Por Efraín Flores Maldonado, Doctor en Ciencia Política y Ciencias de la Educación.*
Dicho movimiento esencialmente político, social y religioso, se desarrolló en Inglaterra entre 1688 y 1689. El Reino Inglés incluía en sus dominios a Escocia e Irlanda y en un proceso constitutivo de lo que podríamos llamar “desarrollo político europeo”, se debatía en una lucha religiosa y frontal entre el parlamento inglés y el reinado terrenal.
Jacobo II había nacido el 14 de octubre de 1633 e inició su reinado el 6 de febrero de 1685, profesando la religión católica con un parlamento constituido esencialmente por protestantes. En su proyecto de poder absoluto, realizó acciones directas para despojar del mando militar a quienes no eran sus simpatizantes y profesaban religiones diferente a la suya. También se abrogó la facultad de establecer nuevos impuestos sin consultar al parlamento y menos aún al pueblo.
Tenía un vástago llamado Jacobo Francisco Eduardo de religión católica y una hija de nombre María, casada con Guillermo III, príncipe de Orange, ambos protestantes; este último había nacido en la Haya, Holanda el 14 de noviembre de 1650 y aspiraba junto con su esposa a suceder en el trono a Jacobo II, para lo cual establecieron alianzas secretas con los principales líderes protestantes del parlamento inglés.
El 13 de febrero de 1689, Guillermo III fue proclamado por el parlamento como nuevo rey de Inglaterra, condición que también se le otorgó a su esposa María II, hija del depuesto Jacobo II. En este nuevo reinado, el parlamento británico emitió distintos documentos constitucionales y legislativos determinando que, el rey no podrá crear nuevos impuestos ni un ejército sin consentimiento del parlamento; que debía respetar los derechos fundamentales de los ciudadanos; que los reyes ingleses o reinas no podían ser católicos y que se tolerarían los derechos de los protestantes disidentes, pero no de los católicos, ni de los judíos.
Que podía contratar deuda exterior; que la legitimidad del rey debía descansar en el consentimiento del pueblo.
Que los reyes o reinas serian responsables ante el parlamento; que debía garantizarse la propiedad de los ciudadanos; que los impuestos deberían ser consentidos y aceptados por el pueblo.
Esta revolución denominada gloriosa, mereció tal calificativo porque desarrolló un cambio en las estructuras del poder y en sus contenidos, sin derramamiento significativo de sangre.
Tal acontecimiento hizo posible posteriores reformas fiscales y bancarias, como la creación del Banco de Inglaterra en 1694. Significó dicha revolución, un paso importante en el desarrollo constitucional y político, generando avances significativos en la democracia moderna.
La Revolución Gloriosa hizo posible también, fortalecer el principio de legalidad y responsabilidad del poder público, aun cuando éste, fuese detentado por reyes, atemperando su poder con normas constitucionales que protegen los derechos de los ciudadanos.
María II, hija del Rey Jacobo y esposa de Guillermo III, falleció el 28 de diciembre de 1694; Jacobo II falleció el 16 de septiembre de 1701 y Guillermo III, rey de Inglaterra falleció el 19 de marzo de 1702 a los 51 años de edad.
Las revoluciones como movimientos sociales e ideológicos, tienen el poder para destruir estructuras de dominio y establecer nuevas modalidades y usos del poder con un sentido de justicia y de convivencia democrática entre gobernantes y gobernados.
Así, cuando los detentadores del poder son sustituidos por cuadros políticos más competentes y de notorio oficio político, se modifican estructuras y funciones del servicio público, se genera un
novedoso desarrollo político, como el provocado por esta “revolución gloriosa”.
En sentido contrario, si la renovación de un régimen político se ubica en la oclocracia, como llamó Aristóteles al gobierno “de los peores“,entonces se dibuja y se sufre un gobierno mediocre, anárquico, de ocurrencias, que en nada beneficia al pueblo que lo eligió.
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