By Nahín Rojas
Se me llenaron mis hijos de lágrimas; cuando ví su mensaje en el teléfono, pidiéndome volver, que ya lo había reflexionado y que aceptaba que se había equivocado; que quería volverlo a intentar, que rescatemos lo nuestro y que todavía había tiempo.
Y es que de ella yo había sido su amante; y después de confesarle lo nuestro a su esposo, pensé que me elegiría a mí; pero decidió rehacer su vida con otro, sacándome fríamente de la ecuación; despidiéndose deliberadamente y sin titubear, de su corazón.
Hoy; a 3 años de ello, nuevamente aparece para pedirme perdón; confesarme que se equivocó y que quiere recuperar lo bonito y mágico que nos unió, que quiere volver a disfrutar de la magia y de mi dulce corazón.
Y en verdad, no negaré que me lloró el corazón; mientras mis ojos iban leyendo cada palabrita, pero ya no hay vuelta atrás; ya no puedo entregarle nuevamente el corazón, ya no puedo confiar en su amor; aunque se me desgarre el alma.
Ella ya no puede regresar a mi mundo; porque hoy, alguien más ocupa mi cama; y no sacrificaré lo bonito que hoy estoy viviendo, por alguien que sólo ha venido a buscar un consuelo y remover los recuerdos; desempolvar las lágrimas que en su tiempo provocó.
¡No! En mi cama ya no hay lugar para ella, y aunque hoy titubée el corazón; el corazón también es conciente de que su tiempo se terminó y si ella no supo valorarme y si ella no me eligió, ahora me toca a mí decirle "adiós"; y no por venganza, sino porque hoy mi cama ya no está vacía, y hoy ya no hay páginas atrás.
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