martes, 25 de julio de 2017

Búnker fantasmas

*Autodefensa de terror, obliga desplazamiento de familias
Por Bernardo Torres y Jonathan Cuevas/API
Chilpancingo, Gro.- La Gavia, comunidad de Raybel Jacobo de Almonte, alias “El Tequilero”, se convirtió en un pueblo fantasma, sitiado por el Ejército Mexicano y Policía Estatal, donde decenas de animales se muestran hambrientos y flacos.
El pueblo está situado a unos 15 minutos de la cabecera municipal, San Miguel Totolapan. En un crucero a la mitad de la carretera, hay un retén conjunto de las dos corporaciones ya mencionadas.

Al entrar, las pocas calles de este pequeño pueblo lucen desoladas, solo vacas, perros, cerdos y caballos (varios finos), deambulan en busca de alimento. Todos lucen esqueléticos.
Hay unas 80 casas en su mayoría cerradas con candados, igual que la escuela primaria, el jardín de niños y la iglesia. De las pocas que tienen las puertas abiertas, salen y entran las bestias y caninos.
En el domicilio de Raybel Jacobo hay más animales que en cualquier otro. Desde la entrada se aprecian dos corrales de donde se asoman también patos y chivos. Al fondo andan los caballos y las vacas.
Pero la vivienda luce precaria, de ladrillo y algunas partes de adobe. Ahí viví con su esposa y hermana que, según los pobladores de San Miguel, ahora tiene una casa “de lujo” en Chilpancingo, capital del Estado.
Rondan el pueblo policías y militares, alertas, con metralla en mano, por cualquier situación de riesgo. Mantiene varios puestos de revisión en las entradas y salidas.
Todas las familias huyeron a partir de diciembre del año pasado, cuando el pueblo de San Miguel se levantó en armas e inició la persecución de Raybel. Sin embargo, quedaba toda la familia de ese personaje en ese lugar, pero huyeron después del 12 de Junio tras el ataque que hicieron sicarios de Raybel contra elementos de la Procuraduría General de la República (PGR), asesinando a cuatro.
Hoy el pueblo está sitiado por las fuerzas de seguridad, y la familia de Raybel está distribuida en ciudades como Iguala, Chilpancingo y otras del Estado de México; afirman los vecinos de la cabecera.
En 10 años, San Miguel Totolapan pasó de 24 mil a 12 mil habitantes
Raybel Jacobo de Almonte, empezó su régimen de terror en San Miguel Totolapan, en la Región de Tierra Caliente, en el año 2007, junto con la Guerra contra el narcotráfico que empezó el entonces presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa.
Proveniente de una familia humilde, que se dedicaba a la venta de leña, y postes para corrales, y dado al vicio, que incluso pedía dinero para seguir tomando, relatan pobladores, fue reclutado por Vicente Popoca, miembro del grupo criminal Guerreros Unidos, que buscaba ampliar su territorio de la Zona Norte a la Tierra Caliente.
Muy pronto hallaron un modo de someter a la población, mediante el secuestro, la extorsión y el tráfico de drogas, desde la parte alta de la sierra de este municipio; lo que derivó en el colapso de la economía, e inició el éxodo de familias enteras.
Afianzado en una pequeña zona de no más de tres comunidades, empezó a ejecutar secuestros en los municipios colindantes, obligando al desplazamiento de pueblos enteros.
El 2015, marcó el inició del episodio de violencia brutal, secuestros de una a tres personas, se convirtieron en secuestros masivos, de hasta 24 víctimas, con el arribo a las filas de los Tequileros, de Mauro Hernández González, alias “El Vago”.
Esta gavilla de delincuentes, responsable de más de 200 secuestros en seis municipios, de acuerdo con el Movimiento por la Paz, era encabezado por Saúl Beltrán Orozco, primero como presidente municipal y posteriormente como diputado local por el PRI, ahora expulsado de su partido y separado del cargo.
El asesinato de un menor de apenas 10 años de edad, junto a su madre, y violaciones de mujeres, hizo brotar la indignación de los totolapenses, y empezó a incubarse el proyecto de autodefensa, para poner fin a la ola de atrocidades.
En enero de 2016, fueron secuestradas 27 personas que iban a una boda, tres días después cinco maestros en Ajuchitlán del Progreso y apenas un mes después, 24 trabajadores de una mina; estos últimos secuestros fueron pagados por el gobierno del Estado, que recién iniciaba, Héctor Astudillo Flores.
Ya para esa fecha, sumaban por lo menos 25 pueblos desplazados por la violencia, de 115 con los que se conforma el municipio y la población de San Miguel Totolapan, se había reducido a la mitad, de 24 mil habitantes, en la actualidad quedan apenas 12 mil.
De acuerdo con los pobladores de la cabecera municipal, en la región conocida como La Cañada de San Tehuhuetla, los pueblos vacíos, son; Las Mesas, Chaxcuita, Lod Bancos, San Rafael, Santa Maria de las Flores, el Barroso, San Gregorio, Barranaca de Iguala, Los Pericos y El Potrero.
