*Autodefensa
de terror, obliga desplazamiento de familias
Por
Bernardo Torres y Jonathan Cuevas/API
Chilpancingo,
Gro.- La Gavia, comunidad de Raybel Jacobo de Almonte, alias “El Tequilero”, se
convirtió en un pueblo fantasma, sitiado por el Ejército Mexicano y Policía
Estatal, donde decenas de animales se muestran hambrientos y flacos.
El
pueblo está situado a unos 15 minutos de la cabecera municipal, San Miguel
Totolapan. En un crucero a la mitad de la carretera, hay un retén conjunto de
las dos corporaciones ya mencionadas.
Al
entrar, las pocas calles de este pequeño pueblo lucen desoladas, solo vacas,
perros, cerdos y caballos (varios finos), deambulan en busca de alimento. Todos
lucen esqueléticos.
Hay
unas 80 casas en su mayoría cerradas con candados, igual que la escuela
primaria, el jardín de niños y la iglesia. De las pocas que tienen las puertas
abiertas, salen y entran las bestias y caninos.
En
el domicilio de Raybel Jacobo hay más animales que en cualquier otro. Desde la
entrada se aprecian dos corrales de donde se asoman también patos y chivos. Al
fondo andan los caballos y las vacas.
Pero
la vivienda luce precaria, de ladrillo y algunas partes de adobe. Ahí viví con
su esposa y hermana que, según los pobladores de San Miguel, ahora tiene una
casa “de lujo” en Chilpancingo, capital del Estado.
Rondan
el pueblo policías y militares, alertas, con metralla en mano, por cualquier
situación de riesgo. Mantiene varios puestos de revisión en las entradas y
salidas.
Todas
las familias huyeron a partir de diciembre del año pasado, cuando el pueblo de
San Miguel se levantó en armas e inició la persecución de Raybel. Sin embargo,
quedaba toda la familia de ese personaje en ese lugar, pero huyeron después del
12 de Junio tras el ataque que hicieron sicarios de Raybel contra elementos de
la Procuraduría General de la República (PGR), asesinando a cuatro.
Hoy
el pueblo está sitiado por las fuerzas de seguridad, y la familia de Raybel
está distribuida en ciudades como Iguala, Chilpancingo y otras del Estado de
México; afirman los vecinos de la cabecera.
En
10 años, San Miguel Totolapan pasó de 24 mil a 12 mil habitantes
Raybel
Jacobo de Almonte, empezó su régimen de terror en San Miguel Totolapan, en la
Región de Tierra Caliente, en el año 2007, junto con la Guerra contra el
narcotráfico que empezó el entonces presidente de la república, Felipe Calderón
Hinojosa.
Proveniente
de una familia humilde, que se dedicaba a la venta de leña, y postes para
corrales, y dado al vicio, que incluso pedía dinero para seguir tomando,
relatan pobladores, fue reclutado por Vicente Popoca, miembro del grupo
criminal Guerreros Unidos, que buscaba ampliar su territorio de la Zona Norte a
la Tierra Caliente.
Muy
pronto hallaron un modo de someter a la población, mediante el secuestro, la
extorsión y el tráfico de drogas, desde la parte alta de la sierra de este
municipio; lo que derivó en el colapso de la economía, e inició el éxodo de
familias enteras.
Afianzado
en una pequeña zona de no más de tres comunidades, empezó a ejecutar secuestros
en los municipios colindantes, obligando al desplazamiento de pueblos enteros.
El
2015, marcó el inició del episodio de violencia brutal, secuestros de una a
tres personas, se convirtieron en secuestros masivos, de hasta 24 víctimas, con
el arribo a las filas de los Tequileros, de Mauro Hernández González, alias “El
Vago”.
Esta
gavilla de delincuentes, responsable de más de 200 secuestros en seis
municipios, de acuerdo con el Movimiento por la Paz, era encabezado por Saúl
Beltrán Orozco, primero como presidente municipal y posteriormente como
diputado local por el PRI, ahora expulsado de su partido y separado del cargo.
El
asesinato de un menor de apenas 10 años de edad, junto a su madre, y
violaciones de mujeres, hizo brotar la indignación de los totolapenses, y
empezó a incubarse el proyecto de autodefensa, para poner fin a la ola de
atrocidades.
En
enero de 2016, fueron secuestradas 27 personas que iban a una boda, tres días
después cinco maestros en Ajuchitlán del Progreso y apenas un mes después, 24
trabajadores de una mina; estos últimos secuestros fueron pagados por el
gobierno del Estado, que recién iniciaba, Héctor Astudillo Flores.
Ya
para esa fecha, sumaban por lo menos 25 pueblos desplazados por la violencia,
de 115 con los que se conforma el municipio y la población de San Miguel
Totolapan, se había reducido a la mitad, de 24 mil habitantes, en la actualidad
quedan apenas 12 mil.
De
acuerdo con los pobladores de la cabecera municipal, en la región conocida como
La Cañada de San Tehuhuetla, los pueblos vacíos, son; Las Mesas, Chaxcuita, Lod
Bancos, San Rafael, Santa Maria de las Flores, el Barroso, San Gregorio,
Barranaca de Iguala, Los Pericos y El Potrero.
