viernes, 13 de marzo de 2015

La noche de los asesinos crueles

Sin Concesiones
Por Armando Patrón
La declaración del gobernador títere Rogelio Salvador Ortega Martínez en el sentido de que asumía como propia la decisión de realizar un desalojo violento en el Puerto de Acapulco en contra de los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación, pone de manifiesto que tenemos en Guerrero a un gobernador asesino, a un pelele afectó a la represión y a la violencia. Pero la orden también vino de la Presidencia de la República que encabeza Enrique Peña Nieto, otro matón.
Ellos son los responsables de la muerte de Carlos Castillo Peña y de la violación a cuatro mujeres de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación que exigen justicia y pago de sus salarios devengados.
Desde su imposición como gobernador, a pesar de no contar con mérito alguno, salvo la consuetudinaria traición a los movimientos sociales y a su lambisconería con el poder, el gobernador del estado se ha dedicado a desprestigiar y atacar a las organizaciones sociales que demandan la aparición con vida de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
En ningún momento desde su arribo al poder gracias a Peña Nieto, se presentó en el municipio de Iguala a esclarecer los hechos o se dedicó a investigar el paradero de los estudiantes, su objetivo ha sido el de proteger el fascismo aplicado por el gobierno de Peña Nieto en torno a los normalistas.
Rogelio Ortega Martínez, es un gobernador que se presume de izquierda pero que en la práctica se ha convertido en un defensor y protector de criminales del poder, ha deshonrado a la Universidad Autónoma de Guerrero, pero además también ha cumplido a cabalidad los acuerdos de siempre con el grupo Figueroa, que lo apoyó desde sus pasos por la Federación Estudiantil Universitaria Guerrerense.
Está claro que el silencio de los universitarios en torno a los excesos de uno de los suyos, se debe también a que el Alma Mater ha sido infiltrada por el fascismo, por la derecha encabezada por los actuales funcionarios y por un grupo de seudo izquierdosos que siempre han hecho alianza con el PRI.
La defensa a ultranza de la brutal represión en contra de los maestros por parte del gobernador del estado Rogelio Ortega Martínez, no augura nada bueno, porque para él es mejor matar a que se afecte a terceros, para él es mejor proteger el torneo de tenis, que dialogar con los maestros. Y lo mejor es golpearlos y asesinarlos para proteger la alicaída imagen de Acapulco que se encuentra bañado en sangre.
Asume que debe imperar el diálogo, pero Ortega Martínez jamás se ha prestado a ello, por el contrario no ha buscado esclarecer los crímenes de los normalistas ni de cientos de ciudadanos y empresarios a lo largo y ancho de la entidad, no ha buscado resolver el problema de los maestros. Se la pasa de gira en gira regalando limosnas a los pobladores como se lo ordena el guión del gobierno federal.

Rogelio Ortega Martínez y Enrique Peña Nieto, son los responsables del asesinato a mansalva del profesor Claudio Castillo Peña, ellos ordenaron el desalojo y también la brutal golpiza a los maestros.

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