En el Valle Luz, son otras siete localidades desplazadas; El real, Los Cajones, Los Guajes, Cuadrilla, El Machero, El Carrizal y El Querengue; mientras que en la zona serrana se cuentan al menos, Pericotepec, Los Encinos, Las Tunas, Huerta Vieja y El Aguacate.
Informes de los pueblos de la sierra, indican, que tras el ataque a miembros de la PGR, Raybel Jacobo, se refugia en comunidades del municipio de Tlacotepec, donde ha recuperado su relación con el grupo criminal de los Guerreros Unidos, desde donde prepara su acecho a San Miguel Totolapan.
Por la presencia de Los Tequileros, el municipio se encuentra dividido, en la parte serrana y el valle, las cuales por su geografía no tienen comunicación, y el ayuntamiento ha optado por establecer una segunda cabecera municipal, en la comunidad de Linda Vista.
“Tequileros” involucrados en la desaparición delos 43
El grupo criminal que lidera Raybel Jacobo de Almonte, alias el Tequilero, es en realidad una célula del cartel conocido como Guerreros Unidos (GU), que cuando estuvo bajo el mando de un personaje identificado como Vicente Popoca, habría participado en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
De acuerdo a pobladores de San Miguel, tras la desaparición de los normalistas en Iguala, el 27 de septiembre, hubo “movimiento”, en las inmediaciones de La Gavia, de donde es oriundo Raybel Jacobo y, donde creen que hay fosas clandestinas en las que podrían estar sepultados los estudiantes.
Miembros de la autodefensa de San Miguel, identificaron a un grupo que en 2014 estaba bajo el mando de Vicente Popoca, como “los mata normalistas”, y tras la captura de algunos de estos por los propios autodefensa a inicios de este año, explicaron que les llamaban así porque ellos habían asesinado a los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Luego obtuvieron indicios, dijeron, de que los estudiantes pudieron haber sido sacados de Cocula por caminos rurales entre la Sierra, hasta llegar a las inmediaciones de La Gavia, pueblo de El Tequilero, quien tiempo después habría asesinado a quien era su jefe en GU, Vicente Popoca.
Dijeron que se podría corroborar la relación de estos personajes con la desaparición de los 43 y la masacre del 26 de septiembre en Iguala, porque en narcomantas que aparecieron en Iguala, Popoca fue señalado directamente.
Al consultar archivos de este y otros medios informativos, se pudo corroborar que en narcomensajes colocados en Iguala, en octubre de 2014, aparece el nombre de “chente Popoca”, quien se cree, sería el ex líder de Raybel Jacobo de Almonte.
Por ejemplo, en octubre de ese mismo año, previo a la detención de Sidronio Casarrubias, fundador y uno de los máximos líderes de GU, apareció una narcomantas en una barda de la colonia San José, en la que se señala a los hermanos de Mario Casarrubias Salgado, la banda de “Los Peques”, como responsables de la masacre y desaparición de normalistas, pero también se involucra a Vicente Popoca y, se señalan a 8 alcaldes de la región norte y el diputado Héctor Vicario Castrejón, de apoyar a GU.
“Sabemos que los responsables son los hermanos Casarrubias Salgado, Adán (El Jitomate), Ángel (El Mochomo), Sidronio (El Chino), junto con los hermanos Benítez Palacios, Oziel (El Oso), Víctor Hugo (El Tilo), Mateo (El Gordo), Salvador (Chava) Reynaldo (Rey), El Cholo Palacios, también Gil, May, Chente Popoca y La Veva”, indicaba el mensaje atribuido a El Choky.
Otra parte del texto, indicaba: “Señor presidente, quiere nombres? Taxco: Salomón Majul González y Eruviel Salado Sánchez; Ixtapan de la Sal: Ignacio Ávila Navarrete y Efraín Pedroza Flores; Iguala: José Luis Abarca Velazquez y Francisco Valladares; Huitzuco: Héctor Vicario Castrejón, Norberto Figueroa Almozo, Javier Duarte Núñez y Marcelo Villalba Adame; Tepecoacuilco: Antonio Galarza Zavaleta; Cocula: César Miguel Peñaloza; Teloloapan: Ignacio Valladares; Apaxtla: Efraín Peña Damasio. Estos son el grupo que conforma Guerreros Unidos”.
La narcomanta era dirigida al presidente Enrique Peña Nieto, sin que hasta la fecha se conozca el curso de la investigación correspondiente.
Autodefensa de terror
Han sido tres años de terror para los habitantes de San Miguel Totolapan y sus comunidades, por el asedio constante de Raybel Jacobo de Almonte “El Tequilero”, a los que el grupo de autodefensa conformado este lunes busca poner fin.
Desde 2013, cuando Raybel Jacobo se separó del grupo delictivo “La Familia Michoacana”. Hizo del secuestro su modo de subsistir y tomó como rehenes a los municipios de Arcelia, San Miguel Totolapan y Ajuchitlán del Progreso.
