lunes, 28 de noviembre de 2016

Basura, Negocio Millonario

Por Jonathan Cuevas
*Empresas recicladoras, concesionarios, pepenadores y hasta el crimen organizado han recibido cantidades millonarias como ganancias en este negocio
Chilpancingo, Gro.- En el basurero de Chilpancingo hay 120 pepenadores que ganan entre 200 y 500 pesos al día. De las 350 toneladas diarias que se generan de basura, las empresas recicladoras y “chachareras” compran al menos 20 toneladas. Más de 120 camionetas recolectoras independientes, obtienen como ganancia cerca de mil 500 pesos diarios. Esto convierte al problema de la basura en un jugoso negocio para muchos.
Hoy, la ciudad capital del Estado de Guerrero está inmersa en un serio problema ambiental al no contar con un relleno sanitario formal. El actual no tiene capacidad y, aunque no es un tiradero a cielo abierto, el estatus al que llega es: “sitio de disposición final controlado”.
Fue instalado en febrero del año 2000 por el alcalde priista José  Luis Peralta Lobato y estaba proyectado para clausurarse en el 2006, luego en 2010, 2014 y por último en este 2016. Su vida útil fue alargada cuando se adquirieron más hectáreas de terreno pero, ésta ha sido rebasada en realidad desde la anterior administración que encabezó Mario Moreno Arcos.
En el lugar hay 11 hectáreas de las cuales, las tres primeras ya están en etapa de saneamiento. Otras cuatro están listas para ser saneadas y las últimas cuatro son las que actualmente se utilizan para el depósito final de los desechos en toda la ciudad y sus localidades más cercanas. Son tres celdas de las cuáles dos ya fueron reutilizadas.
Pero al problema que hoy sufre Chilpancingo, han abonado los municipios vecinos de Quechultenango, Mochitlán, Tixtla y Zumpango, que en algún momento han tr aído sus desechos hasta este basurero. Tan solo durante la contingencia provocada por la tormenta Manuel y el huracán Ingrid en 2013, llegaban a esta ciudad casi 800 toneladas de basura traída desde otros municipios.
En el año 2000, Chilpancingo tenía alrededor de 192 mil habitantes y, para 2010, 241 mil. La población aumentó hasta este año 2016 más del 25 por ciento en comparación con el inicio de la década de los 90´s. Este alto número de habitantes genera las más de 350 toneladas de basura al día que, hoy ya no caben en el tiradero.
Las administraciones municipales que han lidiado con este problema, son: la de Saúl Alarcón Abarca del 2002 al 2005 que fue cuando por primera vez se extendió el terreno para una nueva celda. La de Mario Moreno Arcos (2005-2008), Héctor Astudillo Flores (2009-2012), Mario Moreno Arcos (2012-2015) y la actual de Marco Antonio Leyva que va a apenas en su primer año y culminará hasta el 2018.
Las últimas dos son las que más han resentido el problema y en las que cada vez se vio más basura tirada en las calles. La falta de vehículos oficiales, personal de gobierno y un terreno apropiado, han deteriorado la imagen de estas dos administraciones aunque, el problema data de mucho tiempo atrás.
De hecho, los dos últimos alcaldes son los únicos que se han preocupado realmente en abrir un nuevo relleno sanitario ante la presión ciudadana y de las autoridades ambientales. Sin embargo, en el caso de Mario Moreno Arcos, habitantes de varias comunidades se opusieron a que se utilizara el predio “El Amate”, en la Sierra Baja de Chilpancingo, ante el daño ambiental que provocaría.
Él mismo inició el trámite para instalar el relleno en un predio limítrofe con los municipios de Tixtla y Zumpango, proyectando un tiradero intermunicipal. No obstante, el proceso tuvo que ser frenado con el actual alcalde Marco Antonio Leyva Mena ante la oposición del presidente municipal de Tixtla, Hosseín Nabor Guillén, que gobierna bajo las siglas del PRD.
De esta forma, en un panorama pre-electoral al haber elecciones en el año 2018, el conflicto se ha tornado político y el problema de la basura para Chilpancingo sigue a la alza.

