Editorial
Masacre
del cereso Acapulco
Enriquecimiento
inexplicable de funcionarios penitenciarios, quienes mantienen mejores negocios
con la protección a Capos, prostitución y tráfico de estupefacientes, uso de
celulares, e ingreso de alimentos especiales, desde los penales de las Cruces,
Taxco, Iguala y Chilpancingo operan los mandos de la delincuencia.
Ante
la mirada pasiva y para muchos de complicidad de la Comisión Estatal de Defensa
de los Derechos Humanos que encabeza Ramón Navarrete Magdaleno, el sistema
penitenciario del estado de Guerrero está entre los peores del País, con una
calificación de solo 4.39 % sin llegar al cinco, según la CNDH.
Donde
los internos han rebasado a las direcciones carcelarias imponiendo el
autogobierno, la protección, la prostitución, el tráfico de armas y drogas al
interior de los penales. Entrevistados a las afueras del SEMEFO, familiares de
algunas de las 28 víctimas mortales del motín de ayer, exigieron que se
investigue al general Pedro Almazán y a los directores de los penales de
Estado, y se evalúen sus fortunas.
Por
su parte, la comisión de derechos Humanos del Senado demandó al gobernador de
Guerrero Héctor Astudillo, asumir su responsabilidad en los hechos sangrientos
ocurridos al interior del penal de Acapulco que arrojó 28 personas muertas, ya
que el gobernador priista ha hecho oídos sordos a los señalamientos de la CNDH
respecto a los focos rojos que representan los penales en esa entidad, pues son
de los peores calificados.
Agregaron
los Senadores de la Comisión de Derechos Humanos, que los hechos violentos
registrados en ese penal “hablan de autogobierno, corrupción y complicidad de
los custodios y autoridades”, en esa prisión, sostuvo la presidenta de la
Comisión de Derechos Humanos del Senado, Angélica de la Peña, y remató: En la
tabla de calificaciones del diagnóstico realizado por la Comisión Nacional de
Derechos Humanos (CNDH), el puntaje medio de los penales de Guerrero empeoró al
pasar de 4.99 a 4.39 (en una escala de 10) entre 2015 y 2016.
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