jueves, 29 de noviembre de 2012

Guerreros por Alfabetización fracasó por corrupción de Ricardo Castillo


Palabras Mayores
Por Jorge Romero Rendón
Guerreros por la Alfabetización, el programa gubernamental que prometía abatir el analfabetismo en el estado, prácticamente desapareció luego de la renuncia de su director, Ricardo Castillos Barrientos, a quien podría fincársele responsabilidad por el mal uso de al menos 20 millones de pesos, incluyendo desvío de recursos, mala administración y desorden contable, pues se gastó el presupuesto en todo… menos en alfabetizar a guerrerenses marginados.
El problema de fondo es que trataron de engañar al gobernador Ángel Aguirre Rivero. Al principio de su gobierno se presentó un proyecto que hacía posible alfabetizar a 50 mil personas en menos de un año, con lo que en cuatro años era posible abatir ese rezago. Pero en los hechos, la corrupción y la politización del programa provocó un cambio profundo que eliminará al de “Guerreros…
Al crearse el programa Guerreros por la Alfabetización como un proyecto estatal y financiado por el Ejecutivo, en forma paralela a la labor que hace el Instituto Estatal para la Educación de los Adultos de Guerrero (IEEJAG) –este con presupuesto federal-, se cometieron dos errores:
Primero, al asignar un presupuesto de 50 millones de pesos, que el primer director, Sergio Tavira Román usó principalmente para crear toda una estructura burocrático operativa con oficinas en todas las regiones del estado, lo que encareció el programa. Luego las grillas y los golpes bajos impidieron a Tavira cumplir su compromiso, y salió antes de entregar resultados.
El segundo error fue el nombramiento al alegre asesor, Ricardo Castillo Barrientos, quien nada más al llegar despidió a decenas de empleados –pero hizo crecer la estructura con 52 coordinadores-; modificó las líneas de trabajo, y quedó bajo sospecha porque tan solo en la primera quincena de haber tomado posesión del cargo, se “extraviaron” tres camionetas, y toda la administración se centró en el propio Castillo –apodado el “Mochín”- y en su mujer de confianza, Argelia Juárez, seguida por Xóchitl Adame y Víctor García Sevilla. A quienes bautizó el personal como los “alegres compadres”, porque organizaban francahelas cada semana.
Desde el principio de su labor al frente de “Guerreros por la Alfabetización”, diversos medios de comunicación denunciaron actos de corrupción y nepotismo, así como paros de alfabetizadores y protestas por atrasos en el pago de sus salarios.
El otro problema en la operación del programa fue la multiplicidad de métodos de alfabetización, pues mientras por un lado se contrató a especialistas cubanos que aplicaron el método “Yo Sí Puedo”, mientras que personal del IEEJAG ha aplicado el método “Palabra Generadora”, y otras instituciones, como la Iglesia Católica –que ha coadyuvado en la tarea- aplica el llamado “Alfabetizar para Humanizar”.
Por si fuera poco, se presentaron denuncias en contra de Castillo Barrientos y dos exdirigentes de la CETEG improvisados como “coordinadores”, Félix Moreno Peralta y Bulmaro Muñiz Olmedo, por presuntamente falsificar los expedientes de las personas alfabetizadas, pues muchas de ellas ya contaban incluso con estudios desde primaria hasta preparatoria, pues el objetivo era tratar de engañar al gobernador con un informe simulado de que efectivamente estaban alfabetizando hasta a 63 mil personas, cifra que resultó completamente falsa.
Desvío de recursos y desaparición de “Guerreros…
Con todos esos antecedentes, el programa alfabetizador tenía que hacer crisis, como efectivamente ocurrió. Luego de apenas seis meses de gestión, la Secretaría de Finanzas estatal decidió congelar los recursos entregados a Ricardo Castillo Barrientos, luego de informar al gobernador el triste panorama de “Guerreros por la Alfabetización”:
Se detectó un hoyo financiero superior a los 20 millones de pesos, de las mismas comprobaciones presentadas por Castillo, que indicaron un fuerte desvío de recursos, ya que este presentó facturas por conceptos de eventos y viajes, renta de salones y oficinas, viáticos de funcionarios, gastos de hoteles, restaurantes en Guerrero y otros estados, cuentas de telefonía celular y “gastos de representación”, sí, pero no pudo demostrar que hubiera invertido el dinero en su labor sustantiva: alfabetizar. Puro despilfarro en burocratismo y en lujos para funcionarios.
Se encontró en las oficinas de Castillo Barrientos un desorden contable y administrativo que afectó no sólo su labor, sino que lo implicó como responsable del desvío: se asignó y se gastó dinero sin que correspondiera a los objetivos y metas del programa.
Y para colmo, Ricardo Castillo nunca resolvió el principal problema legal de “Guerreros por la Alfabetización”, ya que no logró obtener la certificación de su labor supuestamente alfabetizadora, por lo que la Secretaría de Educación Pública federal no reconoce a ningún alfabetizado por ese programa,
Al final, el gobernador se cansó de las simulaciones y engaños con que operó malamente el programa alfabetizador estatal, y decidió traspasar sus funciones al IEEJAG, lo que es un acierto de su administración, aunque no se sabe qué pasará con decenas de “coordinadores” y con los alfabetizadores de a 500 pesos que Castillo Barrientos había contratado.
Por todo eso el gobernador Aguirre le aceptó una renuncia obligada de Ricardo Castillo, quien podría ser duramente sancionado por posible peculado y abuso de confianza. A ver qué dice la Contraloría General estatal.
Correo electrónico: rendon59@gmail.com
El ex coordinador del programa “Guerreros por la Alfabetización”, Ricardo Castillo Barrientos y quien funge como asesor personal del Gobernador Ángel Aguirre Rivero, fue uno de los responsables de llevar al fracaso el programa de alfabetización en el estado.


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