Devorador de Poemas
Escribo poemas tan solo en tormentas;
Mas no en los tiempos de somnolencia,
Pues perder mi tiempo serían afrentas;
Es mejor devorar tu majestuosa presencia.
Para qué describir al amor en simple lienzo;
Si es más fino describirlo en carne y hueso,
Hundiendo mi pluma en tu entallado lienzo;
Y devorando tu poema en un delicado beso.
Es mejor derramar la tinta en tu inigualable ser;
Que arrojarla en papel o cualquier pergamino,
Eres el poema más puro y radiante hecho mujer;
Que mi divino Dios me ha puesto en el camino.
Anhelo tanto tu torneada estrofa devorar;
E inundarla con mi delicado y más fino verbo,
A tus vocales y consonantes quiero hacer delirar;
Cual si fuera yo, todo un Amado Nervo.
Dulcinea, eres tú el poema más exquisito;
Que a mi paladar le encantaría devorar,
No perderé tiempo dibujándote en escrito;
Pues mi corazón tan solo te quiere adorar.
Amor mío eres tú el poema más hermoso;
De sabor y aroma tan fino e inigualable,
Te entrego a ti este corazón tan candoroso;
Pues soy devorador de poemas implacable.
Devoraré cada uno de tus húmedos sentimientos;
Haré poesías con mis dedos en tu bello lienzo,
Hundiré mi pluma en tus oscuros pensamientos;
Te haré poema desde el fin hasta el comienzo.
Éa pues tú; amada y adorada diosa de mujer;
Cuyo lindo nombre en ésta estrofa ocultaré,
Eres el maravilloso poema escrito en mi ser;
A tí mi tierna reina; este corazón te entregaré.
¡Eres poema; ese poema de mi ser!
¡Eres poema tan radiante como ningún ser!
¡Eres poema majestuoso de mujer!
¡Devorarte; es lo único que deseo hacer!
Cuando un Ángel Llora por sus Alas
Hace un año, 3 meses y 14 días;
Cuando ésta
historia comenzó,
Era un Ángel
que el cielo surcaba;
Cuando de
una mortal me enamore.
Hoy ando en
busca de mis alas;
No recuerdo
en dónde les deje,
Por una
hermosísima mortal alada;
En algún
rincón las abandoné.
¿Las abre
dejado en algún balcón?
¿En la
habitación del departamento?
¿O entre las
bellas estrellas vigilantes?
De nuestros adorables sexuales
momentos.
La verdad no
lo sé, no las encuentro;
¿En qué
lugar deje mis grandes alas?
Pues éste
ser que aquí ves, no soy yo;
Perdido
entre mortales, no me encuentro.
Por una
mortal con figura de diosa;
Un dios y un
ángel yo deje de ser,
¡Qué belleza
de mujer hecha diosa!
Cautivaste
en mí todo mi ser.
Hoy necesito
abandonar la tierra;
Ya no quiero
sentirme mortal,
Es tan dura
esta amarga pena;
Sin ella ya
no quiero ser mortal.
Todos me
aconsejan que olvide mis alas;
Que busque a
mi adorada dulce mortal,
Si supieran
que hoy es demasiado tarde;
Que ella a
mis brazos ya jamás volverá.
Si supieran
que yo fui quien tuvo la culpa;
Por no
confesarle mis sentimientos a tiempo;
Que en mi
corazón ya albergaba la idea,
De llevarla
conmigo ante dios y frente al altar.
Pensar que
alguien profane sus alas;
Me amarga el
vientre y la vida entera,
Por favor
necesito pronto mis alas;
A buscarlas
¿Quién me puede ayudar?
Tengo mucho
miedo de irme a dormir;
Porque
soñaré que tengo mis alas,
Pero muy
amargo será el despertar;
De esos
sueños que no quieres terminar.
Díganle a
mis alas que vuelvan;
Que me
siento solo y perdido,
Que me
siento triste y vacío;
Ya no quiero
seguir en éste lugar.
Ya no quiero
seguir aquí en la tierra;
Ya no quiero
seguir siendo un mortal,
Quiero ser
nuevamente un Ángel
Como antes
de conocerla en el barandal.
Soy el dios
que perdió su reino;
Soy el Ángel
que abandonó sus alas,
Por la
belleza de una dulce dama;
Que sin alas
me enseñó a volar.
Autor: Emilio Nahín Rojas Madero Enero 2013y Marzo 2014
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