*Además, es importante que se
incorporen en los planes y programas de gobierno
Por: Lizeth Nayeli
Rodríguez y Susana Oviedo
Atoyac de Álvarez, Gro.- Cimacnoticias.- “Hubo un doctor que me dijo un día: ‘Ustedes son una
especie destinada a la extinción’. Yo le respondí: ‘Somos necesarias para la
vida’”. (María Gloria Olmedo, durante una conferencia de prensa en Atoyac, el
22 de diciembre de 2015)
La partería es una práctica ancestral que ha sido
marginada por la medicina moderna y las políticas públicas en salud. Sin
embargo, ello no siempre fue así: como profesoras médicas sin título
universitario en los años 70 y 80 fueron consideradas para la promoción del
primer nivel de atención en salud, y para la prevención de infecciones de
transmisión sexual (ITS).
El papel de las parteras sigue siendo preponderante en
las comunidades rurales, campesinas e indígenas. La investigadora Paola Sesia
toma datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2009 (Enadid),
que señalan puntualmente la atención del parto por médicos y parteras.
A nivel nacional, sólo 3.2 por ciento de los partos
son atendidos por una partera, pero en zonas rurales alcanza el 9 por ciento,
es decir, al menos uno de cada 10 partos en México lo atiende una partera.
Estas cifras resultan más relevantes a la hora de que
miramos en las entidades y dentro de sus comunidades, sobre todo en aquellas
con alta distribución de población rural e indígena, donde la presencia e
importancia de las parteras es mayor.
En el caso de Chiapas, la atención del parto por una
partera alcanzó 25.3 por ciento, aunque en población rural fue de 48.1 por
ciento; en Guerrero fue de 9.3 por ciento, y en población rural llegó a 24 por
ciento; y en Oaxaca las cifras son de 7.2 y 13.4 por ciento, respectivamente.
Lo anterior nos indica que Guerrero se ubica en el
segundo lugar en atención del parto por parteras. En las zonas rurales, al
menos dos de cada 10 partos son atendidos por ellas. En la entidad, 42 por
ciento de la población vive en zonas rurales (localidades menores a dos mil 500
habitantes), con niveles de marginación muy alto y alto, y donde 14 por ciento
de su población es indígena.
De acuerdo con un censo de la Secretaría de Salud (Ss)
de Guerrero, en 2013 había mil 871 parteras; casi 85 por ciento se concentraba
en las regiones Norte, Centro, Montaña y Costa Chica. Sin embargo, hay
subregistro, pues el padrón sólo considera a aquellas parteras que han recibido
alguna capacitación con la institución.
Según un diagnóstico realizado a 30 parteras en 2012
por la organización feminista Comunidad Raíz Zubia, ellas refirieron conocer a
otras 70 parteras en el municipio de Atoyac, y la Ss sólo tenía registradas a
40, lo cual, además de poner en evidencia los subregistros sobre el número real
de parteras, se invisibiliza el trabajo que realizan en sus comunidades.
Desde hace más de 10 años, la Coordinadora Guerrerense
de Mujeres Indígenas y Afromexicanas –integrada por diversas organizaciones,
como Kinal Antzetik Guerrero y Noche Zihuame– creó las Casas de Atención a la
Mujer Indígena (ubicadas en Ometepec, San Luis Acatlán, Chilapa de Álvarez y
Acatepec).
Esos grupos –entre ellos también Comunidad Raíz Zubia–
han documentado la importancia de las parteras tradicionales en las
comunidades, ya que a pesar de que las políticas públicas no las
consideran como agentes clave de salud comunitaria, las organizaciones siguen
llamando a su reconocimiento y a la erradicación de la discriminación, del
abuso de la medicalización en el parto, la morbi-mortalidad materna-infantil, y
los partos en vía pública.
Como parte de la demanda para que el ayuntamiento de
Atoyac retomara el Premio al Mérito Civil “Hilda Flores”, organizaciones de
mujeres del municipio decidimos proponer a María Gloria Olmedo Silva, quien fue
galardonada este 8 de Marzo en el marco del Día Internacional de las Mujeres
Trabajadoras.
Gloria es una mujer afromexicana, campesina,
cafeticultora, promotora de salud y partera. Tiene 74 años de edad, nació en
Cuajiniculapa, Guerrero, y desde muy joven vive en la localidad de San Vicente
de Benítez, ubicada en el corazón de la sierra de Atoyac, donde tiene 40 años
de experiencia como partera y ha recibido más de 50 neonatos.
Ella atiende en su localidad y en al menos otras 10
comunidades aledañas, donde es conocida como “la curandera”.
En 2013, durante la tormenta “Manuel”, Gloria fue
llamada para auxiliar a mujeres embarazadas que adelantaron su parto. Atendió a
siete mujeres.
Como partera y promotora, Gloria brinda atención
prenatal a las parturientas; acompaña a mujeres que lo requieran; las canaliza
en caso de identificar un embarazo de alto riesgo; convence a mujeres para que
se atiendan en el hospital; brinda atención post parto; promueve el uso de
anticonceptivos; tiene una relación estrecha con el personal del Centro de
Salud, y brinda otros servicios como curaciones de empacho, “mal de ojo”,
masajes, soba para arreglar descomposturas de huesos, entre otros.
Desde 1998, Gloria ha asistido a capacitaciones
convocadas por la Jurisdicción Sanitaria 05 y con la agencia japonesa JICA,
destacando los siguientes temas: atención de primeros auxilios, atención a la
mujer embarazada, detección de embarazos de alto riesgo, y atención de parto
limpio en el marco del Modelo 10, coordinado por la Ss.
Asimismo, a través de organizaciones, ha participado
en encuentros de parteras a nivel municipal, regional y estatal, y ha recibido
talleres sobre Derechos Humanos (DH) de las mujeres, derechos sexuales y
reproductivos, derecho a decidir, salud intercultural, entre otros.
También participó en la “Escuela de Promoción
Comunitaria Indígena Nellys Palomo Sánchez”, capacitación realizada en Morelos.
Dentro de los cargos que ha ocupado en su localidad,
están el de promotora de salud y vocal de Oportunidades, y ha participado en
diversas organizaciones.
Igualmente, ha coordinado acciones de difusión con
profesores de su comunidad para la prevención del embrazo en jóvenes y
adolescentes, en el marco del proyecto “Las Luciérnagas Comunitarias”,
coordinado por Comunidad Raíz Zubia.
En un contexto de inseguridad, pobreza y violencia
sistemática hacia las mujeres, activistas y parteras consideramos de gran
relevancia que a través del Premio “Hilda Flores” se reconozca la labor
invisible, y las condiciones en las que las parteras tradicionales brindan
servicios de salud y salvan vidas.
Al mismo tiempo, consideramos urgente que el Congreso
de Guerrero incorpore en la Ley 553 de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencias, el concepto de violencia obstétrica, ya que las mujeres tienen
la libertad de decidir con información con quién, cómo y dónde parir.
Además, es importante que se incorporen en los planes
y programas de gobierno los preceptos del marco legal en salud en materia de
DH, para la implementación de políticas públicas de salud con perspectiva de
género e interculturalidad.
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