ZONA CERO
La detención del Chapo, show fallido
Roberto Santos
Ayer escribí que para detener la violencia en el estado hace
falta voluntad de las corporaciones policíacas y de las autoridades. Hoy se
confirma que cuando es necesario, la fuerza del Estado funciona y lo hace bien.
Nada escapa si no tiene el aval de quienes gobiernan al país. No existe el mal
llamado Estado fallido, porque es fallido en tanto le conviene a quienes mal
dirigen a la nación.
La captura del Chapo es la mejor muestra de que cuando es necesario se dan golpes
espectaculares para regocijo del público, aunque han usado tanto esa técnica y
a este personaje que han terminado por sobreexponerlo y caer en descrédito.
Ahora, parece que
nadie se traga el cuento tres veces reescrito de la captura del Chapo que
inmediatamente se ha convertido en claro motivo de regocijo en las redes
sociales hasta la saciedad. Es decir, el circo ha funcionado, pero el patiño no
es el detenido sino quien manda las instituciones en el país, y los memes en
internet así lo hacen constar.
Así de mal estamos
como país que las instituciones se han convertido en motivo de burla, como
válvula de escape de la sociedad ante su impotencia por no poder hacer nada
frente al terror que le causa la violencia sin control, los miles de
feminicidios en tierra del grupo que insensiblemente dirige los destinos del
país, de la crisis económica que indefectiblemente nos va abrazando, los
muertos cotidianos que nos desensibilizan ante la cantidad y la crudeza de los
signos de tortura infinita para producir dolor como antesala de la muerte.
Detener al Chapo
para obtener el aplauso fácil, y opacar las dificultades que vienen para la
población en general, es una medida sencilla pero sobredimensionada; sin
credibilidad porque no se ven los esfuerzos del grupo en el poder para irse a
fondo en el combate al crimen a profundidad, porque conviene más administrar
ese gran negocio de siempre y de muchos millones de dólares. Tantas son las
ganancias y prebendas en las infinitas complicidades que esto ha terminado por
volverse en uno de los mejores negocios de todos los tiempos.
Si fuera lo
contrario, no habría tantos enfrentamientos entre bandas criminales, tantos
secuestros, tantas mujeres desaparecidas, tantos niños extraviados, tantos
asesinatos, tantos levantados, tantos despedazados y tanto horror y miedo en
una sociedad que apuesta a la recuperación de la normalidad ciudadana.
La prueba la
exhibe el mismo gobierno federal. Cuando se quiere se puede. Hoy quisieron
detener al Chapo, porque pretenden conjurar manifestaciones en su contra ante
la incapacidad de controlar la economía. Finalmente quienes dirigen la
república no están ahí para beneficiar a la población como a sí mismos en los
negocios internacionales con lo que queda del petróleo y del país.
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