*El
lamento de una niña asesinada hace tres años cuyo cuerpo fue abandonado en el
lugar se escucha por las noches
Por José
Molina/API
Chilpancingo,
Gro.- Los perros empiezan a ladrar antes de que se escuchen las detonaciones
de arma de fuego. Tras las ráfagas hay un silencio total y luego se alejan los
motores de varios vehículos. Con esto, los lugareños saben que “ya hubo otro
ejecutado”. Los habitantes han contabilizado desde hace 6 años aproximadamente,
más de cien muertos abandonados entre el cruce de una avenida de la colonia 4
de Marzo y un camino de terracería que conduce a la presa, en la zona norte de
la ciudad de Chilpancingo.
La
mayoría de los cadáveres hallados ahí son hombres jóvenes, pero resalta el caso
de la niña que, hace poco más de tres años fue abandonada muerta en ese sitio,
lo que ahora ha generado un mito: “por las noches se escucha su lamento”.
Así viven
los vecinos en las inmediaciones de la presa “Cerrito Rico”; entre el miedo que
provoca un mito y el terror de la realidad.
Seis años
de miedo y uno de terror
Los
habitantes de la colonia 4 de Marzo viven entre el miedo y la zozobra desde
hace más de 6 años. Aseguran que ya son más de 100 muertos que han aparecido en
este lugar al que ahora conocen como: “tiradero de cadáveres”, o “la avenida de
la muerte”.
Aproximadamente
en el año 2010, varias personas han aparecido asesinadas en ésta y las colonias
vecinas que rodean a la presa. Los grupos de la delincuencia organizada llevan
vivas a la mayoría de sus víctimas para asesinarlas ahí pero, lo alarmante es
que, “desde hace un año esto se ha vuelto más continuo”.
“Aquí
nosotros ya vivimos con miedo, nada más comienza a oscurecer y nadie sale a la
calle”, lamenta una mujer que por miedo a represalias, omite su identidad.
La
avenida de la que se habla es de terracería y hay pocos domicilios, está
rodeada de arbustos y espinos y no cuenta con servicio de luz eléctrica por las
noches, aunque hay postes de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Parece
un lugar perfecto para cometer actos atroces durante las noches.
Por lo
mismo, pocas personas se atreven a caminar por aquí después de las 21:00 horas.
“Mejor
nos dormimos temprano porque ya ni la tele vemos por las noches. Apagamos la
luz y todo queda en silencio”, relató otra vecina. El miedo de las familias,
ayuda incluso a que la zona parezca más solitaria de lo que es.
La vecina
relata: “por la madrugada se escucha el ladrido de los perros, pasan unos
minutos y se escuchan varios balazos…. Nada más en mi mente digo: ¨ya mataron a
otro hombre¨. Cada vez que escuchamos balazos es seguro que mataron a una
persona, no solo disparan porque sí, en este lugar”.
“Ya
después de los balazos, los perros se callan y queda un silencio profundo
durante casi 20 minutos. Después se escucha que se paran varios carros, suenan
los radios y se alcanzan a ver unas luces azules con rojo; nos damos cuenta que
llegó la Policía. Ya hasta ni nos asomamos para afuera porque tenemos miedo a
que nos toque una bala o nos quieran matar a nosotros también”; abunda la
mujer, angustiada y un tanto temerosa, hablando casi a susurros para no llamar
la atención.
“En la
noche cuando estamos durmiendo y escuchamos los balazos hasta brincamos del
susto, nos tiramos al piso y nos escondemos bajo las camas o de lo que esté
cerca para cubrirnos”; cuenta un hombre consultado.
Una
anciana que también habla despacio, añade: “desde que me acuerdo, aquí en esta
zona han aparecido más de 100 personas muertas e incluso hace como tres o
cuatro años, hasta una niña muerta vinieron a tirar aquí. Desde ese día, a
veces por las noches escuchamos por el fondo de esa brecha que llora una niña,
pero nos da miedo salir y pensamos que es cosa del diablo”.
Avenida
de la muerte
En la
“avenida de la muerte”, grupos del crimen organizado han llegado con sus
víctimas para asesinarlas a tiros y abandonarlas. Y aunque la mayoría de las
personas son ejecutadas ahí, algunas de las personas van ya sin vida, según
algunos cuerpos periciales consultados.
Varias de
las víctimas debido no aguantan las brutales torturas que les aplican sus
captores, lo que se puede corroborar por las marcas en los cuerpos y la forma
en que estos son abandonados; algunos atados de pies y manos y desnudos.
Entre las
marcas halladas en los cadáveres, se ha identificados que varios habrían sido
golpeados con tablas o tubos en los glúteos; método que se aplica en una
supuesta corrección o por traiciones entre los mismos integrantes de los
grupos.
Actualmente
en el lugar, justo en la esquina que forma la brecha que conduce a la presa y
la “avenida de la muerte”, se observa una cruz de metal enterrada con dos
macetas de flores completamente secas.
