Por: Miguel Ángel Mata Mata/Reportero
Acapulco, Gro.,(SG). – El jueves 25 de julio, Víctor Wences Martínez fue llevado por sus familiares al hospital del ISSSTE en Chilpancingo con un cuadro grave, muy grave, según dijeron los médicos que le recibieron.
Alfredo Ramírez, su cercano por un tercio de siglo, fue de los primeros en confirmar que es en la cama del hospital donde se conoce a los verdaderos amigos.
Alfredo, y la familia de él, solicitaron, al personal médico de ese hospital, el traslado de Víctor al hospital 20 de noviembre, de la Ciudad de México o al de especialidades de Cuernavaca en donde, se sabe, cuentan con mejores y mayores herramientas para atender casos graves.
Hay un antecedente, argumentaron, Víctor atravesó un cuadro gravísimo en la época del Covid. Convaleció por tres meses. Fue de los pacientes salvados a los que se les vio tocar una campanita como señal de la victoria contra el terrible mal.
Fue hasta el domingo 20 de julio cuando la burocracia fue vencida, a medias. Autorizaron el traslado del grave paciente, pero al hospital del puerto de Acapulco.
Alfredo, la familia, y amigos agregados a la causa, solicitaron el traslado del apreciado locutor de la Radio Universidad Pueblo al hospital 20 de noviembre, de la Ciudad de México o al de altas especialidades de Cuernavaca. El domingo nadie les escuchó.
Ha sido el lunes, 21 de julio, cuando Alfredo, con su rostro triste, la mirada mojada y confundido ante la gravedad del amigo querido, hallaron a uno de aquellos funcionarios del gobierno de cuando todo estaba mal, pero mejor que hoy. Y todo comenzó a moverse.
La tarde de ese lunes la primera ayuda recibida informó que la solicitud para el traslado del amigo Wences a algún hospital de la Ciudad de México, o Cuernavaca, no podía tramitarse, sino hasta la mañana del martes ¿Por qué?
Porque el director del hospital del ISSSTE es muy estricto con sus horarios de comida. Él concluye su jornada laboral a las tres de la tarde y ha dejado instrucciones de que nadie le moleste luego de esa hora. Y como él es el único con poder de autorizar traslados, pues...
“Disculpe, usted”, pensaron por molestar al funcionario del nuevo gobierno.
Fue esa noche, la noche del lunes, cuando los compañeros reporteros de Víctor publicaron una carta de exigencia de atención médica eficaz y rápida para el compañero.
La mañana del martes nos informaron que ya tenía en sus manos la solicitud de traslado, el afable y puntualísimo director.
Otro amigo, éste si del gobierno que ha llegado con el cambio como esperanza, atendió el llamado de Alfredo, la familia de Víctor y, hasta ese momento, una decena de compañeros que se sumaron a la tristeza.
Nos pidieron algún documento de esos de cuando ingresan los pacientes a los hospitales. Les enviaron el del ingreso al hospital de Chilpancingo, el INE y la tarjeta de citas al hospital del ISSSTE.
“Ya hemos enviado todo a la Ciudad de México”, dijo el buen amigo.
La mañana del martes, quien ofreció y dio su generosa y solidaria primera mano, informó a los tristes que el diagnóstico no era grave, sino gravísimo y crítico.
Minutos después, el segundo amigo generoso y solidario informó que, desde la dirección general del ISSSTE de la Ciudad de México se habrían puesto en contacto con la oficina de la gobernadora y que el traslado se daría en pocos minutos. Así fue.
Aunque, dijo, el diagnóstico no es grave ni gravísimo, es crítico.
“Yo soy ateo, dijo, pero me dijeron que solo un milagro le salvará”.
Antes del mediodía Víctor partió, en una ambulancia de la secretaría de salud del gobierno de Guerrero al hospital Bicentenario de Altas Especialidades del ISSSTE en Cuernavaca.
La alegría cubrió, por unos minutos, la triste mirada del amigo querido, Alfredo.
“Ya va en camino”, reportó el primer ayudante. “Ya va en camino”, lo hizo el segundo ayudante”. “Ya lo estamos atendiendo”, dijo un tercer solidario, de la oficina de Comunicación Social del gobierno de Guerrero.
La esperanza inundó por un brevísimo instante. Ánimo, dijeron. No pasó sino el tiempo que dura una ambulancia entre Chilpancingo y Cuernavaca, a sirena abierta.
Los ojos de Alfredo se mojaron otra vez. “Ha fallecido”, nos dijo, en torno de una mesa donde amigos de Víctor, reporteros y miembros de colectivos sindicales, esperaban noticias de los familiares que acompañaron al paciente a Cuernavaca.
La delegación del ISSSTE emitió un comunicado, la tarde del martes. Dijeron que se atendió muy bien al paciente Víctor, que, dice el comunicado, ingresó al hospital el lunes 21 de julio.
No fue así, señores de las aclaraciones no pedidas, que denotan culpabilidad manifiesta. Víctor ingreso a un hospital del ISSSTE el jueves 17 de julio del año 2025.
Víctor Wences Martínez, quien hizo la primaria en la escuela de la colonia del PRI, en Chilpancingo; estudió en la Universidad Autónoma de Guerrero; ha sido director de la Radio Universidad, en donde dio voz a los sin voz, ha partido al ether.
Desde la tarde del martes las esquelas, condolencias e historias de lo maravilloso que fue Víctor han llenado páginas y espacios en las redes.
Hay condolencias de todos, menos de uno: la del rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, Javier Saldaña, quien, durante este doloroso trance, también se ha ausentado.
Víctor dirigió la radio de la Universidad. Su rector, quien institucionalmente pudo dar una mano, tuvo una coincidencia con el hoy fallecido.
Ambos padecieron Covid por meses. Nomás que el pobre fue atendido en un hospital público y el rico fue salvado en uno privado de Estados Unidos. Eso se entiende porque el poderoso caballero es, aun, el dinero, pero…
¿Por qué la ausencia institucional de la UAGro en el padecimiento de Víctor?
Aunque el hubiera dicen que no existe, qué hubiera pasado si Víctor es trasladado el mismo jueves 17 de julio, que ingresó a un hospital del ISSSTE, y no hasta el 23 del mismo mes, luego de presiones, amigos y cartas de protesta.
Cinco días es mucho tiempo para un paciente con reporte no de grave ni gravísimo, sino crítico.}
¿Es necesario que los cercanos muevan amigos e influencias para lograr una atención en casos graves como este? ¿Qué pasa con quienes no conocen a solidarios amigos? ¿Por qué, pues, debe ser así?
Hasta pronto compañero.
Cuida, desde allá, que la indolencia, indiferencia y alejamiento institucional del rector de la UAGro en tu caso, no mate a la radio Universidad, la radio del pueblo.
Hasta pronto.
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