Detente,
Hereje endemoniado.
Por:
Miguel Ángel Mata Mata
1.
Pio
IX regaló cien días de indulgencia a quienes llevasen el amuleto colgado al
pecho. Esto fue en el 14 de julio de 1877. Es un escapulario. En el pedazo de
tela se lee: Apostolado de la Oración. Venga a nos El tu Reino. En medio la
imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
La
devoción al Sagrado Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de
la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús,
de donde salió sangre y agua.
De
ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del
Cielo. Los católicos le veneran. En Acapulco un hospital atendido por monjas
lleva ese nombre. En Pie de la Cuesta, Plan de los Amates y cerca del Fortín
Álvarez, en el barrio de La Mira, existen capillas con el mismo nombre.
La
difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita
de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras:
"Mira
este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres,
no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e
ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi
Corazón más desgarradamente es que estos insultos, los recibo de personas
consagradas especialmente a mi servicio."
2.
Es
un poco extraño. El presidente de México invocando una oración contra quienes
insultan todos los días. Muy extraño. Debe estar desesperado. Recurre a una
imagen católica, en medio del desplome del peso ante el dólar, casi a 24 pesos,
en su cotización de hoy; la caída del precio del petróleo a 18 dólares por
barril, no vista desde hace casi veinte años; la revolución de feministas, que
le hizo ver como un macho cabrío, y en medio de una pandemia.
Detente,
se llama la imagen. Ante la realidad que vivimos ¿Quién debe detenerse?
3.
¿Por
qué es incapaz de comprender los fenómenos que, en las últimas semanas, le han
costado una baja muy importante en su popularidad (52% le aprueban, contra el
68% de hace un año).
Pintemos
una línea vertical, con el lápiz sobre el papel, de arriba a abajo. Luego una
línea horizontal, con el lápiz sobre el papel. De izquierda a derecha.
El
Presidente, sus seguidores y su comprensión son como la línea vertical. Todo se
entiende de arriba hacia abajo. No hay otro mundo más allá.
Los
reclamos contra el paternalismo de las mujeres, le piden detenerse en su
apreciación del mundo.
El
desplome de la economía, la pandemia, los reclamos de los desplazados por la
violencia, de los que han desaparecido, de las familias que han perdido, y
siguen perdiendo, familiares a causa del crimen organizado también le gritan:
Detente.
Pero
no. Él va como aquel dicho de mi abuelita: Voy derecho y no me quito.
4.
La
palabra evangélico tiene sus raíces etimológicas en el latín tardío
evangelĭcus, que deriva del griego euangelikós, y en sus orígenes, fue
utilizada solo como adjetivo derivado de la palabra evangelio.
En
la actualidad, el término engloba a iglesias y creyentes herederos de la
tradición cristiana instituida por la reforma protestante del siglo XVI y sus
posteriores avivamientos, por lo que
incluye la mayoría de las confesiones de fe de inspiración cristiana excepto la
Iglesia Católica, las Iglesias ortodoxas Autocéfalas y la Iglesia Copta.
El
Presidente de México es evangélico. ¿Por qué, entonces, recurre a un Santo
Católico parta que le ayude a salir de un trance?
5.
Cuando
éste miércoles se le preguntó al presidente de México si Estados Unidos pidió a
México limitar el flujo en la frontera, como lo acordó con Canadá, y sin que
nadie le preguntara, tomó su cartera y mostró sus estampitas.
“El
escudo protector es como el “detente” ¿Saben lo que es el detente verdad?
“El
escudo protector es la honestidad, eso es lo que protege, el no permitir la
corrupción”, expresó mientras le tomaban varias fotografías.
Después
sacó otro “detente”, lo que dijo son sus “guardaespaldas”.
6.
La
Organización Mundial de la Salud ha llamado la atención al gobierno de México
para que tome medidas prudentes y correctas antes que la pandemia provoque, en
México, casos similares los de Italia o España, donde los muertos se cuentan
por cientos.
La
respuesta del Presidente ha sido contraria: a la recomendación de mantener una
distancia prudente entre personas, él ha respondido con mítines donde reparte
besos.
A
la de evitar concentraciones, mandó a un subsecretario de salud a decir que el
presidente será inmune pues su fuerza es moral, a lo que él mismo agregó: la
fuerza es la Fe.
7.
Habrá
que recurrir a todos los santos, invocaciones, conjuros y brujerías para
detener la hecatombe que ese avecina. Claro, esto sólo antes que algún país, de
los que han tomado con seriedad el asunto, descubra una vacuna y el presidente
de México ofrezca comprarla… con estampitas religiosas.
La
seriedad de un presidente vertical está en entredicho. Pudo argumentar, antes
que sacar a sus Santos Protectores, que en México el sesenta por ciento de la
economía está posada en los hombros de la economía informal.
Es
decir: el sesenta por ciento de los jefes, o jefas de familia, salen a la calle
para regresar con el sustento de cada día. Impedir que salgan a la calle a
buscar la comida diaria sería como pedir a los mexicanos que mueran de hambre
antes que del corona virus.
Imaginemos
Acapulco, Zihuatanejo o Taxco, pilares de la economía de Guerrero, cerrar sus
centros turísticos. La pandemia no sería por el virus, sino de hambre.
Éste
argumento pudo usar el presidente. Pero prefirió invocar al Sagrado Corazón de
Jesús
8.
Según
el presidente, sus aduladores, aplaudidores, y fervientes militantes oremos
para que el corona virus, o el hambre, no maten a los mexicanos.
Saquemos
al “detente” que él mostró, hinquémonos ante el Sagrado Corazón de Jesús y
recemos:
“Jesús
mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la
gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro
Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta
promesa y a mi, indigno siervo vuestro que acabo de recibiros sacramentado con
este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados,
creyendo en vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y
amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.
9.
Aunque,
lo mejor, sería que el presidente detenga su iluso mundo raro y ponga los pies
en la tierra.
QUE CONSTE
Las
fotos hablan más que mil palabras. Durante la visita del presidente de México a
la Costa Chica, además de repartir besos y abrazos, saludó a sus amigos:
a) El equipo de prensa de Adela Román quiso
manipular una foto donde el presidente la abraza y ambos sonríen. Un video
posterior demostró que, en realidad, el cabecita de algodón la apartó del
camino y jamás le sonrió. Tache para los mentirosos.
b) Detrás de la valla, entre la plebe, el
senador Félix Salgado Macedonio presumió la foto cuando el peje le sonríe y le
empuja la cabeza hacia abajo, como si le diese una bendición al estilo papal.
c) Luis Walton Aburto evidenció que sí es
amigo del presidente. Fuera de la valla, con gafete oficial de la presidencia
de México, teniendo como testigo al gobernador de Guerrero, es saludado con
tronador saludo por el mismísimo presidente. Ambos sonríen.
d) Y una de miones: Don Pablo Amilcar
Sandoval fue hecho famoso por ser valla de una miadita. Encabezó a un convoy de
al menos diez camionetas, de donde bajaron fúricos morenos convertidos al negro
que llega a orado, para amenazar a fotógrafos de modestos medios digitales. NO
querían que retrataran la miadita del Mesías, quien bajo a orilla de la
carretera a hacer lo que todos. ¿Así cómo, pues? Detente, les dijeron.
e) Mejor les hubiesen sacado la estampita
del Sagrado Corazón de Jesús.
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