miércoles, 21 de junio de 2017

Esperanza y decepción

*La manipulación de las conciencias, historia detrás del mito
Por: Arturo González y Roberto Garza
Chilpancingo, Gro.- Más de ochenta años de un priismo recalcitrante, fraudulento, omnímodo, corrupto y sin propuesta de solución para los múltiples problemas que aquejan a una sociedad maltrecha, hundida en el fango y el estiércol, nos hace que siempre y en todo momento festinemos logros ajenos en lugar de poner a nuestro servicio una Actitud Mental Positiva, como dijera Napoleón Hill, en su acertado libro “Las Llaves del éxito”.
Nos regocijamos cuando los medios de comunicación exaltan la labor de un personaje sin sentido, que más bien parece que el objetivo es el de otorgar un melodrama a una sociedad que desde hace ya más de ochenta años vive de pan y circo, que desde la aparición de la Televisión Mexicana aparece como carne de caños, una sociedad que ha estado sometida, que vive bajo el objetivo simple y llano de las grandes corporaciones multinacionales para que se la pasen “consumiendo y consumiendo”.

En esta maraña de engaño y manipulación, se suma las estrategias que han utilizado el sistema y el PRI para mantener a la gente dormida y siempre a la espera de que un milagro de Dios los aprisiones,  y los extraiga del marasmo brutal en el que se encuentran.
Vivimos en medio de una sociedad conformista que se la pasa tratando de aplastar al prójimo sin que haya voluntad para en conjunto solucionar la problemática en la que se encuentran.
Francisco Orihuela, (a) Paco el empanadero, sólo fue producto de una estrategia fallida de un especialista en medios de comunicación, como lo es Arturo Solís, quien durante muchos años fue Director de Radio y Televisión de Guerrero, en los oscuros años del priismo en Guerrero comandado por el ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa.
Experto en el show torpe y burdo al que están expuestos los mexicanos, logró el objetivo de ensalzarlo, de que la sociedad ansiosa de melodramas como los XV años de la Rubí, encontrara en ese episodio un rato de consuelo, y casi la vida eterna
Todos los logros de los deportistas y de personajes de la farándula son exaltados por los medios de comunicación con el objetivo de hacernos creer que si existe la superación personal, que si existe capacidad para desarrollar las cosas, pero que además el atraso y la fuerte convulsión de inseguridad y corrupción, es culpa de una sociedad que se niega a superarse y que está así por los crueles designios de Dios, un Dios inexistente.
De acuerdo con especialistas en la materia “Francisco Orihuela esparció parte de ese sentimiento entre acapulqueños inmersos en la desilusión de la violencia cotidiana.
Paco, el célebre -por ahora- vendedor de empanadas en playas de Acapulco que cautivó y conquistó a más de cientos con su habilidad discursiva para ofrecer su producto, tiene 15 años y, para muchos, enarbolaba el orgullo de ser acapulqueño. Su talento nato, además de deslumbrar, mandaba un mensaje de que no todos los jóvenes porteños de su edad eran presa fácil como reclutas de la delincuencia organizada”.
Pero la realidad es otra, su sorprendente fama, fue producto de una sociedad enclaustrada en la dádiva, en los sueños guajiros de cientos de muchachas que encuentran su príncipe y se vuelven ricas, por el sólo hecho de vivir en el barrio, en la colonia o en la ranchería
El video que hizo viral su elocuencia rápidamente surtió el efecto esperado en redes sociales: likes, compartido, retwitteado, favorito.
Cuando el video empezó a circular por las redes, los políticos ratas  y los empresarios corruptos  buscaron sacar raja política, y le dieron aún más fama, sabedores que nuestro pueblo angustiado y oprimido se perdería en ese marasmo de sueños y éxitos, que olvidaría por unos días la delincuencia organizada que tiene asolados a las ciudades y pueblos con una masacre que parece no tener fin.