En
el Valle Luz, son otras siete localidades desplazadas; El real, Los Cajones,
Los Guajes, Cuadrilla, El Machero, El Carrizal y El Querengue; mientras que en
la zona serrana se cuentan al menos, Pericotepec, Los Encinos, Las Tunas,
Huerta Vieja y El Aguacate.
Informes
de los pueblos de la sierra, indican, que tras el ataque a miembros de la PGR,
Raybel Jacobo, se refugia en comunidades del municipio de Tlacotepec, donde ha
recuperado su relación con el grupo criminal de los Guerreros Unidos, desde
donde prepara su acecho a San Miguel Totolapan.
Por
la presencia de Los Tequileros, el municipio se encuentra dividido, en la parte
serrana y el valle, las cuales por su geografía no tienen comunicación, y el
ayuntamiento ha optado por establecer una segunda cabecera municipal, en la
comunidad de Linda Vista.
“Tequileros”
involucrados en la desaparición delos 43
El
grupo criminal que lidera Raybel Jacobo de Almonte, alias el Tequilero, es en
realidad una célula del cartel conocido como Guerreros Unidos (GU), que cuando
estuvo bajo el mando de un personaje identificado como Vicente Popoca, habría
participado en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
De
acuerdo a pobladores de San Miguel, tras la desaparición de los normalistas en
Iguala, el 27 de septiembre, hubo “movimiento”, en las inmediaciones de La Gavia,
de donde es oriundo Raybel Jacobo y, donde creen que hay fosas clandestinas en
las que podrían estar sepultados los estudiantes.
Miembros
de la autodefensa de San Miguel, identificaron a un grupo que en 2014 estaba
bajo el mando de Vicente Popoca, como “los mata normalistas”, y tras la captura
de algunos de estos por los propios autodefensa a inicios de este año,
explicaron que les llamaban así porque ellos habían asesinado a los 43
estudiantes de Ayotzinapa.
Luego
obtuvieron indicios, dijeron, de que los estudiantes pudieron haber sido
sacados de Cocula por caminos rurales entre la Sierra, hasta llegar a las
inmediaciones de La Gavia, pueblo de El Tequilero, quien tiempo después habría
asesinado a quien era su jefe en GU, Vicente Popoca.
Dijeron
que se podría corroborar la relación de estos personajes con la desaparición de
los 43 y la masacre del 26 de septiembre en Iguala, porque en narcomantas que
aparecieron en Iguala, Popoca fue señalado directamente.
Al
consultar archivos de este y otros medios informativos, se pudo corroborar que
en narcomensajes colocados en Iguala, en octubre de 2014, aparece el nombre de
“chente Popoca”, quien se cree, sería el ex líder de Raybel Jacobo de Almonte.
Por
ejemplo, en octubre de ese mismo año, previo a la detención de Sidronio
Casarrubias, fundador y uno de los máximos líderes de GU, apareció una
narcomantas en una barda de la colonia San José, en la que se señala a los
hermanos de Mario Casarrubias Salgado, la banda de “Los Peques”, como
responsables de la masacre y desaparición de normalistas, pero también se
involucra a Vicente Popoca y, se señalan a 8 alcaldes de la región norte y el
diputado Héctor Vicario Castrejón, de apoyar a GU.
“Sabemos
que los responsables son los hermanos Casarrubias Salgado, Adán (El Jitomate),
Ángel (El Mochomo), Sidronio (El Chino), junto con los hermanos Benítez
Palacios, Oziel (El Oso), Víctor Hugo (El Tilo), Mateo (El Gordo), Salvador
(Chava) Reynaldo (Rey), El Cholo Palacios, también Gil, May, Chente Popoca y La
Veva”, indicaba el mensaje atribuido a El Choky.
Otra
parte del texto, indicaba: “Señor presidente, quiere nombres? Taxco: Salomón
Majul González y Eruviel Salado Sánchez; Ixtapan de la Sal: Ignacio Ávila
Navarrete y Efraín Pedroza Flores; Iguala: José Luis Abarca Velazquez y
Francisco Valladares; Huitzuco: Héctor Vicario Castrejón, Norberto Figueroa
Almozo, Javier Duarte Núñez y Marcelo Villalba Adame; Tepecoacuilco: Antonio
Galarza Zavaleta; Cocula: César Miguel Peñaloza; Teloloapan: Ignacio
Valladares; Apaxtla: Efraín Peña Damasio. Estos son el grupo que conforma
Guerreros Unidos”.
La
narcomanta era dirigida al presidente Enrique Peña Nieto, sin que hasta la
fecha se conozca el curso de la investigación correspondiente.
Autodefensa
de terror
Han
sido tres años de terror para los habitantes de San Miguel Totolapan y sus
comunidades, por el asedio constante de Raybel Jacobo de Almonte “El
Tequilero”, a los que el grupo de autodefensa conformado este lunes busca poner
fin.
