jueves, 18 de agosto de 2016

Caso iguala crimen de estado

Editorial
Caso iguala crimen de estado
Una vez más se demuestra que la cacería de estudiantes de Ayotzinapa en Iguala, sí fue orquestada por el gobierno federal, pues el proyecto educativo gubernamental pretendía extinguir las normales rurales del país por considerarlas semillero de guerrilleros, entre ellas la “Raúl Isidro Burgos” de Tixtla que ha sido la más aguerrida del territorio mexicano.
Nuevas investigaciones hechas por los periodistas Francisco Cruz, Félix Santana y Miguel Ángel Alvarado, expuestas en el libro “La guerra que nos ocultan”, revelan que el teléfono celular de Julio César Mondragón estuvo funcionando hasta el 4 de abril de 2015; siete meses después de que fuera asesinado, desollado y abandonado en el Camino del Andariego en Iguala.
Los periodistas descubrieron que el teléfono celular recibió una llamada el 17 de octubre de 2014 desde el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen); agencia de inteligencia que el gobierno federal utiliza para el espionaje. También documentaron que recibió llamadas el 23, 25 y 27 de octubre y el 1 de diciembre de ese mismo año, hechas desde el campo militar número 1 de la ciudad de México. El aparato también recibió mensajes de texto.
Los periodistas plantean que los asesinos de Julio César Mondragón, se quedaron con el aparato celular para realizar espionaje y dejan ver que sus verdugos pudieron ser militares, porque precisamente fue un militar el que dio aviso que su cuerpo se encontraba en el Camino del Andariego.

Los autores del libro documentan que los normalistas nunca estuvieron en una batalla entre narcos y menos pertenecían a algún grupo como lo asegura la “verdad histórica”, pero que ellos eran el blanco y que desollaron a Mondragón para generar terror en los estudiantes.

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