Los secuestros masivos han sido su especialidad, cobrando rescates de 200 mil pesos y hasta medio millón de pesos, que quienes no han podido pagarlo en efectivo, lo han hecho con su vida, así lo relataron pobladores de San Miguel, para pedir la urgente intervención del Gobierno del Estado.
Este lunes, para poner fin a esta ola de atropellos, pobladores de la cabecera municipal se levantaron en armas, sitiaron la población y detuvieron a unas 15 personas, que fungían como informantes de dicho grupo criminal.
Entre los detenidos, están la madre de “El Tequilero”, la señora, María Félix de Almonte y la regidora del PRI, Carmen Barrera Navarro, quienes junto con el resto fueron recluidas en la comandancia municipal, ubicada en el centro de San Miguel.
Previo al levantamiento armado, decenas de personas habían sido víctimas de secuestros en este municipio, extorsionados, amenazados por esta célula delincuencial, y unas 50 familias tuvieron que huir del municipio en los últimos tres años, dejando todo su patrimonio.
Hasta la comandancia municipal, donde se encuentra la principal concentración del movimiento, durante las últimas 24 horas han llegado decenas de víctimas para pedir ayuda, algunos tienen familiares desaparecidos, otros secuestrados y algunos sólo por simpatía con el movimiento en busca de la paz para su municipio.
Desesperada, la señora, Sonia de la Cruz Monterrubio, llegó hasta la base de la autodefensa, narró como hace cinco meses su hijo de 22 años fue secuestrado; durante varios días trabajo y pidió prestado para reunir la cantidad de 200 mil pesos que “Los Tequileros” le exigían, pero no lo logró.
En dos ocasiones entregó 20 mil pesos a los miembros de este grupo, esperando recuperar con vida a su hijo, pero pasados unos días le informaron que ya lo habían matado, aunque en estos cinco meses lo ha buscado sin éxito, y pide que al menos le digan dónde está el cuerpo, para darle sepultura.
Lamentó que durante estos tres años que ha durado el asedio de la delincuencia organizada, ninguna autoridad ha sido capaz de frenarlo, y al contrario, han sido testigos de cómo el Ejército ha protegido a este grupo criminal, y ninguna otra corporación hace presencia en el municipio.
Desde hace varios meses la situación es crítica, las tiendas ya no suben sus cortinas, las escuelas no abren sus puertas, el comercio está paralizado, y ya se sufre la escasez de comida y víveres.
La última semana, luego de que se retiró el operativo que implementó la Fiscalía General del Estado en Coordinación con el Ejército y la Procuraduría de Michoacán, el transporte público se suspendió “estamos aislados, estamos secuestrados en nuestra propia casa, no nos podemos mover a ningún lado”, expresó una mujer de avanzada edad, al tiempo que rompió en llanto.
En la cabecera municipal de San Miguel Totolapan, hay más de cien viviendas vacías, en ruinas, otras fueron quemadas, y algunas más, estaban en posesión de los tequileros, de las familias que huyeron, que estiman en un 30 por ciento de la población total, nada se sabe.
El movimiento, hizo un llamado a estas familias que huyeron, a que regresen, se unan a la autodefensa y hagan frente a este fenómeno de la delincuencia, para regresar la localidad a la normalidad.
El secuestro de Isauro Paz, ingeniero de profesión, detonó el hartazgo de la población, y amagan con no parar este movimiento, hasta dar con el paradero de Raybell, o que se entregue a las autoridades.
El diálogo con las autoridades del Estado fue infructuoso. Las peticiones fueron que el gobernador acuda a la cabecera municipal, y que se nombre un comisionado de seguridad para la Región de Tierra Caliente, al ver rebasados los gobiernos municipales y una vez que el estado no ha podido poner “orden y paz” como lo prometió en campaña.
Cuando se informaba sobre estos resultados de la reunión, una mujer de alrededor de 60 años interrumpió.
“Hombres armados llegaron hasta mi domicilio, donde tenemos una tienda, estaba con mi esposo y mi nieta de 11 meses, llegaron y mataron a mi esposo, sin decir nada, solo dispararon, iban vestidos de militares, él no le hacía daño a nadie, sólo abusan de nosotros porque no decimos nada”, dijo.
Ella, dice haber perdido la confianza en todo tipo de corporaciones policiacas, lamenta que el gobierno se quede de brazos cruzados ante esta ola de terror que están viviendo las familias de San Miguel y sus pueblos.

“Sacan dinero a gente que no tiene ni un cinco, uno trabajando día a día para mantenerse, no tienen consideración, aparte de que nos quitan el dinero, nos matan a la gente, siempre hemos trabajado no hemos robado nunca para comer, para que otro nos arrebate la vida y el dinero nomás porque siente cabrón”, reclamó.

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