De
Frente
¿El
avión?
Por:
Miguel Ángel Mata Mata
1.
Hace
como veinte años tuve un amigo a quien, mis otros amigos, le decían El Avión.
¿Por qué? ¡Sepa!, me respondí a mí mismo. Tal como le dijo a Raúl Velasco uno
de los Magallón, cuando le preguntó el significado del Cuararé.
Tardé
veinte años en comprender el apodo. No me explicaba la causa, motivo o razón
del sobrenombre a un tipo alto, con poco pelo, elegante al vestir y que hablaba
como la tarabilla, o sea más rápido que la velocidad de la luz.
Tarde,
muy tarde, comprendí el misterio del famoso apodo, gracias al gobierno que ha
transformado mi entender, al cuarto lustro.
2.
El
15 de enero del 2020, Raymundo Rivapalacio escribió en El Financiero que: Después de una larga travesía retórica, el
avión presidencial TP-01 'José María Morelos' regresará a México, con lo cual
se cierran algunos ciclos políticos y se admiten abiertamente –aunque, al no
ser parte explícita del discurso quedará soslayado– algunas mentiras del pasado
electoral.
La
más importante en este rubro es que el avión no costó los siete mil quinientos
millones de dólares, como dijo Andrés Manuel López Obrador en uno de sus
primeros spots para la campaña presidencial, difundido en YouTube el 26 de
marzo de 2018, y la otra, de menor relevancia, es que el hangar presidencial no
ha desaparecido.
En
términos de acción política, el retorno, por la puerta de atrás, es la
demostración de una gestión que fracasó, pero podría –deseo casi utópico–
convertir un fiasco en algo positivo para el Presidente y para el país.
3.
Qué
hacer con el emblema de la campaña que llevó a un populista de izquierda a la
presidencia de México, si el presidente se niega a usar el avión porque, dice,
es símbolo de la corrupción y la frivolidad que caracterizó a sus adversarios
llamados fifís o conservadores.
Por
eso, porque es la corrupción convertida en avión, el presidente lo traerá de
regreso y lo rifará usando el método de la Lotería Nacional, es decir, se
emitirán series, de veinte cachitos cada una, para que todos puedan comprar
uno, de a 500 pesos, y así aspirar a ganarse un pedacito de avión; aunque sea
una llanta, un pasamanos o un reflejo en las ventanillas de pasajeros.
Ante
el absurdo de la rifa, que ha sacado burlas, risas y risotadas en todo el
mundo, la sensata voz de Joaquín López Doriga sugirió: ¿Por qué no usan el
avión presidencial para traer de China a los mexicanos que claman por ayuda
para huir del coronavirus?
4.
En
la foto se ve a Marcelo Ebrard esperando sonriente al tirano de Bolivia, Evo
Morales. Le mandó un avión de la Fuerza Aérea Mexicana a rescatarlo de la furia
popular que despertó el demagogo al pretender violentar la democracia y
erigirse en dictador vía el fraude electoral y la estupidez.
En
otra foto se ve a militares mexicanos cargando un féretro. Se trata de la mitad
de las cenizas del cantante José José. El sentimiento popular lo quería de
regreso en México y, el canciller, mandó un avión militar a Miami a rescatar el
polvo enamorado de quien cantó Gavilán o Paloma.
5.
Al
menos 18 mexicanos se encuentran en la zona de riesgo de contagio de
coronavirus en China, de ellos cuatro pueden volver a México, sin embargo, la
Cancillería señala que “no se justificaría” el enviar un avión por ellos.
“En
este momento, a esta hora, no se justificaría que mandáramos una aeronave en
este momento, vamos a ver más adelante”, aseguró el canciller Marcelo Ebrard en
conferencia.
Solo
cuatro de ellos pueden retornar a nuestro país, debido a las restricciones del
gobierno de ese país. Ebrard dijo que el gobierno mexicano pedirá ayuda a otros
países que sí han mandado aviones para retirar a sus ciudadanos
Entendamos:
Sí hay avión para un dictador y las cenizas de un cantante, pero no lo hay para
mexicanos en riesgo. La sugerencia de que se vengan de raid es, de plano, aún
más hilarante, hiriente y ruin que la rifa misma.
.
¿Cómo? ¿Fuimos palomas por querer ser
gavilanes?
6.
Mientras
la retórica mantiene como el sujeto de sus oraciones al avión, que se fue, que
lo traerán, que será rifado, que no se puede mandar a China por los mexicanos,
el INEGI anunció que el Producto Interno Bruto, es decir lo que ganamos para
nuestros bolsillos cada año, cayó a menos de un punto. Eso no sucedía desde el
año 2009.
Los
hospitales, sin medicamentos, tienen en jaque al sistema de salud pública, a
grado tal, que cientos de niños están en riesgo de muerte porque el
planteamiento del gobierno, en éste rubro, dará resultados hasta dentro de seis
meses.
El
pasado año 2019 fue calificado como el más violento de la historia de México.
Más de treinta y cinco mil muertes violentas hablan del fracaso de la política
de seguridad pública ofrecida a los mexicanos.
La
propuesta del gobierno para atacar las raíces de la violencia, de fortalecer
valores familiares y atacar la pobreza de fondo, es correcta, pero ¿por qué
abandonar a su suerte a los mexicanos mientras surte efecto la lenta receta
aplicada a un moribundo?
Tal
vez, cuando el medicamento surta efecto, el país tenga cáncer terminal y nos
veremos obligados a recurrir al poeta, Juan de Dios Peza, cuando sugirió en
Reír Llorando: “Yo soy Garric, cambiadme la receta”.
7.
Mi amigo al que apodaban así, no volaba, por
eso yo no sabía por qué le decían El Avión. No tenía turbinas ni corría a la
velocidad del sonido. Vamos: no tenía diez cajones, como el juego de niños
donde brincábamos para coronar en el diez, ni vivía cerca de un aeropuerto ¿Por
qué, entonces le decían así?
Hasta
el 2020, en éste frío enero, lo he descubierto gracias al gobierno de la
cuarta. No le decían El Avión, le decían El Labión. Así, labio en superlativo.
El Labión. ¿Por qué?
Por
chismoso y mitotero, además de tener labios grandes y gruesos. Era más largo
que la costera, como se dice en Acapulco, a quien tiene como regla mentir,
evadir su responsabilidad, culpar a otros y buscar excusas a sus constantes
errores.
Gracias
a Don Marcelo Ebrard y al gobierno de la cuarta, hoy enmiendo un error de
apreciación, porque no es lo mismo. No.
NO
es lo mismo el avión presidencial que El Labión… que lo usa para mentirnos. Claro que no.



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