Palabras Mayores
Por Jorge
Romero Rendón
Guerreros por la Alfabetización, el programa gubernamental que prometía abatir el
analfabetismo en el estado, prácticamente desapareció luego de la renuncia
de su director, Ricardo Castillos Barrientos, a quien podría fincársele
responsabilidad por el mal uso de al menos 20 millones de pesos, incluyendo
desvío de recursos, mala administración y desorden contable, pues se gastó
el presupuesto en todo… menos en alfabetizar a guerrerenses marginados.
El problema de fondo es que trataron
de engañar al gobernador Ángel Aguirre Rivero. Al principio de su gobierno
se presentó un proyecto que hacía posible alfabetizar a 50 mil personas en
menos de un año, con lo que en cuatro años era posible abatir ese rezago.
Pero en los hechos, la corrupción y la politización del programa provocó un
cambio profundo que eliminará al de “Guerreros…
Al crearse el programa Guerreros
por la Alfabetización como un proyecto estatal y financiado por el Ejecutivo,
en forma paralela a la labor que hace el Instituto Estatal para la Educación de
los Adultos de Guerrero (IEEJAG) –este con presupuesto federal-, se
cometieron dos errores:
Primero, al asignar un
presupuesto de 50 millones de pesos, que el primer director, Sergio Tavira
Román usó principalmente para crear toda una estructura burocrático operativa
con oficinas en todas las regiones del estado, lo que encareció el programa.
Luego las grillas y los golpes bajos impidieron a Tavira cumplir su
compromiso, y salió antes de entregar resultados.
El segundo error fue el
nombramiento al alegre asesor, Ricardo Castillo Barrientos, quien nada más
al llegar despidió a decenas de empleados –pero hizo crecer la estructura
con 52 coordinadores-; modificó las líneas de trabajo, y quedó bajo sospecha
porque tan solo en la primera quincena de haber tomado posesión del cargo, se
“extraviaron” tres camionetas, y toda la administración se centró en el
propio Castillo –apodado el “Mochín”- y en su mujer de confianza, Argelia
Juárez, seguida por Xóchitl Adame y Víctor García Sevilla. A quienes
bautizó el personal como los “alegres compadres”, porque organizaban
francahelas cada semana.
Desde el principio de su labor al
frente de “Guerreros por la Alfabetización”, diversos medios de comunicación
denunciaron actos de corrupción y nepotismo, así como paros de
alfabetizadores y protestas por atrasos en el pago de sus salarios.
El otro problema en la operación
del programa fue la multiplicidad de métodos de alfabetización, pues
mientras por un lado se contrató a especialistas cubanos que aplicaron el
método “Yo Sí Puedo”, mientras que personal del IEEJAG ha aplicado el método
“Palabra Generadora”, y otras instituciones, como la Iglesia Católica –que ha
coadyuvado en la tarea- aplica el llamado “Alfabetizar para Humanizar”.
Por si fuera poco, se presentaron
denuncias en contra de Castillo Barrientos y dos exdirigentes de la CETEG
improvisados como “coordinadores”, Félix Moreno Peralta y Bulmaro Muñiz
Olmedo, por presuntamente falsificar los expedientes de las personas
alfabetizadas, pues muchas de ellas ya contaban incluso con estudios
desde primaria hasta preparatoria, pues el objetivo era tratar de engañar
al gobernador con un informe simulado de que efectivamente estaban
alfabetizando hasta a 63 mil personas, cifra que resultó completamente falsa.
Desvío de recursos y desaparición
de “Guerreros…
Con todos esos antecedentes, el
programa alfabetizador tenía que hacer crisis, como efectivamente ocurrió.
Luego de apenas seis meses de gestión, la Secretaría de Finanzas estatal decidió
congelar los recursos entregados a Ricardo Castillo Barrientos, luego de
informar al gobernador el triste panorama de “Guerreros por la Alfabetización”:
Se detectó un hoyo financiero
superior a los 20 millones de pesos, de las
mismas comprobaciones presentadas por Castillo, que indicaron un fuerte
desvío de recursos, ya que este presentó facturas por conceptos de eventos
y viajes, renta de salones y oficinas, viáticos de funcionarios, gastos de
hoteles, restaurantes en Guerrero y otros estados, cuentas de telefonía celular
y “gastos de representación”, sí, pero no pudo demostrar que hubiera
invertido el dinero en su labor sustantiva: alfabetizar. Puro despilfarro
en burocratismo y en lujos para funcionarios.
Se encontró en las oficinas de
Castillo Barrientos un desorden contable y administrativo que afectó no
sólo su labor, sino que lo implicó como responsable del desvío: se
asignó y se gastó dinero sin que correspondiera a los objetivos y metas del
programa.
Y para colmo, Ricardo Castillo
nunca resolvió el principal problema legal de “Guerreros por la
Alfabetización”, ya que no logró obtener la certificación de su labor
supuestamente alfabetizadora, por lo que la Secretaría de Educación
Pública federal no reconoce a ningún alfabetizado por ese programa,
Al final, el gobernador se
cansó de las simulaciones y engaños con que operó malamente el programa
alfabetizador estatal, y decidió traspasar sus funciones al IEEJAG, lo que
es un acierto de su administración, aunque no se sabe qué pasará con
decenas de “coordinadores” y con los alfabetizadores de a 500 pesos que
Castillo Barrientos había contratado.
Por todo eso el gobernador Aguirre
le aceptó una renuncia obligada de Ricardo Castillo, quien podría ser
duramente sancionado por posible peculado y abuso de confianza. A ver qué dice
la Contraloría General estatal.
El ex coordinador del programa “Guerreros por la
Alfabetización”, Ricardo Castillo Barrientos y quien funge como asesor personal
del Gobernador Ángel Aguirre Rivero, fue uno de los responsables de llevar al
fracaso el programa de alfabetización en el estado.
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