LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato
“Por dignidad y respeto”, el ex candidato a gobernador de la alianza PRI-PRD, Mario Moreno Arcos, declinó participar en la contienda interna para renovar la dirigencia estatal del PRI. Pero esa misma dignidad no la tuvo para anunciar su renuncia a ese partido. Como debió hacerlo. Porque son muchas las vejaciones y traiciones operadas en su contra por parte de la dupla Héctor Astudillo-Manuel Añorve durante la pasada elección de gobernador. Y desde 2012. Reiteradas y constantes. Con la inminente llegada de Alejandro Bravo Abarca y Pilar Badillo —cuadro cien por ciento añorvista—, en el reparto de las posiciones de poder para la elección de 2024, Mario volverá a no tener nada. Es cuestión de atar los cabos.
LOS NUEVOS DUEÑOS DEL PRI. – Si en el pasado reciente, en el PRI Guerrero era propietario, mandaba e incidía en muchas decisiones el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, con el paso de los años encarnaron los nuevos dueños de dicho partido: el senador Manuel Añorve y el ex gobernador Héctor Astudillo. Con el agravante de que son los mismos de siempre y van a empujar como candidatos para la cercana elección de 2024, a los mismos de siempre. Lo cual se traducirá inevitablemente, en la obligada acumulación de las derrotas electorales. Se lee así: 1.- Manuel Añorve quiere sepultar todo su pasado corrupto a su paso por la alcaldía de Acapulco en el periodo 2009-2012. Ese que ventiló Luis Walton y que ubicó en más de 2 mil millones de pesos. Ninguna auditoria alcanzó al ex edil priista. Ni siquiera las de la 4T. Porque el presidente AMLO “no quiere mirar al pasado”. Y son las prerrogativas del senador tricolor por mantenerse pegado todo el tiempo, a la rueda del poder. Desde luego, en sus planes no está de ninguna manera, incluir a Mario Moreno en el reparto del poder futuro. Y si este último no renunció al PRI al ser vejado por enésima ocasión tras ser desplazado por la dupla Astudillo-Añorve de la dirigencia estatal del PRI, eso significa que ambos lo volverán a repetir. Lo peor es que Mario no tiene a dónde ir. Y por eso se quedó. Esperanzado a las migajas que le den ambos personajes. 2.- Si se mira bien, Manuel Añorve pudo llegar como candidato al senado de la república, —perdió y entró al irse al repechaje—cuando Héctor Astudillo atravesaba la mitad de su periodo como gobernador, en 2018. En apariencia, pagó su compromiso político con Añorve. Pero la alianza política entre ambos data desde que Añorve fue coordinador de la campaña electoral de Héctor Astudillo, en su primera y fallida participación como candidato a gobernador por el PRI en 2005. Pactaron desde entonces no solo que Astudillo se encumbrara por segunda ocasión como candidato a gobernador en 2015, sino que, de algún modo, le dejara sembrado el terreno para que el propio Añorve dispute la candidatura a gobernador en 2027. Y Mario Moreno asumió en todo este entramado, la condición de compás de espera. El sacrificable priista que evitara el desgaste estéril de Añorve en la pasada elección de gobernador, que, tanto Astudillo como Añorve, sabían perdida de antemano. Y por eso se entiende que ambos pactaran con el Toro Salgado. 3.- La nueva dirigencia estatal del PRI encabezada por Alejandro Bravo, estará al servicio político de Manuel Añorve. Como lo hizo Figueroa en su momento, será quien decida el nombre de las candidaturas priistas de mayor peso. En esta senda, tiene reservada la candidatura al senado para reelegirse. O si las condiciones se le abren favorablemente, disputará la alcaldía de Acapulco y enviará como candidato al senado, al ex rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán. Caso contrario, Saldaña tendría que “conformarse” con repetir otra vez como rector. Si es que lo dejan. Y a Julieta Fernández —esposa de Añorve—como diputada federal. Este mismo camino parece destinado para el actual diputado local Ricardo Astudillo Calvo y el regidor Manuel Añorve Aguayo, los cachorros de Héctor Astudillo y Manuel Añorve. Y Mario Moreno no aparece en el horizonte de poder de ambos personajes. Lo quieren volver a chamaquear. Les quedó la mano caliente.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Como seguramente, de niña no conoció Disney Word, la alcaldesa de Acapulco, la morenista Abelina López Rodríguez, se sacó de la manga una gira por ese destino gringo, con el propósito de “incentivar el turismo norteamericano” para visitar el puerto. Pero mientras ella se divertía y gozaba de lo lindo por aquellos lares de primer mundo, en la playa Manzanillo de Acapulco, una balacera dejaba como saldo cinco muertos. ¿Cómo se atreve la alcaldesa a pagar una costosa gira por los Estados Unidos con cargo al presupuesto municipal, si no es capaz de garantizar la seguridad a los visitantes extranjeros? Abelina hace las cosas al revés. Y sin planeación alguna.
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