jueves, 23 de febrero de 2017

Lorddiversión; Evadió, el señorón de Acapulco

*La corrupción pasea en yate en la bahía de Acapulco
Redacción/Bajo Palabra
Acapulco, Gro.– El alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, otra vez quiso pasarse de listo. Fue captado mientras paseaba como un señorón en un yate prestado por un notario con quien tiene arreglos.
El paseo en yate fue la culminación de un día de festejos a la vieja usanza priísta y caciquil donde el mandamás se deja agasajar “espontáneamente” por sus colaboradores y seguidores. ¿Qué hay de malo en eso?
Para salir al paso de las críticas, el alcalde perredista de Acapulco, dijo que tiene derecho a la diversión como cualquier otro ciudadano. Y tiene razón, sólo que no es cualquier ciudadano, porque no a cualquier ciudadano le presta un notario un yate de lujo. Si fuera así, los brodis acapulqueños serían felices.
El argumento de Evodio de que tiene derecho a la diversión, respaldado por una clase política perredista corrupta y parásita que ha probado de sobra que es tan corrupta como los priista a lo que tanto critica, no logró que le creyeran, ni tampoco logró generar lástima.
El alcalde acapulqueño tiene derecho a la diversión si la paga con su dinero. No tiene derecho a usar el poder de la investidura para hacerse de favores. No tiene derecho a recibir regalos, ni a usar los recursos públicos para beneficio personal, pues cualquier obsequio que reciba en el ejercicio de poder estará relacionado con éste y, por consecuencia, dejará abierta la brecha a la especulación de que mantiene acuerdos secretos y corruptos con sus benefactores.
Este día, estaba invitado a la sesión semanal del Grupo Aca, una asociación civil donde militan ex funcionarios de muchas viejas administraciones públicas que saben bien en qué consiste esto de usar el poder para beneficio propio. Sabiendo que sería cuestionado por lo del yate, prefirió escapar, no asistió. No tiene argumentos válidos para aclarar su conducta de señorón.
Evodio como todos, tiene problemas para aceptar que se equivoca en su percepción, tiene miedo de aceptar que es un necio que prefiere ver arder su futuro político y el de su partido, si es que aún le queda alguno, a recapacitar y corregir. Su capacidad de análisis político es limitada, pues si fuera más inteligente, ya se hubiera visto en el espejo del alcalde priista de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, que igual le apostó a la necedad, al grado que su figura es hoy parte de la basura que inunda la capital de Guerrero.

A como lleva las cosas el señor Velázquez en Acapulco, es muy poco probable que el PRD pueda mantener esa alcaldía en el 2018. No es sólo la necedad del alcalde, es también la enorme secuela de corrupción que ira apareciendo en las próximas semanas donde familiares del edil, funcionarios y hasta la llamada primera dama, están involucrados. Queda por aclarar en qué usó el dinero del préstamo que pidió a banco interacciones, y los dineros del Programa Nacional de la Prevención al Delito, Pronapred del año pasado, entre otros asuntos más. La necedad en política, y en todo, es mala consejera.

El alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, otra vez quiso pasarse de listo. (Foto: Bajo Palabra).

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