miércoles, 23 de marzo de 2022

Con aprecio para mi estimado amigo, Félix Salgado Macedonio. *

 


EL INTELECTUAL*

“Cuando el sabio señala la luna... el estúpido mira al dedo”. Confucio. 


*Por Efraín Flores Maldonado, Doctor en Ciencia Política.*

En abril de 1965 se realizó en la Universidad de Texas, un Congreso de Académicos procedentes de universidades e instituciones prestigiadas de 9 países del mundo; entre ellos destacaba el Dr. Daniel Cossío Villegas, fundador del Colegio de México y del Fondo de Cultura Económica; Denis Brogan, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Cambridge, Inglaterra; Merle Fainsod de la Universidad de Harvard; John Brademas, profesor de ciencias políticas en universidades de Norteamérica y Eugene McCarthy, Senador de Minnesota y autor del libro “Una respuesta liberal al desafío conservador”, entre otros. Todos ellos coinciden en lo positivo y creativo que es el pensamiento intelectual y su utilidad en la vida cotidiana... y en la política.

Malcolm Macdonald dice que el intelectual “debe volver a las cavernas y analizar pacientemente el origen y desarrollo del pensamiento y las acciones que provoca, para tratar en la era moderna de corregir desvíos, errores, insuficiencias e inducir a los seres humanos a desarrollar positivamente sus potencialidades”. Para Malcolm, los intelectuales deben considerarse y ser valorados como “conciencia de la humanidad”; agrega que los intelectuales luchan por el cielo, aunque en esa búsqueda, en ocasiones “acaban creando un infierno”. Desde su punto de vista, los intelectuales normalmente están impedidos para tomar decisiones, pero con su crítica a los poderes fácticos e institucionales, pueden influir para que estas se generen y apliquen positivamente.

Gunnar Heckscher, de Suecia, señaló que la valía de los intelectuales está en “su verdadera influencia para que se tomen decisiones políticas”; destaca que en la edad media “los intelectuales se encontraban casi exclusivamente en el clero” y por ello, la iglesia tenía una gran influencia frente al poder; directo y crudo, este académico afirma que no todas las personas inteligentes “son intelectuales”; dice que, quienes merecen este calificativo son capaces de exponer de manera creíble sus razones, señalando rumbos sociales en el presente y avizorando posibles nuevas realidades en un futuro deseable... y posible; remarca que los intelectuales protagónicos son los que construyen y mantienen una crítica eficiente al poder público, señalándole desvíos, insuficiencias y corruptelas.

En el fondo, el intelectual debe ser un buscador y defensor de la verdad. Klaus Mehnert señala que los intelectuales son seres “genuinamente preocupados por la verdad, el humanismo, la justicia... y la libertad”; recomienda influir en la política y mantener firmes sus convicciones, porque en ese tránsito... “sus virtudes son acechadas por los vicios del poder”; recomienda al intelectual, accionar como critico leal y como consejero, sin olvidar que “los Estados autoritarios y su gobierno, son enemigos naturales de los intelectuales”. Eso y más dijeron estos académicos sobre el intelectual.

Desde mi punto de vista, el intelecto, cuando el poder corrupto desfallece, ha detentado poderes públicos; por ello, su cercanía con el poder lo ha dibujado como aliado y consejero en tiempos de crisis... pero tiene mayor aprecio social como critico tenaz; en ambos casos, el pensamiento intelectual como apoyo al poder o como su detractor, ha sido útil social y políticamente.

Otro autor, Francisco Miró Quezada, destaca que el intelectual es persona con inteligencia sobresaliente, educación y cultura destacadas; por ello sus ideas, protestas y propuestas se desarrollan y exponen “con la creencia en la eficacia de la razón” y se comporta como tenaz luchador “contra todo tipo de arbitrariedades”; desde luego, reconoce que “el intelectual que tiene simpatía social, también tiene autoridad moral;en contrapartida dice que si el intelectual es escuchado por la sociedad y el poder público, entonces “hace que la política cancele abusos y se desarrolle como justicia social”

En contrario, cuando las personas que gobiernan tienen evidente ignorancia supina, sin oficio político y ayunas de formación política elemental, ignoran al intelectual y al mismo tiempo lo envidian y se comportan sordos y ciegos, cuando el que tiene intelecto, advierte el caos y lo anuncia.

Entonces, el poder sin intelecto se desarrolla en un ambiente de incertidumbres y agoniza en inestabilidad política persistente... hasta que colapsa finalmente.

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