Unos
metros adelante, sobre la brecha se alcanzan a apreciar varias manchas de
sangre seca. La muerte se hace sentir, metiendo escalofríos en el cuerpo de
cualquier persona que ahí se pare. El miedo abunda. Los vecinos dicen que se
siente un ambiente “muy pesado”.
Pero la
mayor parte del temor es a que pueda llegar algún grupo criminal en ese justo
instante, aunque sea de día.
Los
cascajos percutidos de varias balas aún se pueden observar entre la tierra, aunque
las autoridades han estado una y otra vez en este sitio, realizando peritajes.
Ni
siquiera la gente que vive en estas zonas pasa por la avenida “de la muerte”.
La soledad abunda.
Recuerdan
los vecinos que antes, “hace años”, por esta calle pasaban los campesinos que
iban a leñar. Las mujeres que acudían a la presa a lavar su ropa y los jóvenes
que pretendían nadar un rato, también cruzaban por aquí. Ahora todos evitan
este camino aunque las otras vías sean más largas.
Las
autoridades, omisas
Los vecinos
de la colonia 4 de Marzo y otras que rodean la presa, han solicitado al
municipio y al Estado que asignen seguridad constante para esta zona, pero
parece que nadie los escucha o, todos los ignoran.
Aproximadamente
a 500 metros de este punto conocido como “tiradero de cadáveres”, se encuentra
el cuartel central de la Policía Estatal y el reclusorio para menores
infractores.
A pesar
del gran número de policías que ahí se concentran, la inseguridad en la zona ha
llegado a niveles extraordinarios y, la ejecución de personas se ha
multiplicado desde finales del 2015 y principios de este 2016.
“¿Cómo es
posible que estando los policías cerca, no se den cuenta de estos delitos? Se
queja un vecino.
Lamenta
que ante la inoperancia de las autoridades, cuando se escuchan balazos por las
noches “ya nadie reporta nada”.
“Quien
sabe cómo es que la policía se entera porque eso sí, están aquí como 20 minutos
después de que se cometió el crimen”, agregó.
Desde
2013 se rogó por ayuda
Desde
julio del 2013, los habitantes de la colonia 4 de Marzo e integrantes del
Movimiento Ciudadano de Chilpancingo denunciaron que la inseguridad se
acrecentaba al norte de Chilpancingo, especialmente en las colonias que rodean
a la presa y al monumento a “Vicente Guerrero” que es la imagen de entrada a
Chilpancingo, pero que estaba totalmente descuidada, “en el olvido”… y así
sigue.
El 24 de
julio de aquel año, un grupo de ciudadanos exigió a las autoridades que dieran
mantenimiento a la estatua de Vicente Guerrero que estaba en el olvido y descuidada,
incluso sin su característico sable y, el cerro en el que se ubica, estaba
repleto de arbustos. También alertaron que la zona se había convertido en
tiradero de cadáveres y punto de encuentro entre delincuentes.
Los
inconformes criticaron en ese entonces que las autoridades pretendían invertir
millones de pesos para la conmemoración del Bicentenario del Primer Congreso de
Anáhuac, pero han descuidado los monumentos a los héroes de Guerrero, como el
de Vicente Guerrero Saldaña.
El hoy
gobernador, Héctor Astudillo Flores era en ese entonces diputado local y
presidente de una comisión especial en el poder legislativo para la
organización de los festejos por el bicentenario. En esa calidad, también
ignoró el llamado para la restauración de ese monumento, al igual que las
autoridades municipales, estatales y federales.
La idea
de restaurar este monumento era a la vez mejorar la zona, darle vida y
convertirla en un centro de convivencia familiar; para ello se propuso hacer un
paradero turístico entre la presa y el monumento, con la finalidad de que los
turistas que cruzaran por Chilpancingo para llegar a Acapulco tuvieran un lugar
atractivo en el cual convivir.
“No puede
haber embellecimiento de la ciudad si a la puerta de la casa está un monumento
desquebrajado, para vergüenza sinceramente de los guerrerenses”, dijo Silvestre
Soto Contreras, en aquel entonces Secretario de Deporte del Movimiento
Ciudadano.
Al
tiempo, el entonces presidente municipal Mario Moreno Arcos lanzaba el proyecto
de mejoramiento de imagen urbana o “embellecimiento” de la ciudad capital, pero
también ignoró el llamado.
Hoy, a
tres años de distancia, las consecuencias son fatales. Los vecinos se han
convertido en las principales víctimas de estos actos atroces porque además de
no tener seguridad, en su mente va quedando el terror de vivir cada noche entre
los lamentos de una niña muerta y el de víctimas del crimen organizado.
Entre los
dos últimos meses de 2015 y el primer trimestre del 2016, más de 15 cadáveres
han sido arrojados en esta zona. Las últimas víctimas fueron halladas con
huellas de tortura, aproximadamente a la una de la madrugada, los días 5 y 6 de
este mes (abril). (Agencia Periodística de Investigación)
Punto
conocido como “Tiradero de Cadáveres” o “Avenida de la Muerte”, en
Chilpancingo. (Fotografía: José Molina/API)
No hay comentarios:
Publicar un comentario