Editorial
Oro,
violencia y muerte
Las
jugosas riquezas que genera una mina de oro de la canadiense Goldcorp en
Guerrero han avivado las cruentas luchas entre los traficantes, sin que el
Gobierno ni la empresa reaccionen para frenar la ola de crimen.
Si
bien la minera firmó el estándar del oro libre de conflicto que impulsa el
Consejo Mundial del Oro y, por ello, está comprometida a extraer el metal de
una manera que "no alimente conflictos armados ilegales o contribuya a
serios abusos contra los derechos humanos".
En
los municipios de Eduardo Neri, Cocula y Arcelia la ola de inseguridad ha
aumentado en los últimos días.
Carrizalillo,
municipio de Eduardo Neri, es un pueblo de lomas tasajeadas que se asoma desde
Mezcala. Los ejidatarios le rentan las tierras al corporativo canadiense
Goldcorp: mil 150 hectáreas de uso común y 150 hectáreas de parcelas
individuales que alojan el yacimiento de oro, plata, cobre y zinc Los Filos-El
Bermejal.
En
Cocula, los ejidos Real de Limón –integrado por El Limón, La Fundición, Campo
Arroz, Balsas-Puente Sur y Atzcala– y Nuevo Balsas, son explotados por la
minera Media Luna, filial a la empresa canadiense Torex Gold, desde 2008. Por
un conflicto con ejidatarios, en ese mismo año, cuando la mina formaba parte de
grupo Teck Cominco, paró actividades, pero las retomó a discreción poco
después.
Mientras
que en Arcelia, la empresa Farallón Minería Mexicana, adquirida por la empresa
belga Nyrstar NV, extrae oro, plata, cobre y zinc de la mina de Campo Morado.
El municipio es uno de los nueve de Tierra Caliente, zona de las más inseguras
del estado.
A
los ejidos de los tres municipios en los que se asentaron mineras, los hermana
el río Balsas y el denominado Cinturón de oro, localizado a su ribera; también
los índices de violencia.
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