorales del PRI y reprocharon la manera de trabajar de los actuales dirigentes del sol azteca; fueron nombrados coordinadores de Operación Política y Prensa del Comité Ejecutivo Estatal del tricolor”.
Noriega Cantú, será director del DIF de Acapulco, según la presentación que acaba de hacer el nuevo alcalde de Acapulco, otra razón más para dudar que lo nuevo es mejor.
A esta lista infame debe sumarse también el que fuera secretario privado de Ángel Aguirre, Everardo García Mondragón, quien se perfila como coordinador de asesores. De gato de Aguirre, por arte de la imposición, este sujeto pasa a ser de pronto de la inteligencia detrás del gobierno de Evodio, el encargado de asesorar al alcalde en políticas públicas, sin ninguna experiencia, publicación o trabajo en la materia que lo respalde, más que el ser confidente de las corrupciones de Ángel Aguirre, al ser parte actora del primer círculo de ese poder. García Mondragón lleva al nuevo gobierno el estigma corruptor y de impunidad de Ángel Aguirre.
Evodio, su prueba máxima
No sé bien qué enorme condena pesa sobre los guerrerenses, y en particular, sobre los acapulqueños, al tener que soportar como destino maldito a políticos que periodo tras periodo de gobierno, ya sea estatal o municipal, se reciclan a pesar de tener una moral pública podrida, y un historial de corrupción e impunidad que en cualquier otra parte sería suficiente para que nunca más aparecieran en las listas de prospectos a funcionarios públicos. ¿Por qué tiene la sociedad que sufrir la afrenta de ver a individuos vulgares elevados al limbo de los cargos públicos? No tiene la sociedad por qué pagar los acuerdos y pactos políticos tolerando a verdaderas fichas negras que, además, como sinvergüenzas que son, hasta respeto exigen a los ciudadanos, tratándolos con desprecio, una vez instalados en los cargos.
Deseo pensar que el señor Evodio es consciente y sensato como para darse cuenta que los nombramientos que anunció, en lugar de sumarle calidad moral y política, ya se le han restado desde antes de comenzar. Un nombramiento adecuado es aquel que le suma moral pública al gobernante, no uno que tiene que salir a defender, justificando, casi siempre con mentiras, por qué hizo ese nombramiento, ese simple acto es ya una enorme pérdida de capital y credibilidad política.
El alcalde electo de Acapulco no tiene mucho tiempo ni espacio para cometer los mismos errores de todos los anteriores que estuvieron en ese cargo antes, y subestimaron a los ciudadanos y le endosaron a la sociedad a funcionarios torpes, y mediocres para ejercer la función que se les pretenden encomendar. Sujetos cuyo único pensamiento es creer que la función pública es sólo ver de dónde robarán y ostentarse como sujetos privilegiados escudados en la impunidad que suponen les da la posición que han logrado. Eso ya no es tolerable social ni políticamente, y lo único que podría cosechar como alcalde es el repudio.
Pienso que Evodio Velásquez es un político sincero. Tiene además la suficiente fuerza política y moral como para decir a sus aliados, tanto del PRD como los otros innombrables, que le den tiempo, que le dejen hacer las cosas bien con gente preparada, con gente decente. De no hacerlo y dejarse llevar por las inercias y lastres de siempre, no sólo no tendrá el pase para la siguiente promoción electoral, sino que éste será el último gobierno de ese partido. Se habrán comido el último pollito que les quedaba en el corral. La ambición es cosa de estúpidos, los estúpidos no miden, no proveen, viven al día, depredan todo, desean todo ahora, no conocen la paciencia.
Un buen gobierno no se necesita de amigos, familiares, o cómplices, requiere de hombres y mujeres especializados en las áreas que se le encomienden, de personas de probada honestidad y calidad moral, gente de buena fama pública, reconocida y que haya dado buenos resultados en su trabajo en la administración pública. La verdad, de la lista que presentó públicamente, ninguno cumple con estas características. Los que hay ahí, son individuos conocidos por su mediocridad y falta de ideas innovadoras. Simples habilitados, todólogos de todo y nada.
En Evodio Velásquez se ve a un hombre con voluntad, a alguien que tiene deseos de hacer las cosas bien, pero tiene que pasar de la vieja retórica que usa, del cliché político que es su imagen, a ser un verdadero ciudadano al que la sociedad le confío el gobierno municipal. Tiene que dejar las poses vistas y repetidas de los viejos políticos que inercialmente repite. Más que hablar y propagar, debe hacer. La credibilidad política y la confianza se ganan haciendo, no dando discursos. Los discursos y las explicaciones, sólo exhiben al político incapaz de dar resultados.
Resultados más que discursos. Trabajo más que retórica y anuncios. En lugar de cometer el error de anunciar que hará cien acciones como lo han hecho todos los anteriores y han fallado, se debe comprometer a hacer sólo tres o cuatro acciones de gran importancia social. Tres o cuatro en los próximos cien días. La primera, pienso, y es además un clamor ciudadano, la recuperación del zócalo para los visitantes. Luis Walton no pudo y ese fue su estigma. De nada sirve que se vaya a Estados Unidos y a Europa a promocionar a Acapulco, si cuando lleguen los visitantes van a encontrar un corazón de la ciudad invadido de vendedores, inseguro, sucio y violento. Así, todo lo que se gaste y haga como promoción turística se irá a la basura porque no hay ciudad qué ofrecer. El corazón de la ciudad no le pertenece, ¿quién quiere venir a pasear entre la mierda y los orines de los ambulantes que viven en el zócalo? Recuperar el zócalo es la prueba máxima para Evodio, si lo logra, pienso que todo lo demás que diga se le creerá sin dudar en su palabra.

Por último, el señor Evodio debe saber que un gobierno moderno, eficaz y eficiente como el que pretende hacer, debe sustentarse en el más profesional sistema de comunicación social, mucho de lo que haga o deje de hacer obligadamente pasará por ese departamento. Acapulco no es San Marcos, Chilpancingo, o cualquier otro municipio ejidal de Guerrero, donde los alcaldes colocan a sus amigos o compadres en las tareas de comunicación social por el simple hecho de que fue boletinero, reportero, o camarógrafo de algún pasquín noticioso de la localidad. En sus mentes rurales piensan que con eso tienen la experiencia más que suficiente para ocupar ese cargo, el resultado es siempre vergonzoso. Por lo regular, este tipo de gente confunde comunicación social con culto a la personalidad, piensan que su misión es tratar de que su patrón salga en todas las fotos y se hable bien de él. Nada más patético y estúpido que eso. No hay comunicación social que salve a un gobernante mediocre que ha perdido la dimensión de la realidad. La comunicación social es la divulgación de la información de gobierno, no del gobernante, es información que orienta, que instruye, que sirve al ciudadano, no inserciones ruines donde el único que aparece es el gobernante, esa idea de la comunicación siempre termina por joder las aspiraciones que quien las promueve. Ojalá y Evodio tampoco cometa este error de novato y de alcalde rural.



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