Por Baltasar Hernández Gómez.
De lo general a lo particular y viceversa, así se dan los ritmos ideológicos y de gestión en un país donde la cultura política está suspendida en las cuerdas manipuladas por los titiriteros federales cada seis años, en la figura del presidencialismo, que ponen, modifican y quitan a placer sus proyectos de nación, imponiendo lineamientos y prácticas que tienen que ser reproducidas en los 32 estados de la República.
En el ámbito federal el discurso y la acción del actual presidente López Obrador gira en torno a sus ideas, creencias, ocurrencias y fines personales y grupales que han puesto en "stand by" proyectos sostenibled de desarrollo económico y democrático, pues la mayoría de las situaciones tienen tintes evidentemente asistencialistas, de culto a la personalidad, de ineficacia disfrazada, mediante la cual los procesos se vuelven opáceos y pocos, muy pocos transparentes.
En el panorama nacional todo se ha convertido una retahíla de acusaciones y defensas que provocan polarización entre los actores sociales. Todo se vuelve un ataque contra disensos, contra quienes no comulgan con la Cuarta Transformación. México es hoy en día un bucle sexenal mediante el cual circulan justificaciones surrealistas, actos de corrupción de funcionarios, familiares y socios ad hoc, que desgraciadamente muchas personas no lo desean percibir.
Sobre lo que pensaron y creyeron millones de mexicanos antes de julio de 2018, la resaca social se ha encargado de poner las cosas en su sitio: el presidente de la República se ha dedicado a denostar a todo lo que suponga oposición, a cuidar al "ejército" de mujeres y hombres que, por muy diversas necesidades, ven en los programas clientelares -de supuesto beneficio social- su única fuente de ingresos.
Construye obras a modo, beneficiando a sus propulsores políticos y económicos en el sureste, centro y norte de la nación, atacando a activistas ambientales, comunicadores, expertos, empresarios y a las opiniones provenientes del exterior.
No hay crecimiento económico sistentable, no existe una estrategia sustentable contra proceso inflacionario (aunque anuncia un plan contingente de regulación máxima - congelación de precios de la canasta básica, reconociendo la inconsistencia de políticas gubernamentales en la economía, teniendo que acordar con los empresarios dedicados al sector alimentario porque no le quedó de otra), no hay mejor calidad de vida, no hay trabajos dignos, no hay una administración transparente ni eficaz de los recursos del país.
Lo que sí existe son dimes y diretes en las conferencias mañaneras y un colosal divisionismo, ya que sus seguidores asumen que lo establecido por AMLO es una verdad inobjetable.
Y así como arriba es abajo. Así como es en lo federal es en lo estatal y municipal, ya que todo depende del verticalismo con el que está gobernando López Obrador.
Un caso muy especial lo ocupa la actual tenedora de la presidencia de Acapulco, Abelina López Rodríguez, activista por muchos años y defensora de causas populistas que con base en el chantaje y la discrecionalidad ha amparado y sigue haciéndolo a invasores de terrenos que son patrimonio nacional, apropiación ilegal de propiedad privada, ambulantaje, entre otras actividades poco claras para ser definidas en este momento.
Abelina lo mismo dice una cosa que otra... Lo mismo afirma un día proteger la calidad de vida de los acapulqueños, pero los mantiene sin servicios de agua potable, alcantarillado, seguridad pública, recolección de basura. Lo mismo habla de turismo y ecología y permite conscientemente la descarga de miles y miles de litros de aguas negras en la bahía. Lo mismo habla de respeto, democracia y libertad cuando en la realidad actúa contra trabajadores, empresarios y comunicadores.
Con los poderosos se dobla y con quienes desean contribuir al bienestar de Acapulco adopta una postura de ataque y omisión. Con los políticos y funcionarios federales y estatales se inclina (o como se dice en el estado de Guerrero...Se pone de chinqueque), admitiendo sumisión y pronta respuesta, como en los casos de apoyo masivo para la revocación de mandato y cumplimiento de indicaciones para beneficiar sólo a grupos morenistas, apoya a grupos de inversionistas "palomeados" por su jefe federal, así como al sector poblacional que recibe ayudas económicas, que representan la base de apoyo real del "lópezobradorismo".
Abelina López, en lugar de procurar el cumplimiento de sus promesas de campaña y hacer de su gestión un ejemplo de eficacia, se empeña en motivar controversias innecesarias. No es que lo haga conscientemente, pues su ignorancia, intereses personales y políticos e irresponsabilidad hacen que en cada discurso, entrevista, ponencia, reunión o exposición saque a relucir su origen híbrido por ser una mujer que aprendió a vivir de la politiquería: y muy bien, que hasta divulgó públicamente que posee una casa de más de 2 millones de pesos, un departamento y cuenta bancaria, propiedades y recursos que ha reunido por haber sido líder, regidora y diputada.
Y no es que esto sea negativo o cuestionable o legal, sino que la verdad es que la gran mayoría de sus seguidores ni con diez vidas de trabajo 24*24 horas podrían llegar a tener dicho patrimonio personal/familiar.
Hoy, López Rodríguez está enfrascada en demandar jurídicamente a todo aquel que tenga adeudos de agua, cuando apenas tres años atrás defendía a los morosos porque los reconocía con pocos recursos para pagar y como víctimas de un Ayuntamiento que no dotaba del preciado líquido vital (situación de escasez que persiste en grado superlativo durante su administración).
Hoy está en su papel de víctima argumentando que el mismo gobierno federal, al que defiende públicamente, le quiere quitar la electricidad y recursos presupuestales y que así "no podrá avanzar ni estar a la altura de las expectativas de los acapulqueños".
Hoy, la clon morena del primer mandatario, hace como que hace, mientras las calles y la bahía de Acapulco están sucias, pestilentes e inseguras.
Hoy Abelina López habla de atraer turismo extranjero con una visita folclórica que hizo a Tampa, Florida y da permiso para la venida de cientos y cientos de motociclistas a finales del mes de mayo/2022, cumpliendo los "quereres" de Félix Salgado Macedonio, quien evidentemente es un conocido amante de las motos que promueve esta reunión desde hace años. A simple vista el festival de motociclistas produce una derrama económica, sin embargo, la ciudadanía y los hoteleros saben muy bien que no es cierta la captación de recursos y que resultados sociales son desastrosos: vandalismo, violaciones, consumo de sustancias ilegales, basura, accidentes viales, tráfico excesivo, alcoholismo en lugares públicos y todo tipo de desmanes, que no son referentes culturales correctos para la niñez y juventud.
Hoy en día Abelina está perdida en el laberinto del minotauro, afirmando que permanecerá hasta 2024 y que hay mujer para rato, en virtud de que cree tener el respaldo de los acapulqueños, cuando en la realidad tiene un nivel de aceptación cercano al 4.5, de acuerdo a una encuesta realizada por un catedrático de la Universidad Autónoma de Guerrero, la cual está a punto de ser publicada con una serie de resultados sobre sus primeros seis meses de gestión.
Ya veremos dijo el ciego...
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