Proceso electoral 2015
Qué bueno que en este recién
pasado proceso electoral, impero la prudencia y la sabiduría, lo que
vaticinaban algunos cetegistas y estudiantes normalistas, no se les hizo
realidad; lo que observamos es, que la ciudadanía en toda nuestra querida
República Mexicana respondió con responsabilidad y confianza hacia sus
instituciones electorales y claro las otras también.
Aunque los enfrentamientos de
los policías y militares contra maestros exhiben sin ambages los conflictos que
no se han resuelto en los últimos días, sobre todo, el profundo quebranto del
sistema político y del entorno institucional y legal.
La fuerza pública y el
Ejército se convirtieron en actores de un proceso que debe ser eminentemente
cívico, es decir, el escenario privilegiado de la ciudadanía. La votación
realizada no va a interrumpir la confrontación y los resultados pueden, en
cambio, agravarla.
Independientemente
del grupo social al que se pertenezca, la violación a los derechos humanos se
agravó en los últimos meses-años.
El actuar de
las fuerzas públicas ha sido fuertemente cuestionado y las consecuencias son
éstas, pero lo más lamentable es que no se consigna a ningún responsable. Todo
queda en la impunidad. Nadie tiene el derecho de arrebatarle la vida a nadie
Fueron los ciudadanos quienes
se toparon con unas elecciones que aparecieron como campo yermo. Según quienes
defendieron a ultranza primero la necesidad de votar y no abstenerse, y luego
de sufragar de modo efectivo y no anular el voto, esa es la mejor forma de
conducir la democracia, incluso esta tan viciada.
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