Por Baltasar Hernández Gómez.
Somos más que los estereotipos establecidos para convertirnos en seres homogeneizados por leyes, conceptos y prácticas sociales.
No somos envoltorios físicos que nacen, crecen, se desarrollan y fallecen, porque somos eternidad en la actuación honesta del amor que se transforma en ideas, sentimientos y realizaciones que contribuyen a la unidad.
No somos la sumatoria de actos aislados ni de resultados lógicos, ya que en realidad somos multiplicación exponencial del binomio dar y recibir.
Quienes actúan de la consciencia de ser y hacer feliz con base en el amor, agradecimiento y compartimiento abandonan las cárceles del dolor, la tristeza, ansiedad, odio y queja.
A estas personas les llaman locos, porque su liberación y sanación se escapan a la comprensión terrenal y a los intereses materiales que tratan de uniformar visiones para no escapar de la irrealidad basada en la culpa, la carencia y la pena permanente.
Luego entonces...que nos digan locos, pero felices. Locos, pero solidarios. Locos en paz en la consciencia de traspasar las fronteras interpuestas por quienes desean la oscuridad del divisionismo y el desamor.
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