viernes, 22 de septiembre de 2017

Crisis carcelaria

*Tortura, hacinamiento, drogas y pago de cuotas
Por Arturo González Celestino
Chilpancingo, Gro.- La situación en las cárceles del estado de Guerrero, es a todas luces dramática, cruel e inhumana, porque la única manera de supervivencia son las drogas, la obediencia ciega. Y es que todos son víctimas de una Procuración y Administración de la justicia, indolente y opaca, que privilegia los intereses personales, el llenado del bolsillo. Se vive en un mar de corrupción, donde el auto gobierno en esas cárceles, es permitido alentado por las autoridades para mantener el control.
No son unos centros de Readaptación Social, sino una escuela para delincuentes, porque no se encuentra con la infraestructura necesaria, ni una estrategia encaminada a solucionar un problema creciente y en expansión como lo es la delincuencia. Quienes llegan ahí aprenden todo tipo de acciones violentas, estratagemas y mañas para volver a delinquir y hacerse de dinero fácil y rápido.
Muchos de los que son ingresados a esos centros de Readaptación Social por delitos menores, salen convertidos en unos verdaderos mafiosos, quienes al poco tiempo pasan a engrosar las filas del crimen organizado, como sicarios, halcones o secuestradores.
De acuerdo con reporte mensual de información estadística penitenciaria nacional de la Comisión Nacional de Seguridad, de la Secretaría de Gobernación (Segob).
El reporte en mención que proviene de las autoridades abarca el mes de  julio 2016, y donde también se informa  que 2 mil 367 reos están en proceso y 2 mil 740 ya están sentenciados, todos viven amontonados en alguna de las 15 cárceles del estado.
De acuerdo con la fuente del gobierno federal, por delitos del fuero común, mil 992 reos están en proceso, de los cuales mil 853 son hombres y 139 son mujeres. Por delitos federales, 349 reos están en proceso, de los cuales, 349 son hombres y 27 son mujeres. Los que están sentenciados por delitos del fuero común son 2 mil 225 presos, de los cuales 2 mil 109 son hombres y 116 mujeres. Por delitos federales, los sentenciados son 515 reclusos, 488 hombre y 27 mujeres.
En la cárcel de Acapulco, existe una sobre población, lo que fue una de las causantes de la múltiple masacre que se perpetró en días pasados, sin que hasta el momento se haya castigado a los responsables de tal matanza y sin que las autoridades de gobierno hayan castigado a quienes permitieron que hubiese armas dentro de ese centro.
Pero no es privativo de ese lugar, sino que en todos los Centros de Readaptación social, se da una sobrepoblación increíble e inhumana, que viene a destruir todos los esfuerzos y tácticas para que los internos, a su liberación se reintegren a la sociedad de una forma útil, honesta y de acuerdo a ciertos cánones establecidos para la sana convivencia.
En el Centro de Readaptación de Las Cruces, en el Puerto de Acapulco, se tiene el dato donde  más del 50.3 por ciento de los internos esperan que se les dicte sentencia, es decir, mil 126, de un total de 2 mil 235. La cárcel de Acapulco tiene capacidad para mil 676 reos, pero en ella viven 2 mil 235, su capacidad está rebasada en 50. 2 por ciento.
En el reclusorio de Chilpancingo, el 45 por ciento de los presos están en espera de sentencia, 449 de un total de 981. Esta cárcel tiene capacidad para 624 reos, pero en ella viven 981, con una sobrepoblación de 357.
En el penal de Iguala, con una sobrepoblación de 38 internos;  en la cárcel de Tlapa, tiene demás a 201 reos, y está rebasada en 335 por ciento; en la prisión de Zihuatanejo, hay  209 reos y está rebasada en 410.4 por ciento; en la cárcel de La Unión, con una capacidad para 200 internos, hasta julio de 2016 había 250; en el penal de Chilapa viven ahí 138 reos, tiene una capacidad de 130 presos; en Tecpan, viven 289, y habitan  233 reos; en San Luis Acatlán tiene 80, son 25 presos más; en la prisión de Arcelia tiene capacidad para 38 internos, pero ahí viven 64; en Taxco hay una capacidad para 69 presos, pero en ella viven 88; en la penitenciaría de Teloloapan tiene capacidad para 52 presos, pero en él viven 60, tiene un excedente  de ocho presos; en la prisión de Ometepec, se tiene capacidad para 52 presos pero viven ahí 125, con una sobrepoblación de 73 presos.
Por esta sobre población en las cárceles, no se puede hablar de una Readaptación Social, sino de un retardamiento de la justicia, ya que provoca que los presos en su mayoría no estén sentenciados, que las autoridades no se den abasto para atender a el excedente de reos porque no cuenta con el personal, lo que lleva a una crisis carcelaria profunda que origina masacres como la ocurrida en el panal de las Cruces en donde murieron 28 internos, algunos de ellos decapitados. O sea una matanza al estilo del crimen organizado…. dentro del penal.
Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en voz de  Ruth Villanueva, visitadora general: “La sobrepoblación lleva a la ingobernabilidad y ésta, a su vez, al autogobierno. Hay falta de personal y el personal no siempre está capacitado, es el caldo de cultivo perfecto para que sean los presos quienes marcan su propia normatividad”.
 El informe recoge que el autogobierno se registra en 76 centros penales. “Y eso es muy grave”, señaló Ruth Villanueva, quien señaló además que otro de los principales problemas  es que la salud en el interior de los penales es “un derecho muy mermado”.
“Los privados de libertad no son atendidos, no hay medicamentos, hay carencia de médicos generales, no digamos de especialistas”, detalló la funcionaria. Villanueva también criticó el sistema actual de penas, largas y acumuladas de hasta más de un siglo. “La gente va a envejecer y morir en prisión y eso requiere atención geriátrica además de que va en contra del principio de reinserción social recogido en la constitución”.
Por otra parte, es también importante señalar que en las cárceles de Guerrero, se da con mucho énfasis la tortura y maltratos en contra de los internos, provocado por varios factores, entre ellos la falta de mecanismos para poder controlar a los presos anta la extrema sobrepoblación. Los castigos, la tortura, el calabozo y otras linduras pretenden mantener controlada a la población. Es decir infringen miedo como forma de control, pero no para una sana readaptación.
De acuerdo con el informe de  seguimiento del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNPT), “las situaciones que aún se requieren atender sobresalen: la falta de partida presupuestal para alimentación de las personas detenidas, la carencia de áreas exclusivas para mujeres, por lo que son alojadas en alguna celda disponible, la falta de reglamento interno, manual de procedimientos y libro de gobierno, instalaciones en malas condiciones de mantenimiento e inadecuadas condiciones de higiene, la falta de privacidad en la comunicación telefónica de las personas privadas de la libertad y la carencia de modificaciones o adaptaciones para facilitar la accesibilidad de las personas con discapacidad física".
También la Comisión Nacional de Derechos Humanos documento que en 25 cárceles y separos del estado de Guerrero, persiste el riesgo de tortura, además de que tenían registradas condiciones de autogobierno; instalaciones en malas condiciones de mantenimiento; inadecuadas condiciones de higiene; insuficiente suministro de alimentos o de mala calidad; sobrepoblación y hacinamiento; cobros indebidos y áreas de privilegio e irregularidades en la imposición de sanciones disciplinarias”.
Una de las causas de la masacre de 28 internos en el centro de Readaptación de Las Cruces, es que al interior  se podía  encontrar de todo, desde armas punzo-cortantes “caseras” hasta estupefacientes de todo tipo, todo gracias a un contrabando bien organizado, acusan y reconocen tanto internos como autoridades. Además diariamente es una aventura sobrevivir a los abusos, lo que provoca que los presos se amotinen  o busquen obtener  alguna arma como forma de supervivencia
En el penal de Acapulco se daban cuotas por traslados de reos, preliberaciones, concesiones del kiosco y venta de bebidas embriagantes, y hasta tenían que pagar por  visita íntima o conyugal, señalan, ya que quien quiere tener derecho a pasar debe pagar 350 pesos por dos horas para que le presten una habitación.
Mientras siga imperando la corrupción, la tortura, el hacinamiento, el pago de cuotas, el pago por cualquier tipo de servicio, no podremos hablas de una verdadera Readaptación, sino de una crisis carcelaria que nos puede llevar a otra masacre como la del pasado 6 de julio en donde murieron 28 internos.
El comparativo del Diagnostico Nacional de Supervisión Penitenciara 2015 de la CNDH muestra una baja en las evaluaciones durante los últimos cuatro años.
En el 2011, Guerrero tuvo una calicación de 5.13 puntos, un año después subió a 5.92, y en el 2013 descendió a 4.8, en el 2014 subió a 5.01 y el año pasado bajó de nuevo a 4.99.
Los aspectos evaluados en esas revisiones, y las cuales reprobó el estado fueron: garantías de la integridad física y moral del interno, estancia digna, condiciones de gobernabilidad, reinserción social del interno y atención a grupos con requerimientos especícos.
Por lo que esas fallas indican que los reos viven en condiciones de sobrepoblación, hacinamiento, insuciencia en los programas para la prevención y atención de incidentes, insuciencia en los procedimientos para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos.
Seguido por una inexistencia o insuciencia de instalaciones necesarias para el funcionamiento de los Ceresos, malas condiciones materiales e higiene de las instalaciones, insuciencia de personal, deciencias en el proceso para la imposición de las sanciones disciplinarias y autogobierno de los internos.
De los cuatro penales revisados en el estado, de los cuales todos rebasan su capacidad, fue el de Chilpancingo el que tuvo la calicación más alta con 5.32, seguido por el de Iguala con 5.05 puntos, después Taxco con 4.8 y al nal Acapulco con 4.76 de calicación.
En el caso del Cereso de Acapulco la capacidad es de 1,750 reos pero la cifra que mantiene es de 2 mil 440; el de la capital del estado debería tener una población de 800 reos pero tiene mil 014.
En el caso del penal de Iguala la población debe ser de 415 y es de 491 reos, y Taxco de Alarcón tiene una capacidad de 66, pero la cifra es de 97.
Aunque los presos deberían estar separados y no permitir taronconvivencia entre ellos. Si estando liesbres agreden a gente inocente, lógico que conviviendo entre maleantes con grupos contrarios y gracias a la corrupción de guardias y autoridades permitiendo el ingreso de todo tipo de productos prohibidos principalmente armas y drogas.
Separarlos o aislados mientras purgan sus condenas; pero desde que se inventaron los Derechos Humanos ser delincuente, es fácil y seguro más veces quedan libres que presos. Tal parece que las cárceles son universidades para el crimen; cuando salen libres, están peor que cuando entran. "CERESO " lo más estúpido que se a creado en México.
Los mismos servidores públicos Pero en realidad trabajan para la delincuencia porque ellos les ordenan y sin importarles cometen delitos y nadie Los castiga ese es nuestro México policías federales y militares al servicio de la delincuencia.

Es una lástima, tristeza. Que de tal forma se ridiculice la ideología, el trabajo, "o mal trabajo" del poder político en turno, esto sucede en el país, estado o municipio. Promoviendo estos hechos, provocando el caos. *Creo yo saber que es la nueva forma de prepararse para las elecciones del 2018!.

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