La
defensora de los derechos Humanos Norma Nolasco, revelo así nos van matando
poco a poco, yo tengo la gracia o desgracia de vivir con escoltas en una casa
con muchos sistemas tecnológicos de seguridad, pero no todas mis compañeras y
compañeros activistas lo tienen.
Las
y los activistas de derechos humanos sufrimos muchas vejaciones hay quienes se
dedican contratados por el sistema (gobierno, iglesia, partidos, empresas, etc
depende de lo que la persona activista defienda) para atacarnos, porque les
somos altamente incomodos.
Lo
hacen intentando desprestigiar a la persona, manipular los logros obtenidos en
los trabajos, sabotear para que no puedan accionar y muchos etc.
Hoy
México no es un país seguro para las personas como yo.
Los
daños colaterales por nuestro activismo son muchos y varias veces el silencio
es nuestro mejor aliado.
Reitero
mi compromiso de continuar con las acciones de promoción, difusión, defensa, investigación
y activismo de derechos humanos con perspectiva de género.
Pido
una disculpa a mi familia, manada, amigas, por los sustos, angustias y miedos
que les he hecho pasar, pero alguien debe de hacer esto que yo hago y no me veo
en ningún otro lugar, sino como un maestro me enseño poniendo mi granito de azúcar
para endulzar la vida.
La
primera vez que tuve protección de escoltas fue en 2010 auxiliada por el
procurador de derechos humanos del estado, cuando yo defendía y representaba a
8 víctimas de acoso sexual por parte del entonces director del sistema de agua
potable en Silao y asesinaron a quemarropa al abogado Blancarte quien nos daba información
estuve 2 años protegida. Ahora esta vez fue por orden de una jueza en Irapuato después
de que acompañe el caso de unas menores abusadas por el padre Jorge Raúl
Villegas he sufrido intentos de asesinato, balaceras, intimidaciones, persecuciones,
etc. Llevo desde el 2017 viviendo así, el asesinato de mi hermano es uno de
los daños colaterales por mi activismo

No hay comentarios:
Publicar un comentario