Matlalapa
El argumento que ha utilizado el edil tixtleco es que, la gente de Matlalapa que es el pueblo más cercano al predio donde se instalaría el relleno y pertenece al municipio de Tixtla, se opone.
Al visitar este poblado, Agencia Periodística de Investigación pudo constatar que el problema es meramente de carácter político. En realidad, los pobladores dicen estar de acuerdo en la instalación del relleno intermunicipal, siempre y cuando sean tomados en cuenta, obtengan beneficios y, sea la empresa “Rever” la que opere en relleno, porque además, les dotaría de energía eléctrica.
“Nosotros como comunidad le dijimos al presidente Hosseín, al presidente Marco Leyva, que nosotros estábamos de acuerdo siempre y cuando se cumplieran las condiciones que la comunidad les habíamos manifestado”, dijo en entrevista Reyes Duarte Ortuño, comisario.
Explicó que el año pasado fueron a Linares, en el Estado de Nuevo León, para observar el manejo y procesamiento que dan a la basura allá, por lo que quedaron convencidos de que si la misma empresa era la que trabajaba aquí en Matlalapa, “nosotros estábamos de acuerdo”.
Además, pidieron al alcalde de Tixla obra pública y al de Chilpancingo, todos los beneficios que recibe Linares, principalmente la generación de energía eléctrica.
El comisario dijo desconocer si hay avances en las negociaciones con la empresa recicladora, para que sea la que opere este relleno, motivo por el cuál, aunado al conflicto entre los gobiernos de Chilpancingo y Tixtla, decidieron no permitir la continuación de los trabajos a pesar de que ya hay una celda emergente instalada lista para usarse, en la que se invirtió más de un millón de pesos.
Reyes Duarte precisó que es el conflicto político entre los dos alcaldes (que son de partidos diferentes), los que han frenado en realidad la obra, no el pueblo de Matlalapa.
En esta comunidad hay 15 familias y cerca de 250 gentes. Es un pueblo bastante pequeño por el cual solo cruza una calle pavimentada. Tienen una pequeña capilla en honor a La Virgen de la Natividad, una escuela primaria de dos salones y cancha de básquetbol, y la comisaría apenas está en construcción. La gente confía en que la instalación del relleno sanitario podría traerles desarrollo.
Su diversidad biológica es inmensa. Sus tierras están a la mitad de las cabeceras municipales de Chilpancingo, Tixtla y Zumpango, y hay acceso por el nuevo libramiento que conecta a las dos primeras ciudades. La flora y fauna es abundante además de que hay mantos acuíferos totalmente vivos. Hay sembradíos de maíz, frijol, jitomate y muchas verduras más.
Pero el poblado de Matlalapa está a unos 4 kilómetros de distancia de la zona proyectada para el basurero. Está además en un nivel superior y el aire corre hacia el norte, por lo que, la gente cree que ni les llegarán los olores fétidos y el escurrimiento de lixiviados sería hacia otra zona. Considera el comisario Reyes que el ecosistema no sería dañado gravemente si se trabaja como les mostraron en Linares.
En contraste, la gente teme que grupos delincuenciales puedan apoderarse de la zona ante los fuertes intereses económicos que traería una obra de tal naturaleza en esta zona, por tanto, entre una de sus exigencias está la seguridad.
Pero actualmente, a lo largo de la carretera que atraviesa el ejido de Matlalapa, hay puntos actualmente identificados como “tiraderos de cadáveres”. De hecho, a la carretera nueva Chilpancingo-Tixtla así se le ha identificado. Un alto número de mujeres y hombres, jóvenes y adultos han sido asesinados y arrojados en esta vía.
 También han sido ubicadas aquí casas de seguridad y, por si fuera poco, los anuncios viales son utilizados como blancos de tiro, a modo de entrenamiento de los grupos delincuenciales. Tan solo basta con recorrer esta carretera para corroborar lo aquí escrito.
El ejido de Matlalapa que es la zona aledaña al basurero que se pretende, es un foco rojo en cuanto inseguridad, en l zona centro del Estado de Guerrero. Entonces, el relleno sanitario intermunicipal estaría dentro de una zona altamente violenta.
Pepenadores
En el basurero de Chilpancingo hay 120 personas, desde niños, adultos y ancianos, que trabajan rescatando material reciclable o “chácharas” que clasifican y separan de la basura, para posteriormente venderlo a diversas empresas.
Se les llama coloquialmente “pepenadores” y un 50 por ciento vienen de Zumpango, un 30 de Tixtla y el resto de diversas comunidades. No hay pepenadores que vivan en la ciudad de Chilpancingo.
Madera, cartón, llantas, fierro viejo, PET (envases de plástico), muebles o aparatos inservibles entre otros artículos son lo que rescatan de entre los desechos, además de ropa, zapatos, juguetes o cualquier prenda que les pueda servir para conservar y usar.
Cuando llega un camión o camioneta recolectora, todos los pepenadores rodean para que, en cuando se empiece a descargar ellos vayan “capeando” todo el material que puedan. Cuando el vehículo se retira, las personas permanecen escarbando entre la basura. Ahí hay desde alimentos echados a perder, estiércol, animales muertos, gusanos, aves de rapiña, etcétera.
Estaría de más describir el fétido olor entre el que andan. Los focos de infección parecen inmensos pero, estas personas resisten más que cualquier otra.
No trabajan los 120 pepenadores de forma diaria, ante la falta de espacio en el lugar. Por tanto se turnan, 60 personas un día y el resto al otro día. Algunos pepenadores, en su día libre prefirieron poner puestos de comida, fritangas o bebidas, par a obtener un ingreso extra.
Ellos dicen que ganan entre 100 y 150 pesos al día pero, las autoridades del sitio afirman que sus ganancias oscilan entre los 500 o 700 pesos. Haciendo un balance, el resultado de este trabajo se reflejaría aproximadamente entre los 200 y 500 pesos, dependiendo cuánto material servible o reciclable pudieron rescatar.
Entre todos, tomando en cuenta que trabajan 60 personas al día, estarían generando 12 mil pesos si se toma la cantidad más baja de sus ganancias, que son 200 pesos. A la semana se convierte en una ganancia de 84 mil pesos entre los 120 trabajadores.
La ganancia es tal, que, hace cuatro años el crimen organizado volteó a ver a este sector para exigirles una cuota semanal de 10 mil pesos. Por razones desconocidas, a partir de 2013 los sicarios dejaron de cobrarles y se retiraron, pero antes estuvieron vigilando día y noche la zona del basurero, como si fuera una plaza más.
“La basura jefa”
 En este basurero también confluyen alrededor de 126 camionetas recolectoras de basura que trabajan a base de compra y renta de concesiones (permisos para brindar el servicio), que los gobiernos de Héctor Astudillo Flores y Mario Moreno Arcos les vendieron por cantidades de entre 12 y 15 mil pesos.
De hecho, el ahora gobernador, Astudillo, fue quien dio pie a este negocio cuando fue presidente municipal entre los años 2009-2012. Los permisos marcados con el número 01 y 02, se los vendió a dos familias de Tixtla. Al notar que era un buen negocio, más familias de aquel y este municipio se interesaron.
Y es que las camionetas particulares a las que hoy se les conoce como “las de la basura jefa”, piden cantidades que van desde los 10 hasta los 30 pesos como “cooperación voluntaria” de quienes piden sus servicios. Ellos acarrean diariamente de dos a cinco toneladas por unidad, y en total, casi el 50 por ciento de las 350 toneladas diarias.
Las ganancias aproximadas por camioneta oscilan entre los mil y 2 mil pesos, según fuentes oficiales consultadas. En promedio son mil 500 pesos de los cuales pagan su gasolina, a uno o dos chalanes y el resto es su ganancia neta.
En un balance general tan solo por el servicio de recolección, los permisionarios estarían generando una ganancia total de alrededor de 126 mil pesos por día ya libres de gastos; esto es, unos 882 mil semanales.
Pero quienes trabajan estas camionetas tienen un negocio redondo porque antes de llegar al basurero ya separaron todo el material reciclable y las chácharas para venderlos por cuenta propia.
Las ganancias que obtienen las empresas recicladoras y “chachareras” como se les conoce en el basurero, son difíciles de calcular pero, también vienen en su mayoría de municipios vecinos, incluso de Iguala, según las autoridades.
Hacer milagros
El ingeniero Miguel Ángel López Soto, jefe del Sitio de Disposición Final de Residuos Sólidos del Municipio de Chilpancingo, lleva 16 años a cargo. Inició desde que fue aperturado el lugar en Febrero del 2000.
En el basurero, mostró cómo operan la basura y cómo se está saneando la zona, pero reconoce que actualmente se tienen que buscar espacios donde colocar los desechos ante la insuficiencia de terrenos.
Está consciente de que urge la apertura del nuevo relleno sanitario en Matlalapa pero, sabe que no hay para cuando, por lo cual, él y 25 trabajadores del municipio a su cargo, tienen que hacer prácticamente milagros para continuar operando.
Las épocas de lluvias complican los trabajos y, además del gasto que genera por el tratamiento de la basura, se tiene que echar revestimiento al camino que llega hasta la celda actual, de forma constante.
En el sitio se observan tres gigantescos cerros que se pueden ver casi desde cualquier punto de la ciudad; uno ya saneado y en el que a duras penas crece la maleza, uno más en el que solo hay basura y el tercero que es la celda en la que se trabaja.
Don Miguel afirma que los caminos que conectan a las tres celdas se tendrán que utilizar junto con una nueva pequeña celda, con el objeto de darle un poquito más de vida al basurero.
La zona del basurero está cercada y, fuera de la cerca es difícil encontrar basura. Hay alrededor áreas verdes limpias, aunque el camino que conduce al tiradero está sucio desde aproximadamente medio kilómetro antes de la entrada.

Sin embargo, los malos olores han inconformado a vecinos de al menos 6 colonias cercanas, principalmente a los de “La Cina”, que exigen la clausura del sitio de disposición final de desechos y temen a contraer enfermedades. (Agencia Periodística de Investigación)

No hay comentarios:

Publicar un comentario