TRASFONDO
Por Julio
Zenón Flores
Un
reportaje elaborado por este articulista en 1994 y publicado en dos entregas
por el diario Novedades, denominado “Las rutas del narcotráfico en Guerrero”,
permitió recorrer de incógnito buena parte de la montaña, la sierra y la Costa
Grande de Guerrero, hacer entrevistas tomar fotografías y conocer historias de
este fenómeno en la entidad.
Más tarde
la lectura de un libro de Eduardo Valle (El Búho, por cierto compañero de
generación de Salvador Martínez Della Roca El Pino, con quien participó en el
movimiento del 68), y escrito durante su época como asesor del entonces titular
de la PGR, Jorge Carpizo, bajo el título La Narcodemocracia mexicana (obsequio
del cronista no oficial de Acapulco Anituy Rebolledo Ayerdi), son las bases de
este punto de vista, a vuela pájaro.
El
narcotráfico, en Guerrero, forma parte no sólo de la política, como lo demostró
el encarcelamiento de José Luis Abarca, ex alcalde de Iguala, impulsado por
diversos políticos que continúan en activo como si nada: Lázaro Mazón, Ángel
Aguirre, Sebastián de la Rosa, Luis Walton, quienes promovieron la alianza que
lo llevó al poder bajo las siglas del PRD, el PT y Movimiento Ciudadano
(MC), y como lo ha dejado claro el episodio en el que un alcalde de la
Tierra Caliente (Valladares) relató cómo un jefe de un grupo de narcos de esa
región lo buscó para tratar de imponerle algunos nombramientos de funcionarios,
entre muchos otros ejemplos que se han conocido en la prensa; no sólo de la
política, insisto, sino, y esencialmente, de la economía estatal y regional.
Decía
Valle, en su libro, y lo pude constatar en mi recorrido por el estado, que si
la PGR golpeara a algún cartel terminaría destruyendo la economía de la zona
atacada, porque de eso dependían hasta las tortillerías, las ventas de carros,
los comercios en general, y que por eso ese organismo pensaba mucho antes de
darles un golpe.
Asimismo,
para nadie es un secreto que en Guerrero es muy vasta y muy productiva la zona
en la que se producen enervantes, que la entidad es la productora número uno de
amapola y la segunda de mariguana y que Acapulco es un lugar de paso vital para
el tráfico de esos productos; que lo fue además como mercado, en los tiempos
dorados del turismo internacional, en los que se hablaba con orgullo de una
mariguana de alta calidad conocida internacionalmente como la Acapulco Golden.
En
uno de los tantos recorridos aéreos a los que nos invitaba el general DEM,
Heriberto Salinas Altés, para ser testigos de las destrucciones de plantíos que
se hacían, pudimos ver desde el aire que la amapola floreaba en los patios de
las humildes viviendas de paredes de barro, como si fueran sus jardines y luego
de las destrucciones, en la plática posterior, acompañada de algún buen té
relajante, a veces sentados en cuclillas entre los matorrales de la zona de
trabajo del Ejército, o al regreso en las cómodas oficinas de la IX Región
Militar, en Cumbres de Llano Largo, el culto general nos confiaba que la droga
se sembraba como por camadas seguidas, que cuando las aeronaves fumigaban o la
tropa tronchaba las plantas, ya estaban en la tierra sembradas las semillas de
la siguiente camada, por lo cual su combate era un cuento de nunca acabar.
El hecho,
para no hacer esto tan largo y porque se acabó el espacio, es que el narco es
parte de la política y de la economía local (y en algunas regiones hasta de la
cultura regional) y eso ya no se puede seguir tratando entre susurros o hacer
como que no se ve, como que es sólo una leyenda negra, debe plantearse una
política clara, sin ambajes, de parte del gobierno estatal en coordinación con
el federal, que abarque no sólo la cuestión policiaca o militar que lleva años
sin lograr ningún avance y ha probado con ello su inutilidad, sino con
propuestas de índole económico y política.
La
acusación de Carlos Navarrete el líder nacional del PRD, hacia el gobernador
electo Héctor Astudillo puede ser falsa; el soporte es muy débil al basarse en
que un sujeto al que agarraron en el mercado, donde se realizaría un mitin de
apoyo al candidato, vistiendo una playera con las siglas
"Astudillo"(en una época de campaña donde cualquier lavacoches o
pechuguero pudiera tener más de una) resultó ser parte importante de una
organización criminal o puede ser verdadera, eso lo determinarán en todo caso
las autoridades, pero el hecho, serio y real, es que Astudillo y el presidente
Enrique Peña tienen que tomar acuerdos respecto de ese tema. ¿O no?
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