Para algunos
municipios; la tragedia aún no ha terminado, pues después de la devastación, se
teme de un posible brote epidemiológico. Más aun frente al hecho de que algunas
administraciones municipales y estatales no cuentan con el medicamento
suficiente para vacunar a toda la población y evitar un posible contagio.
En Tixtla de
Guerrero los habitantes se sienten un poco más preocupados por las condiciones
en que se pueda encontrar la presa “El Molino”; según ello, podría desbordarse
y arrasar con lo que queda de ésta histórica ciudad.
Restauranteros,
ramaderos y pequeños comerciantes serán los principales afectados, pues a la
mayoría no se les reubicará ni reconstruirán sus negocios. Solo les seguirán
entregando migajas de $10 mil pesos para entretenerlo, dándoles falsas
esperanzas, hasta que se enfaden de ir a pedir ayuda a los ayuntamientos y se
levanten por sí solos de su desgracia. Es falso que estos gobiernos vayan a
regalar electrodomésticos, muebles, casas y pequeños negocios; cuando mucho un
15% de la población afectada, pero su prioridad es solamente reconstruir la
infraestructura y la imagen urbana.
Cuando frente
a un desastre natural de tal envergadura, los damnificados somos todos; los que
perdieron su patrimonio, los que fueron objeto de retención del salario porque
sus patrones fueron afectados, los que perdieron sus pequeños negocios y los
que dejaron de percibir los apoyos sociales (progresa, prosigue o 70 y más). Se
es damnificado porque no se tiene dónde dormir; como los niños de la montaña en
Guerrero que aun duermen en hojas de plátano como cama, con bolsas plásticas
negras como sabanas para mitigar el frío y se es damnificado porque no se tiene
dinero para comprar de comer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario