Páginas

miércoles, 24 de septiembre de 2025

LA CHARRERÍA MEXICANA, Y LOS CHARROS DE COPALA


 Por César González Guerrero.                   

En esta ocasión, y en el marco de la celebración de las fiestas patrias, deseo agradecer a mi estimado amigo y maestro Isaías Alanis el obsequio de una obra escrita por él, con la participación del también amigo Tulio Pérez Calvo, titulada La Charrería en Chilpancingo. 

Sin duda, un documento que bien vale la pena deleitarse con una amena lectura, y que debería formar parte de las bibliotecas del estado de Guerrero.             Aprecio mucho el detalle del distinguido maestro Isaías Alanis. A ambos les reitero mi reconocimiento por difundir una de las actividades más importantes y antiguas en México.           

Como bien lo mencionan en el texto de referencia, la llegada de los caballos, a la Nueva España, fue por el mar, y fueron los españoles quienes se encargaron de ello, como la historia lo ha registrado, con la conquista de México en el año 1521.                       

A partir de ese entonces, en todas las etapas de la historia de México, el caballo es, y ha sido, un factor elemental en el desarrollo económico del país, y por supuesto, parte fundamental de la cultura, la tradición y el arte mexicano. De ahí han surgido hombres y mujeres de a caballo, conocidos como Charros.                    

Quizá por eso, en mi tierra Copala, al igual que la mayoría de los pueblos del área rural, el caballo y el charro, son el binomio ejemplar de la convivencia humana con el animal.                     

Si bien es cierto que la charrería es una actividad folklórica que identifica y une a los mexicanos, también es muy cierto que, a pesar del paso de los años, seguirá siendo una de las más ricas experiencias vividas por la juventud de los años recientes. Aparte del servicio terapéutico y de trabajo, montar a caballo será la característica más importante de la gente del campo y la ciudad. 

Lamentablemente, en el área urbana, va restringiendose el uso del caballo, y en las ciudades, con sus calles y avenidas modernas, solo en eventos especiales se disfruta de la charrería.                  

Como en varios pueblos rurales, mi tierra Copala tuvo sus personajes históricos, legendarios, destacados en la monta de caballos charros,  inolvidables por sus participaciones en las ferias y eventos cívicos, entre los que mencionamos a algunos que aún están en la memoria, de la época de los 60s y 70s, en virtud de sus habilidades en esta noble y digna actividad.        

En este contexto, y esperando su comprensión por si, involuntariamente, se omite alguien: Mauro Guerrero Morales y sus hijos Francisco, Antonio, Jesús y Adolfo Guerrero Gutiérrez; Prisco González Pacheco (conocido como el charrito de oro); Inés Lorenzo Flores; Bulfrano Zárate Figueroa (Vanchera); Leonardo Fosado Gutiérrez; Pompeyo Ventura Zambrano; Marcos Damián Tejada; Agustín González Pérez; Celestino Gutiérrez; los hermanos Ignacio y Gaudencio Guerrero Gutiérrez; Lucio Ríos Morales; Vicente González Gutiérrez; Sofio Gutiérrez Polanco; Leonardo Ventura Flores; la familia Céspedes González con los hermanos Erasmo, Carlos (famoso Sampinga) y Juan, también Audon  Cespedes Ávila, Isidoro Céspedes Vargas y Odilo Oliva Vargas; Erasto Morales Barreto; Hermenegildo Clemente Pérez; etc. etc.      Unas de las más esperadas exhibiciones de los charros de Copala fue, precisamente, el desfile del 16 de septiembre, y la Feria regional del mes de mayo, siendo ésta última la que permitía un mejor lucimiento de las demostraciones en el tradicional recorrido del toro de once, en el lazo, manganas, baile criollo de los caballos, y otras suertes charras dentro del "toril".  Pero esa será otra historia.             

Por hoy, va nuestro modesto homenaje y reconocimiento, a los hombres de a caballo que hicieron de nuestra infancia y adolescencia, disfrutar los mejores momentos de la vida en mi tierra. 

A quienes aún viven deseamos lo mejor y a quienes han fallecido, va nuestro eterno agradecimiento por brindarnos y permitirnos compartir esos  alegres tiempos.

¡¡Vivan los Charros de Copala!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario