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¡Los niños son maravillosos! Es increíble verlos reconocerse en el espejo o comer con una cucharita por primera vez, oírlos pronunciar “aguacate” perfectamente… En casi toda situación, suscitan buena voluntad.
Después de la primera guerra mundial, se estableció el Día del niño para asegurar y celebrar los derechos de los niños. Prácticamente todo el mundo celebra a los niños de una forma u otra. ¡Hasta Dios mismo celebra a los niños!
En la Biblia vemos que varios padres querían llevar a sus hijos a Jesucristo, pero los discípulos se lo querían impedir. Los discípulos no les daban mucha importancia a los niños y pensaban que Cristo no tendría tiempo para ellos. ¡Pero estaban muy equivocados! Jesucristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos” (Mateo 19.14). Qué sorpresa para los discípulos ver que Cristo le dedicó tiempo a cada uno de esos niños y los bendijo.
¿Qué significa “de los tales es el reino de los cielos”? ¿Acaso el cielo es sólo para los niños? ¡Claro que no! Cristo lo explica cuando dice: “Si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos” (Mateo 18.3 NBLA). Lo que el Señor quiere que entendamos es que la fe de un niño es lo que Él espera ver en cada uno de nosotros. Una fe que sencillamente declara: “Dios lo dijo, yo lo creo, punto y final”.
Los niños lo creen todo. Esa fe es la que Dios espera que los adultos tengamos en cuanto a su Palabra. Tristemente, nosotros siempre queremos excusarnos. Cuando Dios dice que somos pecadores, señalamos: “Tal persona es peor que yo”. Cuando Dios dice que merecemos el castigo por nuestros pecados, decimos: “No es para tanto”. Cuando Dios dice que Cristo es la única salvación posible para el ser humano, decimos: “Pero mis buenas obras también cuentan”.
¿Por qué es tan difícil, como adulto, simplemente creerle a Dios, aceptar lo que Él dice en su Palabra sin poner “peros”, ni excusas, ni justificaciones? Porque ya hemos vivido un poco y sabemos que hay muchas mentiras en el mundo. Hemos aprendido que no todos quieren nuestro bien. Sin embargo, Dios es diferente al mundo en el que vivimos. Él ama al ser humano y solamente quiere su bien.
¿Qué de usted? ¿Le cree a Dios cuando dice que usted es pecador y que únicamente en Cristo hay salvación? ¿Le cree a Dios cuando dice que es necesario que usted se arrepienta hoy?
Cuando el ser humano se perdió en el pecado, Dios efectuó un plan de salvación para salvarlo por medio de la muerte de Cristo en la cruz. Dios espera que el hombre escuche el mensaje y lo crea, con la fe de un niño.
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