Editorial
En
lo últimos días se han dado algunas dudas es lo que dejan los resultados de la
elección extraordinaria de ayer en el municipio de Tixtla, donde resultó
triunfador el candidato del PRD, PAN y PT, Hossein Nabor Guillen, quien derroto
al ex candidato del tricolor Saúl Nava Astudillo.
A
pesar de que fue una elección pacífica, estuvo manchada de sangre, con la
muerte de los cuatro comunitarios de la CRAC muertos, y para los ojos de los
observadores políticos esto fue determinante para decidir el futuro del
candidato del PRI. Era obvio, cualquier asunto violento sería el pretexto perfecto para culpar al PRI y al gobierno
del estado.
El escenario era perfecto y fue creado poco a poco por los
señalamientos que desde el inicio de la campaña hicieran personajes como
Beatriz Mojica Morga, quien ha desde que perdió la gubernatura ha insistido sin
fundamentos de que la violencia es producto del pacto entre gobierno y bandas
criminales.
Por eso generar violencia antes de los comicios, cualquiera
sabía que afectaría al PRI y a su candidato. El PRD hizo una campaña de
victimización al acusar al gobernador de meter las manos para imponer a un
familiar, puso en duda la institucionalidad de los órganos electorales.
A eso se sumó Morena, cuyos líderes enfocaron sus baterías
contra el gobierno del estado, antes que hacer propuestas de gobierno, más o
menos serias.
Quienes atentaron contra los comunitarios, perversamente
sabían que generarían malestar en la población por la cercanía y simpatía que
tienen por estos guardianes ciudadanos.
¿Qué pasó? Nadie lo sabe, y persistirán las dudas acerca del
por qué ese cambio tan radical en la intención del voto.
Tixtla dará mucho de qué hablar y se diluirá poco a poco el
interés por este tema, sobre todo porque el candidato perdedor, ya aceptó su
derrota y hace votos para que a Tixtla le vaya bien.
Hossein Nabor Guillen ganó perdiendo, y está metido en camisa
de once varas, porque estará acotado por quienes le hicieron ganar, pues
pedirán su tajada del pastel, y a él, casi es seguro de que solo migajas le
dejarán probar.
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