LECTURA
POLÍTICA
Noé
Mondragón Norato
Mujer candidata
Mientras
que los actores políticos masculinos se placean como eventuales aspirantes del
Morena a gobernador para la elección de 2021, las mujeres callan y se agazapan.
Porque la decisión de abanderar esa candidatura podría dar justamente, un giro
inesperado. Apelando desde luego, a la manoseada «equidad de género». El telón
de este escenario de vodevil podría abrirse inesperada y asombrosamente. Basta
con pulsar algunas vertientes.
EMPODERAMIENTO
FEMENINO. – En la percepción de muchos políticos varones, Guerrero no se
encuentra todavía, en la senda de ser gobernado por una mujer. Pero este
pronóstico rodaría por los suelos en el momento decisivo. Se lee así: 1.- En la
idea presidencial, «las mujeres son menos corruptas» que los hombres. AMLO
demostró esta inclinación cuando dejó en el camino la pretensión del actual
senador zacatecano del Morena, Ricardo Monreal Ávila ─más corrupto que
cualquier priista─, por encumbrarse como jefe de gobierno en la Ciudad de
México. Y le abrió pasó a Claudia Sheinbaum Pardo, quien ganó sin dificultades
la elección del pasado julio de 2018. Antes, había mostrado esa misma tendencia
con la ex edil perredista de Atoyac, María de la Luz Núñez Ramos, quien fue
«palomeada» por López Obrador, para que fuera como candidata del Morena a
gobernadora por Michoacán, en la pasada elección del 7 de junio de 2015, la
cual perdió frente al actual gobernador perredista y corrupto de marca, Silvano
Aureoles Conejo. 2.- Hace cosa de dos meses atrás comenzó a manejarse un nombre
como ‘posible′ aspirante a la candidatura a gobernador por el Morena: la
secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, hermana
del delegado federal Pablo Amílcar Sandoval. En corrillos políticos corrió
fuerte la versión en el sentido de que se trató en realidad, de una maniobra
urdida por el propio Pablo Amílcar, con el fin de presionar por anticipado a
AMLO en dos frentes: si no quedaba él como candidato, entonces apoyaría que
fuera su consanguínea. Sobre todo, si López Obrador se decidiera porque la
candidata fuera una mujer. La intención consistía en sacar de la jugada a otros
aspirantes advenedizos y externos ─como Félix Salgado y Luis Walton─, que se
habían montado en la ola de «vender» la divisa mediática en el sentido de
«tener en la bolsa los apoyos políticos presidenciales». Lo cierto es que Irma
Eréndira no nació en Guerrero, no tiene vida política en la entidad ni tampoco
arraigo. Además de que, como especialista en temas de corrupción, no ha logrado
ventilar hasta hoy, casos específicos de gobernadores corruptos. En suma: no
tendría con qué ganar la elección. 3.- Hay dos mujeres más del Morena que
podrían ─aunque aparece complicado─ disputar la candidatura: la alcaldesa de
Acapulco, Adela Román Ocampo, quien no logra dar resultados convincentes a sus
gobernados y cada vez cae en lo más profundo de su propia incompetencia; y la
senadora Nestora Salgado, quien no logra quitarse de encima los tres años que
vivió presa en el penal de Nayarit, acusada de secuestro. Si en su momento,
pasó como Senadora, como eventual candidata a gobernadora sería uno de sus
puntos más vulnerables. 4.- Y finalmente, surge una cuarta mujer: la ex
perredista, ex secretaria general de ese partido y dos veces candidata a
gobernadora, Beatriz Mojica Morga, quien el pasado 18 de agosto de 2019,
renunció formalmente a ese partido tras militar 30 años en él. «En esto quiero
ser muy clara, de ninguna manera respaldaría una alianza con el PRI, ni formal
ni de facto, porque eso sería traicionar al pueblo de Guerrero. Por eso he
decidido cerrar este ciclo. No me reafiliaré y acompañaré a los más de 100 mil
perredistas que tampoco lo harán», sostuvo en su carta de renuncia. De algún
modo, Beatriz dejó entrever que su base electoral descansa en esos 100 mil
perredistas. Les guiñó el ojo a los del Morena, quienes tampoco la han
descartado. Y la posibilidad de que sea una mujer la candidata del Morena en
2021, no es descabellada.
HOJEADAS
DE PÁGINAS…Lucio Cabañas Barrientos, fue el ícono de la lucha guerrillera que
pretendió transformar al país en los años 70. Pero el gobierno de la Cuarta
Transformación, los senadores, diputados federales y locales del Morena, y las
propias autoridades municipales se olvidaron de esa izquierda revolucionaria
liderada por Cabañas. Operaron el olvido y la amnesia como bálsamo eficaz para
ignorar eventos que al final, sirvieron de rebote para empoderar hoy, a los
falsos profetas de la pobreza, la corrupción y la violencia.

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