miércoles, 4 de diciembre de 2019

¿Se va Astudillo?

LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato
Dentro del balance derivado de su primer año como presidente, AMLO puso el dedo en la llaga: exhibirá a los gobernadores que no cumplen con sus compromisos en materia de seguridad pública. El único detalle es que comenzó politizando el asunto. Porque alabó el trabajo de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, del Morena ─quien proyecta visibles problemas en la materia─, mientras que se reservó dar el nombre de aquellos que «no se levantan temprano». Hay que ir por partes.
GOBERNADORES EN CAPILLA. -A partir de su segundo año de gobierno, el presidente del país parece encaminado a trabajar más sobre los aspectos políticos, que aquellos prioritarios y de alto impacto social. Como la seguridad pública y la disminución de los índices de la violencia. Algunos gobernadores opositores aparecen en esta ruta, como claves y estratégicos. Las lecturas son elocuentes: 1.- Los mandatarios estatales cuyas entidades han sido inoculadas por masacres desgarradoras durante el primer año del gobierno presidencial de AMLO son: el de Sinaloa del PRI-PVEM, Quirino Ordaz Coppel; el de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo del PRD; el de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, del Morena; la de Sonora, Claudia Pavlovich del PRI; el de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, del PAN; el de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, ‘independiente′; el de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo del PAN; el de Guerrero, Héctor Astudillo Flores del PRI. Y recientemente el de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís, también del PRI. Si el presidente se carga ─como ya lo hizo con Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, cuando la inseguridad se disparó en la capital del país─, favoreciendo a los gobernadores de su partido político, actuará no con igualdad e imparcialidad, sino privilegiando intereses partidistas. Y así, replicará las mismas prácticas priistas del pasado de las que se queja y condena. 2.- En Guerrero en particular, el presidente intenta crear los escenarios político-electorales que permitan a su partido político, ganar el gobierno estatal en la elección de 2021. Al respecto, la especie que se acaba de filtrar en círculos políticos no deja de ser perturbadora: la probable solicitud de licencia para separarse del cargo, del gobernador Héctor Astudillo Flores. El acuerdo político, trasciende, se habría tomado como forma de salvaguardar la imagen del mandatario estatal ante los enormes desfalcos financieros arrastrados por su administración. Es decir, la federación estaría operando una salida similar a la aplicada contra el ex dirigente del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps. 3.- Esa misma versión apunta a que el relevo de dos años que faltan para concluir la actual gestión gubernamental ─y que esta vez no despreciaría como en 2014─ tendría como protagonista al rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán. La entrega de reconocimientos a maestros eméritos de ayer, habría sido su despedida. Lo cual eventualmente, garantizaría el arribo como candidato del PRI a gobernador, del senador Manuel Añorve Baños. Y de ahí, a la segura e inevitable derrota electoral tricolor. Saldaña se ha movido soterradamente, en círculos cercanos al Morena. Y su primo, el ex rector de la UAGro, Marcial Rodríguez Saldaña, es secretario general del partido presidencial en Guerrero. 4.- Hay, sin embargo, un prietito en el arroz: el anterior escenario favorecería a otros actores en concreto. Dos resaltan: el delegado federal Pablo Amílcar Sandoval, quien no despega en las encuestas. Y las huestes del ex gobernador perredista Rogelio Ortega Martínez. Es claro que, con el poder estatal bajo control, la espiral de la corrupción se mostrará abiertamente con la inyección escandalosa de recursos a las campañas electorales de los competidores con más posibilidades. Solo falta confirmar si la salida de Astudillo es verdadera. Aparecería así, como el primer gobernador «sacrificado» por la Cuarta Transformación. Qué tal.
HOJEADAS DE PÁGINAS…De «mentes criminales», calificó la alcaldesa del Morena en Acapulco, Adela Román Ocampo, a quienes intentan desestabilizar a su gobierno «pero no lo van a lograr». Y lo peor: asumió que ella proviene de la mal llamada ‘lucha social′. Adela no percibe ni entiende, que las legítimas mentes criminales trabajan todos los días generando violencia e inseguridad en el municipio que gobierna. Y como no puede con ellas, le endilga el adjetivo criminal, a quienes cuestionan sus yerros, desaciertos y ausencia de resultados. Aplica una lógica al revés.

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