*“Tenemos miedo”; dice la gente porque criminales matan a mujeres y
niños
Por Jonathan Cuevas/API
Chilpancingo, Gro.- En la sierra de Guerrero existen al menos 30
pueblos sin habitantes y otros 10 en los que las familias han iniciado el
éxodo. El motivo; la inseguridad.
El listado de los “pueblos fantasma” se
centra en los municipios de Heliodoro Castillo, Atoyac, San Miguel Totolapan,
Coyuca de Catalán, Apaxtla y Teloloapan; son parte de las regiones Centro,
Norte, Costa Grande y Tierra Caliente.
Esta es la región de más difícil acceso
para las autoridades. En toda la parte serrana no hay un solo policía estatal,
ministerial, federal y ninguna otra autoridad más que el Ejército Mexicano
cuyos elementos andan entre los sembradíos de Amapola, vehículos abandonados
enteros o en partes, o casas quemadas.
Ahí circulan decenas de carros
“chocolate”, principalmente camionetas diseñadas para andar en los desgastados
caminos que comunican un pueblo con otro. Pero allá, no hay quien decomise los
automotores.
Y es que no hay retenes en los accesos
o salidas de los pueblos o en las carreteras como suele verse en otras
regiones. Los elementos del Ejército Mexicano se limitan a concentrarse en sus
campamentos y por el día recorrer los caminos y poblados, o despoblados en el
caso de los lugares donde la gente decidió huir.
Las detenciones son mínimas y no caen
los líderes de las principales bandas del crimen organizado que operan en la
Sierra; La Familia Michoacana y Los Guerreros Unidos.
Pero pareciera que allá, los pueblos
han entrado en rivalidad a consecuencia de la presencia de esos grupos
criminales. La gente se identifica con uno u otro grupo; es decir, ya no son
una misma región como antes. Ahora se odian a muerte por los intereses
encontrados en la disputa por el territorio.
La delincuencia organizada los ha
metido en una dinámica de confrontación que se facilita entre la gente ante la
ausencia de alguna autoridad. Allá, si hay enfrentamientos armados,
“levantones”, robos, asesinatos o cualquier delito, no hay quien haga
diligencias, quien investigue o quien prometa justicia. De hecho, la justicia
se convierte en rencor entre pueblos o familias.
En la sierra al menos el 80 por ciento
de los campesinos se dedican a la siembra de enervantes. La Amapola es lo que
predomina. La cosecha es en noviembre generalmente. Entonces los cerros se
bañan en colores diversos que trae consigo una hermosa flor.
Es cuando los grupos del crimen
organizado arrecian su presencia en busca de que se les venda la mejor cosecha.
También por esas fechas arrecia la disputa por los pueblos y se presiona a la
gente de la Sierra para que trabajen con una u otra “empresa”. Son pocos los
pueblos que deciden ser independientes.
Pero la independencia para ellos
significa sufrir de robos, hostigamiento, extorsiones, amenazas, violaciones a
las mujeres, agresiones físicas o asesinatos.
Es preciso destacar que quienes tienen
afinidad con uno u otro grupo no son ajenos a esto, pues la banda contraria
busca en todo momento irrumpir en sus territorios y atentar contra la
gente.
Así se vive en la sierra según los
testimonios de los ciudadanos que dicen tener miedo a uno u otro grupo
criminal; un miedo que nunca antes se había sentido en esa brava región, de gente
trabajadora y los mejores paisajes.
La constante violencia contrasta con la
majestuosidad de las montañas, los mejores jardines naturales, los caminos
cubiertos de niebla, las hermosas casas de madera, algunas que parecen
castillos de fantasía entre verdes pastizales y enormes palos de ocote.
La sangre que corre en la zona se
contrapone a la paz que se siente al respirar aire fresco, aire puro. A las
impresionantes cascadas y arroyos que caen desde lo más alto de las montañas
que sobrepasan la altura de algunas nubes. A los rústicos caminos que cruzan
entre las aguas de los arroyos y se visten de hojarasca seca.
Son para los sierreños los mejores
paisajes. Lo mismo dicen las pocas personas que se atreven a conocer aquellos
territorios olvidados por el gobierno y temidos por los operadores de los
programas de asistencia social que, dejaron de llegar hace más de un año.
