MAESTRO DÁVILA.
Por: Glendobeth Gutiérrez Castrejón
Los Sentimientos de la Nación, proclamados en Chilpancingo, por Morelos, me hacen tener presente a muchos próceres, en especial al maestro Hermilo Dávila, a quien conocí en el 2004, cuando fui alumno del Tecnológico de Acapulco, en donde nos dio una plática en la que ofreció obsequiar la mitad de su diplomado, que “corría a nivel nacional”, tomándole la palabra llegué al evento, quedé sin habla por lo que él decía y como lo decía, sin duda una mente brillante, que centelleaba como en una noche sin estrellas.
De lo sucedido en esta y otras de sus capacitaciones, donde también conocí al Dr. Juan Luis y al Lic. Josué, hice algunos apuntes (https://tinyurl.com/hermilo-davila) sobre las novedades tributarias, que se publicaron en distintos medios.
Me alegra mucho que aquel joven contador del traje, sacrificando los “placeres mundanos”, haya llegado lejos, qué pese a circunstancias difíciles, su resurgimiento ha sido cada vez más vigoroso, con su singular carisma, reflejado en el ejercicio profesional, en la academia, la prensa, revistas especializadas, la radio, la televisión, donde nos ha regalado frases ingeniosas como: “calma, calma…”, “ahí les voy”, “los quiero en la jugada“, “levanten las antenas”, “no hay fijón”.
Celebro muchas personas, que por él piensan y se conducen de manera diferente, le reconozcan de distintas maneras, como uno de los suyos, incluidos funcionarios federales, estatales y municipales, que se colaron en sus diplomados.
Si no fuera por su inteligencia, creatividad, dinamismo y generosidad, muchos patrimonios habrían colapsado, al igual que distintas fuentes de empleo, trayendo sufrimiento en infinidad de hogares, pero gracias a Dios, hemos tenido a este “humilde plebeyo mortal”, que en el 2025, cumple 30 años como destacado profesional.
Su vida es un ejemplo de superación, de alguien que de lo básico, se transformó en un caballo de carreras que valora la libertad, en un águila que vuela alto y mira lejos, un ser muy cuidadoso que sabe “donde está parado”, porque le consta que “para entregarse solamente al amor”, al amor que se encuentra en los progenitores, la pareja, hijos, amigos, la profesión…
Por mucho se le tiene admiración, respeto, cariño, gratitud, es un personaje digno de versos, de prosa, de reseñas, de homenajes a su grandeza, que ha revolucionado y dignificado nuestras profesiones en México y en el mundo.
Antes de él, con él y después de él, han emergido grandes en materia fiscal, algunos magníficos pupilos, pero definitivamente por mucho, “el maestro es el maestro”.
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