Y así fue, por varias semanas no se habló de otra cosa que del chico de las empanadas, que ni era de Acapulco, que no representa los valores de los originarios del Puerto, y que de un momento a otro esa fama colapsó para ubicarlo en su real dimensión: Un triste vendedor de empanadas. Vendedor que vive en la extrema pobreza, que no ve en el horizonte el más mínimo futuro de éxito, y que además pues como no se puede hablar de una “mercancía”, como la quinceañera Rubí, está destinado al olvido. A menos que los hábiles vendedores de sueños de la televisión lo llamen para interpretar al “Vendedor de empanadas y la princesa Meche”.
El empanadero “orgullo de Acapulco”, nos dicen que se alejó de la escuela, que es digno de alabar por nuestros jóvenes que no encuentran otro camino que la delincuencia organizada, además de que el sueño de ser el mejor mercadologo del futuro se fue por el caño. Por lo pronto hay que seguir soñando, mientras el sistema nos llena de pacas de lámina, frijoles con gorgojo, aceite y otras limosnas.
Hay que recordar que el video que hizo viral su elocuencia rápidamente surtió el efecto esperado en redes sociales: likes, compartido, retwitteado, favorito.
El caso de ‘Paco’ perfilaba prometedor, de éxito a corto plazo, y ejemplar para la juventud de este puerto.
Aunque la gente acapulqueña depositó en él sus esperanzas; los políticos, le anclaron su imagen para valerse de su fama y aceptación coyuntural.
El muchacho de piel bronceada y sonrisa contagiosa era una incógnita. El primero en engordar la curiosidad por conocer de su vida y sus metas.
El morbo llegó al plano mediático y, de pronto, ‘Paco’ se vio asediado por medios de comunicación que querían replicar su historia. Y así fue. La fama, no obstante, comenzó a tomar forma de escepticismo. El joven, de entrada, no era acapulqueño ni sus raíces se remitían a estas tierras. El acento durante su speech viral ya lo advertía. Nació en la Ciudad de México, su padre es periodista -con sangre española- y su mamá productora-editora. ‘Paco’ no vende sus empanadas en al menos seis idiomas por necesidad económica. A su entender, sus rondas playeras son un momento de esparcimiento que aprovecha para su formación empírica. De eso se valió para rechazar no solo una eventual oferta de trabajo, sino la posibilidad de obtener una beca para su preparación profesional, cortesía del magnate Carlos Slim.
Dejó de asistir a la escuela por decisión propia y los padres lo apoyaron; es, más bien, un autodidacta: lee sobre mercadotecnia y escucha rock and roll. También, por mera afición, toca la guitarra.
La imagen prefigurada falsamente de chavo acapulqueño sin oportunidades ni educación, pero ambicioso, con altas aspiraciones y entusiasta, se desvaneció. La inmediatez con que funcionan las redes sociales no permiten analizar ni conocer a las personas ni su contexto.
Sin embargo, ‘Paco’ tuvo un éxito en Internet auto atribuible a Acapulco y este fue aprovechado también por la oportunidad política y empresarial.
Lo cierto es que, mientras se pretende exaltar y explotar a un innegable talento no acapulqueño, en playas y calles del puerto hay un ejército de niños y jóvenes, talentosos o no, dedicados al comercio informal porque su nivel socioeconómico no les permite acceder a la educación, un derecho básico, o debieron abandonarla para contribuir a la economía familiar.
La desgracia de esos ‘Pacos’ nacidos en Acapulco, se entiende, es que no tienen la fortuna de tener un reflector para ser cobijados por las autoridades o un potentado empresario, a fin de encauzar y apoyar sus capacidades y cualidades.
‘Paco’ tampoco motivará un vistazo oficial hacia la juventud para revisar sus carencias y necesidades.
El “mercadólogo del futuro” pasó de ser un fenómeno a un caso no tan singular, dada su formación y su entorno alejado de la pobreza y la falta de oportunidades, y sobre esa decepción un tanto generalizada se montaron muchos de manera penosa.