Y es que en la sierra alta hay total
ausencia de autoridad. A diferencia de la Montaña que es otra zona de total
marginación, aquí ni siquiera llegan ya los políticos en campaña para pedir el
voto.
La lista…
En la sierra de Teloloapan, los pueblos
de El Pericón y Laguna Seca han sido fuertemente golpeados por el crimen
organizado. Las familias huyeron desde principios de este año y se niegan a
regresar.
En estos irrumpieron grupos armados,
concentraron a la gente afuera de la comisaría de Laguna Seca y ejecutaron a
dos personas. Después de esos hechos ocurridos a principio de marzo, la gente
decidió huir. En los pueblos quedaron los animales que han muerto de hambre a
estas alturas.
En Apaxtla hay un pueblo llamado
Xochitepec. Fue conocido a nivel estatal y nacional en febrero luego de que más
de 600 familias huyeron y se refugiaron en la cabecera municipal, luego de que
grupos delincuenciales irrumpieron y protagonizaron enfrentamientos
armados. Actualmente más del 50 por ciento de la población continúa
en el exilio.
De las 19 comunidades que hay en
Apaxtla, algunas siguen siendo consideradas como focos rojos por la inseguridad
y la presencia de los grupos armados, tal es el caso de San Felipe, Xochitepec,
San Pedro y Liberaltepec.
En este último pueblo también continúan
en el exilio las familias desde el mismo mes de febrero. En total entre
Liberaltepec y Xochitepec, hay más de 200 personas desplazadas.
En la sierra alta, la parte más lejana
de la capital del estado hay varios pueblos en estas mismas condiciones. Yerba
Buena, Yerba Santa, El Jilguero, Vuelta del Sur, Escalerilla, Banco de Grava y
La Guitarra son 7 pueblos de Heliodoro Castillo que lucen totalmente vacíos.
De estos no se había conocido la
situación hasta este mes de septiembre cuando reporteros recorrieron esa parte
serrana de la entidad. Ahí la gente huyó entre finales del 2013 y principios de
este 2014 luego de que grupos del crimen organizado de La Familia o Los
Guerreros Unidos irrumpieran poblado por poblado secuestrando gente, matando y
abusando sexualmente de las mujeres.
Caso similar sucedió en La Galera,
perteneciente a Atoyac en esta parte alta de la sierra colindante con Heliodoro
Castillo y San Miguel Totolapan.
Todos estos pueblos hoy lucen
desoladores. En algunos si acaso permanecen entre una y 10 familias, pero en su
mayoría no hay vida humana solo casas viejas, vehículos abandonados, algunos
animales que sobreviven deambulando, e incluso hasta viviendas incendiadas.
En San Miguel Totolapan hay pueblos
como La Gallinita, Toro Muerto, Cruz de Ocote, El Chachalaco, El Descombro,
Linda Vista, Puerto Progreso, Piedra Concha, El Barroso, Santa María Sur, La
Mesa, La Mesa de Tehuetla, Barranca de Iguala, San Miguelito, Pericotepec y El
Querengue. Todos estos, abandonados al cien por ciento o al menos en un 70.
Las pocas familias que quedan en uno
que otro pueblo son las que se niegan a dejar sus tierras y animales para tener
derecho a la vida. Simplemente sobreviven ahí esperando su muerte.
El Carrizal y Santa María de las
Flores, en Coyuca de Catalán, también quedan únicamente las casas
vacías.
Varios de los pueblos mencionados se
cruzan sobre el camino que va desde Chilpancingo hasta Petlacala, pueblo
hundido en las entrañas de la sierra donde la gente decidió hacer un
levantamiento armado en contra del grupo criminal La Familia Michoacana.
Ahí solo decidieron huir dos familias;
el resto prefirió quedarse a defender su vida y sus tierras de los grupos
armado que han llegado a asentarse por semanas en su comunidad, obligando a la
gente a darles comida, bebida y una cama para dormir. A pesar de eso, se han
llevado a las mujeres para violarlas.
Otros pueblos vecinos apoyan el
movimiento de Petlacala, principalmente aquellos pocos que no simpatizan con
uno u otro grupo, pero no se han animado a tomar las armas aún, aunque en el
discurso ya lo han hecho.
