*Buscarán
Diputados den Créditos Hipotecarios a Informales
*Largo
Vía Crucis en Añeja Vecindad de la Cuauhtémoc
*Son
Víctimas de las Redes de Corrupción
Por
Jaime Arizmendi
Argonmexico
/ Apropiarse
de lo ajeno: con billetes baila el perro… A partir de reconocer que ocho millones de
familias en el país carecen de vivienda, por lo que tienen que vivir en casas
rentadas o con familiares; además de asumir que más de 300 mil se encuentran en
situación de abandono; la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados
desarrollará posibilidades para acabar con el rezago habitacional.
Ante
ello, Carlos Aceves y del Olmo, presidente de dicha instancia legislativa
afirma que en esa comisión se impulsará el aumento de créditos para vivienda,
que se adopten criterios para otorgarlos a empleados formales o informales; y
que las abandonadas sean concedidas a quienes carecen de acceso a un préstamo
hipotecario.
Así
es. Mientras hay legisladores y servidores públicos preocupados por enfrentar
la aguda problemática habitacional que sufren millones de mexicanos; al otro
lado se mueven los infaltables vivales, quienes han convertido a esta necesidad
social en su modus vivendi.
Cada
día son muchas las familias humildes que sin los documentos legales que amparen
su propiedad o lugar de residencia, caen presas de las garras de la indolencia
oficial; o, peor aún, de las redes de corrupción que tejen en su derredor
seudolíderes “sociales” o supuestos “propietarios” de predios o inmuebles.
Éstas
“alimañas” --con el debido respeto a esos animalitos por la referencia o
comparación--, actúan particularmente cuando encuentran predios o inmuebles que
se ubican en calidad de intestados, y/o de los cuales no se han pagado
servicios como agua, predial y otros.
Tal
es el caso de los posesionarios de la antiquísima construcción que se ubica en
el número 79 de la calle Guillermo Prieto, colonia San Rafael, de la Delegación
Cuauhtémoc, en ésta para otros, llamada “La Ciudad de la Esperanza”.
Ahí,
en cuyos cuartuchos viejos y fríos varias familias vivieron durante años, o
décadas, de pronto nadie acudió a cobrar la renta, que luego se enteraron se
debió al deceso del propietario, un español de quien no hubo herederos.
El
asunto que primero fue tomado por los vecinos residentes del inmueble como un
alivio a sus bolsillos, hace poco más de tres años se tornó en un creciente y
agudo dolor de cabeza.
Un
día del año 2009 llegaron hasta las puertas del zaguán de la vecindad dos
señoras (Yolanda y Guadalupe Carmen Córdova Ricart) y un sedicente
representante legal de ambas hermanas (que no de La Caridad), David Martínez
Rocha, y les exigieron renovar sus contratos de arrendamiento con ellas para
que pudieran seguir ocupando sus viviendas.
Como
la gente se negó a firmar nada, tras aducir que el predio había quedado en
calidad de intestado; las mujeres y su “abogado” fueron a demandar a los
posesionarios más firmes en aceptar los nuevos contratos. Claro, su firma
significaría el consecuente reconocimiento a que esas abusivas mujeres eran las
nuevas propietarias.
La
dura reacción no se hizo esperar. Las Córdova Ricart y Martínez Rocha, con los
consecuentes “arreglos” con personal del Ministerio Público, iniciaron sendas
averiguaciones previas en contra de algunos de los posesionarios del predio.
Sin
embargo, una de las primeras demandas no surtió efecto porque las demandantes
no pudieron comprobar la propiedad del inmueble y hasta una de ellas estuvo a
punto de ir a parar a la cárcel por “falsedad de declaraciones”. Obvio, el no
perder la libertad debió costarle mucho dinero, pero nunca pisó siquiera una
galera de detenidos en la Agencia del MP.
Pero
el asunto no paró ahí. El afán por adueñarse del inmueble las mantuvo en busca
de conseguir su objetivo y se dice que “le untaron la mano” a cuanto empleado
oficial se encontraron a su paso, hasta lograr “ciertos documentos” que
“probaban” su derecho a ser las propietarias.
Para
ello cambiaron números exteriores del inmueble, “arreglaron” o cambiaron a su
antojo las fachadas y ya entonces funcionarios menores les dieron el
reconocimiento de la supuesta propiedad.
El
asunto es que con esos “papeles”, apoyadas con cerca de 80 “cargadores”, un
“actuario”, un “juez” y su abogado, llegaron al predio el 21 de noviembre
pasado y por la fuerza, sacaron a una pareja de ancianitos, a una señora con
sus dos hijos menores, a otra con su hijo, a otra más de la tercera edad, y a
todos cuantos se hallaban en el interior para lanzarlos a la calle, pero sin
sus muebles y ropa.
Horas
después, durante la noche, los mismos posesionarios rompieron las tablas con
que habían atrancado o tapiado la puerta de acceso al zaguán, y se metieron
arremolinados en uno de los cuartos que quedaron “libres”.
Desde
esa noche hasta la fecha, ellos duermen casi compartiendo el cuarto y las
camas-catres que por la noche se vuelven recámaras, pero que durante el día son
el comedor, la sala y todo.
Ahí
mismo pernoctan casi juntos los hijos menores de edad de una y otra familia,
pero desde entonces viven en eterna zozobra. Sí, ahí mismo, adentro, las Córdova
Ricart tiene a dos “guaruras” quienes registran a quien entra o sale del lugar.
Lo
más grave, esta semana les arrojaron por debajo de la puerta del zaguán el
segundo citatorio (por supuesto, nunca llegó el primero), donde se les advierte
que de continuar en desacato a la autoridad, todos los adultos demandados
serían presentados por la fuerza ante el Ministerio Público.
Ante
esa situación, y en espera de que en cualquier momento les llegue la
“autoridad” a sacarlos de nueva cuenta de su único espacio para vivir, los
posesionarios no pueden pegar el ojo. El encargado de cuidar la puerta y en
caso de peligro avisarles a los demás, es un señor de unos 80 años de edad.
Pero
la labor de vigilancia es asunto de todos y de todos los días.
Y
es que en espera de que el procurador de justicia del DF y el presidente del
Supremo Tribunal ordenen la revisión del caso, esos ancianos, madres solas y
niños sólo confían en que Dios los ha de ayudar.
Pero,
y qué tal si buscamos por nuestra cuenta a los legisladores y a los directivos
del Instituto de Vivienda del Distrito Federal, para que les ayuden y revisen
también ellos en qué situación se encuentra el inmueble construido hace quizá
un siglo, porque ya vemos cómo se las gastan en el INAH…jarizmx@yahoo.com.mx y argonpolitico@gmail.com
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