La tendencia de los políticos es engancharse a las modas de redes sociales para mitigar su mala imagen, mientras éstas duren, y la sociedad vive inmersa en ese pequeño universo de posteos que desintegra todos los lazos de convivencia personal y con el exterior para circunscribirla a la dependencia de un dispositivo de comunicación móvil.
Francisco Orihuela Ramírez, de 15 años, conocido como “el niño de las empanadas”, saltó a la fama tras ser exhibido en un video en redes sociales.
Su peculiar forma de ofrecer su producto género el asombro de muchos, e incluso directivos de empresas lo han buscado para ofrecerle una beca o trabajo.
Después de elaborar sus empanadas, el joven sale por las mañanas de su hogar en una unidad habitacional de la zona Diamante rumbo a la zona tradicional del puerto, donde ofrece las órdenes de empanadas a 45 pesos.
Para Francisco Orihuela Ramírez, el mercadólogo más jóven del país y vendedor de empanadas exitoso a partir de la publicación de un video que se hizo viral en redes sociales, la mejor estrategia de venta es analizar al posible comprador para determinar cómo le vas a ofrecer tu producto.
Dijo no imaginar lo que iba a suceder al dar su autorización para que lo grabaran cuando realizaba la venta de sus empanadas en una playa de Acapulco.
“A la gente luego le da risa y le gusta lo que les digo y termina comprando las empanadas”,  dijo el adolescente en una entrevista para televisión local, quien agrega que le gusta leer y precisamente textos que tienen que ver con las ventas como “Piense y hágase rico” de Napoleón Hill, y “El vendedor más grande del mundo de Og Mandino”.
El vendedor de empanadas más famoso comentó que en las redes sociales ha recibido ofrecimientos de becas para continuar sus estudios, o apoyo para él y su familia, propuestas para disertar conferencias motivacionales, pero dice que ese no era el objetivo del video, sin embargo “si hay alguien se aceptan inversionistas”, bromeó.
El speech utilizado por el vendedor de empanadas ha tenido miles de visitas y ha recibido cientos de comentarios sobre la estrategia de venta y la capacidad intelectual del adolescente; y ha sido calificado como uno de los videos más positivos que se encuentran en internet en la actualidad, sobre todo porque se trata de un acapulqueño que estudia de manera autodidacta el tercero de secundaria y solo presenta exámenes para evaluarse y acreditar sus estudios.
Radicado desde los dos años en la Colonia Jardín del puerto de Acapulco, Francisco Orihuela se dice convencido de que sus estudios serán encaminados hacia la mercadotecnia.
El mercadólogo de 15 años con estudios de educación secundaria a través de evaluaciones y no en el sistema escolarizado, también tiene habilidades para ofertar sus empanadas en varios idiomas como alemán, inglés, francés, árabe, italiano, holandés, ruso, portugués y hebreo.
A meses de que los padres de Francisco Orihuela Ramírez hubieran rechazado la ayuda de Arturo Elías Ayub, director de Alianzas Estratégicas de América Móvil, quien había ofrecido una beca y llevárselo a “chambear” con él, alistan una sorpresa.
El pasado 27 de octubre el empresario informó a través de su cuenta de Twitter que ya había localizado al vendedor de empanadas que se había viralizado en redes sociales por la forma en que ofrecía sus productos en Acapulco.
Elías Ayub subió un video a su cuenta de Twitter, de acuerdo a lo que platicó con los padres del mercadólogo del futuro, “él (el papá) es periodista en Acapulco y ella es productora”; afirman que les va muy bien.
...hablé con Alejandro, con Aura, su mamá, primero, obviamente con ellos por respeto para ver si podíamos apoyar a Paco con una beca, para ver cómo le hacíamos, porque es un fenómeno, es un talentazo

Me dice Alejandro, que es periodista allá en Acapulco, y Aura, que es productora, que les va bastante bien, que no quieren una beca, que no están pidiendo nada, que este video se subió y se hizo viral de casualidad".
Aquí negociando con mi amigo Paco, ya quedamos que no es el mercadologo del futuro si no, el empresario del presente.

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