Pueblos del narco…
Según cuentan los pobladores de la
sierra, los pueblos fantasma son aquellos cuyos habitantes se inmiscuyeron con
el narco, y al entrar en una guerra entre bandas fueron perseguidos o atacados
por los contrarios, lo que orilló a que huyeran de ahí.
Pero a la vez destacan que hay gente
“limpia” que, tuvo que huir al verse empañada por los actos de aquellos
pobladores que incursionaron en la delincuencia organizada.
Lo que no pudieron negar lo propios
sierreños es que en esa zona del estado hay “pueblos del narco” que si bien, no
secuestran, roba, violan o matan, pero son parte de Los Guerreros Unidos o La
Familia Michoacana.
Estos suelen reforzar únicamente a su
grupo en momentos de fuertes confrontaciones, ya sea ahí o en otra parte del
estado.
Hay pueblos como San Miguel, Piedra
Concha, Dos Caminos, Las Tunas, Perico, Coronillas, entre otros del lado de la
Tierra Caliente, donde opera La Familia Michoacana y, para quienes respaldan a
los Guerreros Unidos, es imposible entrar o pasar por ahí.
Su única salida es hacia la capital por
Heliodoro Castillo, donde la mayoría de los pueblos son dominados y tienen
afinidad con Los Guerreros Unidos.
Uno de los casos es el de Laguna de
Hueyanalco perteneciente a Totolapan, donde según la versión de los pueblos
aledaños, está muy arraigada la simpatía con Los Guerreros Unidos. Pero hace no
más de un año, el pueblo tenía afinidad con La Familia.
Según las versiones recabadas, la
Michoacana empezó a realizar secuestros, robos y asesinatos, así como
violaciones en los pueblos de esa zona, actos que a los pobladores de La Laguna
no les parecieron por tratarse de la misma gente de la sierra.
Entonces decidieron cambiar de bando y
empezaron a tener relación con los Guerreros, luego de que supuestamente estos
pactaron respeto a la gente de la región.
Desde entonces (hace un año aproximadamente),
la Familia Michoacana ha tratado de irrumpir en el pueblo para matar a la
gente, pero la unidad de ese pueblo ha evitado que sea destrozado.
Pero aun así han logrado entrar. El
primero de septiembre de este año, un comando armado cruzó el pueblo hacia uno
de sus anexos que es Yolotla, esto pese a que había presencia del Ejército en
ese momento. De ahí “levantaron” a tres personas; dos jóvenes y una señora
identificada como “la mamá de El Chino”, uno de los jefes de los Guerreros
Unidos.
A partir de ese momento según los
ciudadanos de esa región, se habría declarado la Guerra de forma literal entre
los que de por sí ya eran grupos rivales, quedando en medio la autodefensa que
lucha contra La Familia Michoacana, pero que a la vez busca que “Los Guerreros
Unidos dejen las armas”, al menos al estar en la región.
En la Sierra los ciudadanos buscan paz.
Se dicen temerosos y piden la permanencia del Ejército Mexicano en la zona a
fin de ahuyentar a los grupos del crimen organizado. No quieren ninguna otra
corporación “porque todas están coludidas con la delincuencia”.
“Queremos volver a ser libres, caminar
hacia nuestras tierras de labor, de un pueblo a otro y salir a cazar como
siempre lo hemos hecho. No queremos que nuestras hijas, mujeres o madres sigan
siendo ultrajadas, solo buscamos paz”, expresó uno de los integrantes del
movimiento de autodefensa.
De la siembra de enervantes, otros
pobladores afirmaron que no hacen daño a nadie reconociendo que es una de las
principales actividades de la región, pero que únicamente se dedican a vender
sus cosechas.
Aclararon que muy difícilmente la gente
se dedicará a otra cosa allá, menos con el total abandono del gobierno que
ahora les ha quitado los programas de asistencia social. Afirman que la disputa
entre las bandas del narco por la región, tiene que ver con al terreno tan
fértil que hay para la siembra de enervantes.
“¡Va!, ésta es la tierra más
fructífera”; dijo un joven de escasos 26 años que se identifica como parte de
Los Guerreros Unidos, pero atento y humilde como toda la gente de la región.
(Agencia Periodística de Investigación)
En la sierra de Guerrero, al menos el
80 por ciento de los campesinos se dedican a la siembra de enervantes como
Amapola y la Marihuana ahí los cerros se bañan en colores diversos que trae
consigo una hermosa flor.



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