Desde
2013, cuando Raybel Jacobo se separó del grupo delictivo “La Familia
Michoacana”. Hizo del secuestro su modo de subsistir y tomó como rehenes a los
municipios de Arcelia, San Miguel Totolapan y Ajuchitlán del Progreso.
Los
secuestros masivos han sido su especialidad, cobrando rescates de 200 mil pesos
y hasta medio millón de pesos, que quienes no han podido pagarlo en efectivo,
lo han hecho con su vida, así lo relataron pobladores de San Miguel, para pedir
la urgente intervención del Gobierno del Estado.
Este
lunes, para poner fin a esta ola de atropellos, pobladores de la cabecera
municipal se levantaron en armas, sitiaron la población y detuvieron a unas 15
personas, que fungían como informantes de dicho grupo criminal.
Entre
los detenidos, están la madre de “El Tequilero”, la señora, María Félix de
Almonte y la regidora del PRI, Carmen Barrera Navarro, quienes junto con el
resto fueron recluidas en la comandancia municipal, ubicada en el centro de San
Miguel.
Previo
al levantamiento armado, decenas de personas habían sido víctimas de secuestros
en este municipio, extorsionados, amenazados por esta célula delincuencial, y
unas 50 familias tuvieron que huir del municipio en los últimos tres años,
dejando todo su patrimonio.
Hasta
la comandancia municipal, donde se encuentra la principal concentración del
movimiento, durante las últimas 24 horas han llegado decenas de víctimas para
pedir ayuda, algunos tienen familiares desaparecidos, otros secuestrados y
algunos sólo por simpatía con el movimiento en busca de la paz para su
municipio.
Desesperada,
la señora, Sonia de la Cruz Monterrubio, llegó hasta la base de la autodefensa,
narró como hace cinco meses su hijo de 22 años fue secuestrado; durante varios
días trabajo y pidió prestado para reunir la cantidad de 200 mil pesos que “Los
Tequileros” le exigían, pero no lo logró.
En
dos ocasiones entregó 20 mil pesos a los miembros de este grupo, esperando
recuperar con vida a su hijo, pero pasados unos días le informaron que ya lo
habían matado, aunque en estos cinco meses lo ha buscado sin éxito, y pide que
al menos le digan dónde está el cuerpo, para darle sepultura.
Lamentó
que durante estos tres años que ha durado el asedio de la delincuencia
organizada, ninguna autoridad ha sido capaz de frenarlo, y al contrario, han
sido testigos de cómo el Ejército ha protegido a este grupo criminal, y ninguna
otra corporación hace presencia en el municipio.
Desde
hace varios meses la situación es crítica, las tiendas ya no suben sus
cortinas, las escuelas no abren sus puertas, el comercio está paralizado, y ya
se sufre la escasez de comida y víveres.
La
última semana, luego de que se retiró el operativo que implementó la Fiscalía
General del Estado en Coordinación con el Ejército y la Procuraduría de
Michoacán, el transporte público se suspendió “estamos aislados, estamos
secuestrados en nuestra propia casa, no nos podemos mover a ningún lado”,
expresó una mujer de avanzada edad, al tiempo que rompió en llanto.
En
la cabecera municipal de San Miguel Totolapan, hay más de cien viviendas
vacías, en ruinas, otras fueron quemadas, y algunas más, estaban en posesión de
los tequileros, de las familias que huyeron, que estiman en un 30 por ciento de
la población total, nada se sabe.
El
movimiento, hizo un llamado a estas familias que huyeron, a que regresen, se
unan a la autodefensa y hagan frente a este fenómeno de la delincuencia, para
regresar la localidad a la normalidad.
El
secuestro de Isauro Paz, ingeniero de profesión, detonó el hartazgo de la
población, y amagan con no parar este movimiento, hasta dar con el paradero de
Raybell, o que se entregue a las autoridades.
El
diálogo con las autoridades del Estado fue infructuoso. Las peticiones fueron
que el gobernador acuda a la cabecera municipal, y que se nombre un comisionado
de seguridad para la Región de Tierra Caliente, al ver rebasados los gobiernos
municipales y una vez que el estado no ha podido poner “orden y paz” como lo
prometió en campaña.
Cuando
se informaba sobre estos resultados de la reunión, una mujer de alrededor de 60
años interrumpió.
“Hombres
armados llegaron hasta mi domicilio, donde tenemos una tienda, estaba con mi
esposo y mi nieta de 11 meses, llegaron y mataron a mi esposo, sin decir nada,
solo dispararon, iban vestidos de militares, él no le hacía daño a nadie, sólo
abusan de nosotros porque no decimos nada”, dijo.
Ella,
dice haber perdido la confianza en todo tipo de corporaciones policiacas,
lamenta que el gobierno se quede de brazos cruzados ante esta ola de terror que
están viviendo las familias de San Miguel y sus pueblos.
“Sacan
dinero a gente que no tiene ni un cinco, uno trabajando día a día para
mantenerse, no tienen consideración, aparte de que nos quitan el dinero, nos
matan a la gente, siempre hemos trabajado no hemos robado nunca para comer,
para que otro nos arrebate la vida y el dinero nomás porque siente cabrón”,
reclamó.
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