*Victimas
del crimen organizado y de políticas de impunidad
Por
Arturo González Celestino
Chilpancingo,
Gro.- La convulsionada sociedad guerrerense, en donde prevalece la falta de
oportunidades, el asesinato de ciudadanos, la alta incidencia de la
delincuencia, está orillando a miles de jóvenes a integrarse a las filas del
crimen organizado y muchos otros a buscar una salida falsa en el suicidio.
La
forma de gobernar de nuestras autoridades en que se privilegia el saqueo, la
corrupción, la impunidad y el enriquecimiento ilícito, a costa de brindar
mejores oportunidades de empleo a los jóvenes que se encuentran a la deriva,
propicia que muchos de ellos victimas del rompimiento del tejido social, por el
asesinato de uno de sus padres.
Son
cientos de asesinatos que están sucediendo en el estado de Guerrero, por la
falta de sensibilidad de las autoridades y porque nuestras corporaciones
policiacas, funcionarios y líderes de partidos políticos están coludidos con
las mafias del narcotráfico, lo que ha derivado en la descomposición social que
afecta a miles de guerrerenses, que se encuentran expuestos a los secuestros
por una mísera cantidad, a un asesinato a manos del crimen organizado si no
acceden a sus pretensiones.
Es
una forma de gobernar aberrante, pero también es cierto que quienes dictan las
política<s son los jefes del crimen organizado, porque han sido ellos los
que han financiado a diputados, alcaldes y líderes de organizaciones armadas y
sociales, en contubernio con quienes están al frente de los principales puestos
del gobierno.
Prometieron
“Orden y Paz” y no cumplieron, ya que ello sólo se observa en los panteones que
están atestados de victimas del crimen organizado y con cientos de jóvenes que
no encontraron ninguna solución a sus múltiples problemas y a la falta de
atención en el hogar.
Los
jóvenes están a mercede del crimen organizado, pero también lo están miles de
niños, adultos y mujeres, que han sido víctimas del crimen organizado. Son
miles de niños que se han quedado sin padre o madre, y que sólo les espera la
oportunidad del crimen organizado, la prostitución, las drogas, el alcohol, y
son también los que pasarán a integrase a las células de la industria del
secuestro, la cual deja buenos dividendos, a secuestradores, funcionarios y
policías.
De
acuerdo con especialistas en el tema, muchos suicidios se producen en una fase
de mejoría, cuando la persona tiene la energía y la voluntad para convertir sus
pensamientos desesperados en una acción destructiva. No obstante, una persona
que alguna vez haya tratado de suicidarse no tiene por qué estar necesariamente
siempre en riesgo. Los pensamientos suicidas pueden reaparecer, pero no son
permanentes y en muchos casos no vuelven a reproducirse.
Se
calcula que cada año se cometen 900 000 suicidios. Esto significa una muerte
cada 40 segundos. El suicidio se encuentra entre las tres primeras causas
mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años.
No
se pueden prevenir todos los suicidios, pero sí la mayoría. Tanto a nivel
comunitario como nacional, se pueden tomar varias medidas para reducir el
riesgo, entre ellas las siguientes: reducir el acceso a los medios para
suicidarse (pesticidas, medicamentos, armas de fuego, etc.); tratar a las
personas con trastornos mentales, y en particular a quienes padecen depresión,
alcoholismo o esquizofrenia; seguimiento de los pacientes que han cometido
intentos de suicidio; fomentar un tratamiento responsable del tema en los
medios de comunicación; formar a los profesionales de la atención primaria de
salud.
A
un nivel más personal, es importante saber que sólo un escaso número de
suicidios se producen sin aviso. La mayoría de los suicidas dan avisos
evidentes de sus intenciones. Por consiguiente, deben tomarse en serio todas
las amenazas de autolesión. Además, la mayoría de las personas que intentan
suicidarse son ambivalentes y no buscan exclusivamente la muerte.
Guerrero
a la deriva
Guerrero
está a la deriva, estamos ante una sociedad, petrificada, destruida y maltrecha
por el asesinato de integrantes del seno familiar. Es una descomposición
latente, burda y tenebrosa, porque el asesinato de una persona significa que en
su entorno se estará produciendo a futuro
una descomposición social que derivará en que uno de los integrantes de
esa familias será un futuro integrante del crimen organizado.
No
existe una política que atienda el problema, por el contrario se incentiva este
tipo de descomposición porque así le conviene al gobierno, porque se pretende
tener en shock a la sociedad para que no proteste ante la entrega de los
recursos naturales a empresas transnacionales derivado de las mal llamadas
reformas estructurales.
La
guerra contra el narco fue una política dictada desde las altas esferas de las
transnacionales de Estados Unidos y de la CIA, para que sólo así se pudieran
hacer las propuestas de reformas para que todas las riquezas nacionales se
entregasen a los más ricos a nivel mundial, pagando los mexicanos y los
guerrerenses un precio alto que ha llevado a miles de personas al suicidio. Y
Héctor Astudillo es uno de los más grandes responsables, porque su política ha
consistido en destruir a las policías comunitarias, las únicas que han ofrecido
seguridad a los miles de ciudadanos que transitan por el estado de Guerrero.
Astudillo
ha permitido que los cárteles actúen en total impunidad, con él han proliferado
los secuestros, los asaltos a mano armada, los levantones, los secuestros
exprés, las extorsiones. El sabe quiénes financiaron su campaña y por ello se
muestra apático y simula gobernar una entidad llena de autoridades que nadan en
el estiércol
Según
la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en los últimos 45 años las tasas de suicidio han
aumentado en un 60% a nivel mundial. El suicidio es una de las tres primeras
causas de defunción entre las personas de 15 a 44 años en algunos países, y la
segunda causa en el grupo de 10 a 24 años; y estas cifras no incluyen los
tentativas de suicidio, que son hasta 20 veces más frecuentes que los casos de
suicidio consumado.
Se
estima que a nivel mundial el suicidio supuso el 1,8% de la carga global de
morbilidad en 1998, y que en 2020 representará el 2,4% en los países con
economías de mercado y en los antiguos países socialistas.
Aunque
tradicionalmente las mayores tasas de suicidio se han registrado entre los
varones de edad avanzada, las tasas entre los jóvenes han ido en aumento hasta
el punto de que ahora estos son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los
países, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo.
Los
trastornos mentales (especialmente la depresión y los trastornos por consumo de
alcohol) son un importante factor de riesgo de suicidio en Europa y América del
Norte; en los países asiáticos, sin embargo, tiene especial importancia la
conducta impulsiva. El suicidio es un problema complejo, en el que intervienen
factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.
Intervenciones
eficaces
Las
estrategias que contemplan la restricción del acceso a métodos comunes de
suicidio, por ejemplo armas de fuego y sustancias tóxicas como plaguicidas, han
demostrado ser eficaces para reducir las tasas de suicidio, no obstante lo cual
se deben adoptar enfoques multisectoriales con muchos niveles de intervención y
actividades.
Los
datos disponibles demuestran de forma contundente que la prevención y el
tratamiento adecuados de la depresión y del abuso de alcohol y de sustancias
reducen las tasas de suicidio, al igual que el contacto de seguimiento con
quienes han intentado suicidarse.
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