*José Luis Abarca,
debería estar en la cárcel, por su responsabilidad en los asesinatos de los
jóvenes
Por Armando Patrón
Torres
Chilpancingo,
Gro.- Desde hace ya mucho tiempo eran
ampliamente conocidos los nexos del alcalde de Iguala con elementos del crimen
organizado que actuaban en Iguala y también había sido señalado por uno de los
sobrevivientes de la Unidad Popular de ese municipio de haber dado muerte al dirigente de esa
organización, Arturo Hernández Carmona, de un escopetazo en la cara. Un acusado
de asesinato jamás fue requerido por las autoridades de justicia para declarar
en torno a esos hechos.
José Luis Abarca se volvió millonario de la noche a
la mañana, gracias a sus amplios negocios oscuros con el crimen organizado y a
que todos los familiares de su esposa, eran ampliamente identificados por
seguridad nacional como ligados a oscuros intereses.
Pero nadie hizo nada, por llamar a cuentas a este
siniestro personaje que se ufanaba de contar con el respaldo de Sebastián de la
Rosa Peláez y del coordinador del congreso del estado, Bernardo Ortega Jiménez,
ambos de su corriente política: Nueva Izquierda.
Todos los líderes de Nueva Izquierda lo protegieron,
incluso los diputados del PRD, maniobraron para que no fuera llamado a
cuentas, y ahora ante los acontecimientos que resultaron con la muerte de seis
jóvenes, ni el gobernador del estado Angel Aguirre Rivero, ni el dirigente
estatal Sebastián de la Rosa de Nueva Izquierda, --- quien unas horas después manifestó su
respaldo al alcalde de Iguala, avalando con ello el asesinato de seis personas
por parte de la policía municipal cargo de José Luis Abarca Velázquez---, han
exigido que renuncie el edil de Iguala. Por el contrario todos los dirigentes
de Nueva Izquierda a nivel nacional y estatal, le manifestaron en primer
término, su respaldo a pesar de las crecientes
evidencias de que había mandado a matar a los normalistas.
Sebastián de la Rosa, Jesús Zambrano, Bernardo
Ortega y Angel Aguirre Rivero son los responsables del clima de violencia y de
los demenciales asesinatos de personas civiles, normalistas y deportistas,
ocurridas en ese municipio de Iguala. Fueron ellos quienes protegieron al alcalde de Iguala José Luis Abarca Velázquez,
fueron ellos quienes le brindaron impunidad y que apoyaron su actuar.
Su tardía reacción los hace cómplices.
El diputado Bernardo Ortega Jiménez, otro brutal
represor, se escondió cobardemente para no recibir a los estudiantes
normalistas que exigían el esclarecimiento del asesinato de los normalistas,
por lo fue el responsable de los destrozos en el Congreso. Hasta ahí los quiere
llevar el gobierno y los diputados responsables del estado de cosas en la
entidad, a que la sociedad los satanice y se olvide pronto de los asesinatos
cometidos en su contra.
Un día después de los destrozos, en lugar de buscar
dialogar, de escuchar a los normalistas, de exigir que se deslinden
responsabilidades en contra de los autores de los cobardes atentados, que
dejaron como saldo seis personas muertas,
mandó custodiar con antimotines las instalaciones del Congreso del
estado, alentando la provocación. La obligación de Bernardo Ortega Jiménez, es
ayudar a resolver los problemas de la entidad, y no esconderse de forma cobarde
y ruin.
El gobierno del estado ha estado tratando de ganar
tiempo para que la sociedad se olvide del problema, para que el asesinato de
normalistas, deportistas y gente de la sociedad civil, se diluya en el tiempo.
Están pactando todo. Por eso el gobernador del estado Angel Aguirre no da la
cara. Por eso la tardanza para esclarecer los hechos y deslindar
responsabilidades.
El responsable del crimen es el alcalde de Iguala
José Luis Abarca Velázquez, quien primero dijo que bailaba y que no se enteró
del crimen, después dijo al secretario General de Gobierno Jesús Martínez
Garnelo que durante los hechos se encontraba dormido, que los policías no le
informaron de lo que pasaba, y que los estudiantes habían llegado con la
intención de desestabilizar.
La licencia por 30 días del alcalde de Iguala, José
Luis Abarca Velázquez, no va a cambiar en nada la irritación, el coraje y la
exasperación de la sociedad ante tanto crimen ocurrido en contra de jóvenes que
sólo han pedido apoyo para solucionar los problemas que enfrentan ante el
desinterés de las autoridades educativas.
José Luis Abarca Velázquez, debe estar en la cárcel,
por su responsabilidad en los asesinatos de los jóvenes por parte de policías a
su cargo, además de todos los políticos que no han hecho nada por solucionar
los graves problemas que afectan a la ciudadanía.
No es posible que un alcalde se encuentre bailando
mientras sus policías cometen actos demenciales en contra de la ciudadanía.
Pero además sus continúas contradicciones sobre los acontecimientos en su
municipio, evidencian que estuvo al tanto de todo lo que estaba pasando y de
que él fue quien dio al orden de disparar en contra de los jóvenes.
A Guerrero le esperan días aciagos. Es necesario
saber quién encendió la mecha, quién dio la orden de disparar, quién está atrás
de estos criminales acontecimientos.
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