Por Jorge Octavio Ochoa
*Lo que ocurre en el país es un
escándalo.
Sumidos en un mundo de verdades a
medias o mentiras muy ciertas, los tópicos que han movido las redes sociales en
las dos últimas semanas concitan a reflexión y encienden ya las señales de
alarma de los “estrategas” de comunicación y de “inteligencia” del gobierno
mexicano.
¿A qué temas nos referimos?
1.- La denuncia del “moche” que
piden Diputados Federales para conseguir presupuestos a Municipios.
2.- La revelación de que en el
Senado estuvieron los Caballeros Templarios durante 3 horas y pasaron como
Pedro por su casa sin que nadie los detuviera.
3.- El derribo de un avión mexicano
por la fuerza aérea venezolana, del que no se sabe quién es el dueño, dónde
está la empresa compradora, ¡Ni quiénes eran los pasajeros!
La Dirección General de Aeronáutica
Civil otorgó el certificado al jet privado caído en Venezuela, cuyo nombre del
dueño es falso, el domicilio fiscal no existe, los pasajeros de la tripulación
utilizaron identificaciones apócrifas. ¿Quién dio de alta un avión tan
irregular?
Estos tres hechos, por sí solos,
descubren la raíz del problema sistémico que vive México, con instituciones
manchadas y tocadas por la corrupción.
No es gratuito que en las encuestas
de los últimos 10 años, los políticos se encuentran en el nivel más bajo de
popularidad, con el absoluto repudio de la ciudadanía, incluso por debajo de
las policías.
Decir Diputado o Senador es, para el
imaginario popular, sinónimo de “tranzas”, mentiras y “moches”. Los
legisladores se representan a sí mismos y a sus intereses, pero no a la
sociedad. Ese es el resumen ejecutivo de la visión popular.
El problema de fondo es que los
hechos confirman esta versión: La manera irresponsable con que aprueban
Presupuestos y Leyes Fiscales; el cúmulo de ocurrencias con que aplican
impuestos y desbaratan industrias y sectores de producción.
El caso más reciente: el impuesto al
refresco; el más antiguo: los continuos impuestos al tabaco. Ninguno son parte
de una política integral de salud. Fueron acciones atropelladas y contra reloj
para obtener más impuestos pero que no resuelven el profundo hoyo fiscal de
México, que se ahonda más por los fenómenos del contrabando, piratería, tráfico
de toda índole.
Otro ejemplo muy concreto, que tiene
hundido a México en una virtual atonía económica, es el de la industria de la
construcción, jalada por las “vivienderas” a las que el PAN dio manga ancha
durante los gobiernos de Fox y Calderón, pero que fueron bajadas abruptamente
por Peña Nieto.
Crecimiento desordenado, viviendas
de lujo en zonas protegidas o ejidales.
Señores, el problema de México se
llama CORRUPCIÓN.
Pero ésta viene desde los más altos
niveles y es prohijada por esos que dicen que nos gobiernan, pero en realidad
sólo administran la podredumbre.
Las cosas olían mal desde que César
Godoy fue investido Diputado Federal, metido a escondidas en una cajuela por
empleados de Guadalupe Acosta Naranjo, ex líder del PRD. Ahora está prófugo,
por sus presumibles nexos con el narcotráfico y con el crimen organizado a
través de La Familia Michoacana.
Pero su hermano Leonel, ex
gobernador de esa entidad, todavía tiene el cinismo de dar consejitos a la
Federación sobre lo que se debe o no se debe hacer en materia de seguridad. Él
y Calderón debieran guardar silencio, si tuvieran vergüenza…
El escandalo
Resulta escandaloso enterarnos de
que Los Caballeros Templarios estuvieron en Senado de la República. Se sentaron
en la misma mesa con los legisladores, les dijeron abiertamente que el ex
Presidente Felipe Calderón les hizo la guerra… y los dejaron ir como si nada.
Ese es el recuento y el relato de lo
que podría convertirse en el escándalo más grande de este año, donde
legisladores admiten conocer no sólo ¡de nombre a delincuentes reclutados por
el crimen organizado, sino saber incluso en dónde están y qué cargos
desempeñan!
La senadora Luisa María Calderón,
hermana del “ínclito” ex Presidente de la República, confirmó la versión de que
el 17 de octubre del 2013, el grupo de manifestantes que se reunió con ellos,
eran parte de Los Caballeros Templarios.
Los nombres “me sonaron”, y cuando
los escuchó, dijo: “¡Hay Dios mío! Inteligente respuesta de toda una
legisladora. Después no se sabe qué pasó. No hubo denuncia, pasó un mes hasta
que estalló la bomba. “Cocoa” sabe más que nombres; sabe incluso donde están:
el director del Conalep, del municipio de Apatzingán, también es Caballero
Templario.
¡Y lo peor!
Tito Emigdio Fernández y Alfonso
Solórzano, dos de las personas que fueron recibidas por la Comisión de
Seguridad del Senado y luego acusados de pertenecer a Los Caballeros Templarios
por la senadora Luisa María Calderón, pertenecieron al gobierno de Lázaro
Cárdenas Batel y estuvieron relacionados con Carlos Ahumada, el ex novio de la
actual titular de SEDESOL, Rosario Robles Berlanga
Escándalo redondo, tormenta
perfecta. Todos los niveles están involucrados ahí, en esta revelación.
Como dijera Carlos Loret: ¡Qué
bonito!
La madre de todas las cloacas
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